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Cómo ayudar a alguien a salir de la depresión

Muchas veces definimos nuestro estado de ánimo triste o desmotivado como: “estoy deprimido” o “me deprimo con…”. Este tipo de terminología puede ofrecer una idea equivocada de lo que realmente es una depresión. Pasar por un estado anímico “bajo” es muy distinto a tener una depresión mayor u otro trastorno del estado de ánimo que podamos diagnosticar los profesionales de la salud mental.

La Depresión es una enfermedad. Algunos de los signos que lo evidencian son el sentimiento de tristeza, el decaimiento emocional, la falta de energía vital, la pérdida de interés por aquellas cosas que antes hacían disfrutar y la proliferación de pensamientos negativos.

Esta semana, el equipo del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos explica la diferencia entre depresión y estado anímico depresivo y nos ofrece algunas pautas básicas para ayudar a alguien a salir de la depresión.

¿Cómo podemos detectar una depresión?

La depresión interfiere notablemente en la vida del individuo, afectando directamente a su capacidad por organizarse, asumir responsabilidades, decidir, relacionarse con los demás y disfrutar.

Entre los principales síntomas que pueden despertar una alerta y advertirnos de la necesidad de consultar a un profesional encontramos:

  • Estado de ánimo triste, ansioso o de “vacío” la mayor parte del día.
  • Disminución del interés o placer en las actividades de las que antes se disfrutaba.
  • Sentimientos de culpa y/o inutilidad excesivos o inapropiado.
  • Sentimientos de desesperación o pesimismo.
  • Disminución de la energía o sensación de fatiga la mayor parte del día.
  • Dificultad para concentrarse, pensar, recordar o tomar decisiones.
  • Insomnio o hipersomnia cada día.
  • Pérdida o aumento de peso o bien del hambre.
  • Agitación o enlenticimiento psicomotor casi todo el día.
  • Pensamientos de muerte o de suicidio.

¿Qué diferencia una depresión de un estado anímico depresivo?

Tal y como hemos visto son muchos los aspectos que diferencian una depresión mayor de un estado anímico depresivo. A grandes rasgos, el aislamiento y los pensamientos negativos y destructivos son dos de los principales protagonistas.

Concretamente, cuando hablamos de pensamientos negativos y destructivos nos referimos a mensajes reiterativos que infravaloran y anulan al individuo (“no soy capaz de”, “no puedo”, “no valgo suficiente”, etc.) así como alertas relacionadas con lo catastrófico (“algo malo va a suceder”, “temo que le ocurra algo a…”, “y si todo sale mal…”, etc.).

El sentimiento de incapacidad dificulta que el individuo interaccione con los demás y se desenvuelva de un modo funcional en los distintos contextos vitales. El resultado son conductas de aislamiento tales como dejar de quedar y hacer planes, pasar horas en el sofá o en la cama, no responder a llamadas de familiares y amigos, etc.

A alguien que sufre una depresión, ¿es posible ayudarle a salir?

Sí, aún no ser una tarea fácil. El aislamiento es muy difícil de romper. La persona que sufre una depresión mayor no cree en ella misma y no se siente capaz de cambiar su estado. Poco a poco, la inactividad genera un aumento de los miedos y dificulta recuperar el placer por las relaciones.

Para ayudar a alguien a salir de una depresión debemos tener en cuenta todas las dificultades que envuelven a la persona afectada. La desconexión social en la que se ve claramente envuelta aumenta los pensamientos negativos y genera un bucle de ansiedad y malestar. Por este motivo, es primordial comprender los mecanismos que retroalimentan el aislamiento (no responder a llamadas, no proponer planes, no cumplir con citas y quehaceres, etc.) y evitar responder con más incomunicación (“como ella no me llama, yo tampoco lo hago” o “espero que sea él quien me diga algo”).

Así pues, como amigo o familiar, en estos casos, ¿cómo puedes ayudar?

El sufrimiento de la persona que padece una depresión, habitualmente, es un sufrimiento silencioso. Acompañarle en la búsqueda de soluciones pasa, en primer lugar, por la consulta con un profesional. Así pues, el primer paso no es saber cómo salir de la depresión sino detectar su existencia y su razón de ser de la mano de un tratamiento específico.

Concretamente, la figura del psicólogo, ¿cómo ayuda en el tratamiento de la depresión?

La depresión mayor puede definirse como “un gran caos”. Empezar a ordenar temas y establecer un orden de prioridades es uno de los primeros objetivos. Hacer frente a un “todo” parece imposible; dividir aquel todo en pequeñas partes ayuda al individuo a identificar qué está sucediendo y poner nombre a aquellos aspectos que conforman su malestar.

Por otro lado, trabajar las excepciones es un punto importante. La persona que sufre una depresión tiene en mente únicamente aquello que no funciona pero, ¿qué ocurre con aquello que sí va bien? El terapeuta tiene como objetivo ampliar la visión del mundo del paciente integrando la parte de realidad que queda ofuscada por el trastorno depresivo.

Dicho esto, el primer paso es identificar que algo no funciona y decidir que es necesario un cambio. Acompañar a la persona afectada en este proceso y consultar a un profesional es fundamental para comprender qué está sucediendo e iniciar un tratamiento adecuado. La terapia siempre buscará los mecanismos necesarios para disminuir la sintomatología depresiva y restablecer el bienestar a partir de entrenar los recursos propios del paciente.

Mª Teresa Mata
Psicóloga Barcelona

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