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Adicción sexual

¿Qué es la adicción sexual?

Podemos hablar de adicción sexual cuando una actividad normal se transforma en obsesiva, hasta el punto que el comportamiento está fuera de control. Ésta está catalogada como un “proceso” de adicción. Un adicto sexual se ve obligado a menudo a incrementar sus conductas sexuales, a pesar de los problemas que ello le pueda causar en su vida personal, social y laboral. Los adictos sexuales suelen darle más importancia al sexo que a la familia, amigos y trabajo.

¿Cómo puede el sexo volverse adictivo?

El sexo puede volverse adictivo de la misma forma que el alcohol o las sustancias. Durante el sexo, nuestros cerebros liberan una serie de químicos que nos hacen sentir bien. Esto es lo que nos puede crear adicción y puede llevarnos a la obsesión de tener más relaciones sexuales. Como pasa con el resto de adicciones, el cuerpo se acostumbra a estos químicos, por lo que se necesita incrementar la cantidad de sexo para llegar a la misma excitación.

Muchos adictos al sexo confirman que sus hábitos sexuales han sido producto de un proceso progresivo. Su adicción sexual pudo empezar con una adicción a la masturbación, pornografía, o relaciones, pero a lo largo de los años progresa a conductas más peligrosas. En casos extremos, la adicción sexual puede involucrar asedio, violación e incluso asesinato.

Durante los bajones de necesidad sexual, el adicto suele sentir vergüenza, arrepentimiento, remordimiento y ansiedad. Los adictos al sexo se suelen sentir solos, aislados y sin fuerzas para cambiar su conducta. Suelen encontrar en el sexo un escape de estos sentimientos.

Estadísticas de adicción sexual

Un estudio de adictos sexuales reveló que a causa de su comportamiento:

  • Un 70% tuvieron serios problemas con su relación
  • Un 40% perdieron a su pareja
  • Un 27% perdieron oportunidades laborales
  • Un 40% experimentaron embarazos no deseados
  • Un 72% sufrieron obsesión con el suicidio
  • Un 17% intentaron suicidarse
  • Un 68% fueron expuestos a enfermedades de transmisión sexual

Hay muchas formas diferentes de adicción sexual. Las más comunes son las siguientes:

  • Uso de pornografía excesiva
  • Masturbación compulsiva
  • Exhibicionismo
  • Voyeurismo
  • Fetiches
  • Conductas sexuales de riesgo
  • Prostitución
  • Sexo telefónico
  • Sexo por internet
  • Múltiples aventuras
  • Encuentros sexuales anónimos
  • Acoso sexual

La sexualidad es una energía vital que nos acompaña durante toda la vida y nos impulsa hacia el crecimiento y el equilibrio interior, pero también puede convertirse en una sustancia que permita descargar o compensar esos sentimientos negativos.

Hoy en día, lo que antiguamente era considerado como un desorden psicológico exclusivamente femenino caracterizado por una libido muy activa y una obsesión con el sexo, otorgándole el nombre de ninfomanía (furor uterino) y lo que en su versión masculina era llamado satiriasis y quien la padecía se le denominaba sátiro, son substituidos por el término Hipersexualidad.

La creencia de una vida sexual sumamente activa está más ligada al placer que el resto de los mortales es un hecho. Sin duda, hay que diferenciar el placer asociado al bienestar, y aquel que difiere y provoca malestar y culpa. La línea divisoria que distingue una actividad placentera y la que lo aleja está sujeta al debate, y constantemente se pone en duda si puede existir y es necesario ese umbral diagnóstico.

Lo que si tenemos claro, es que el deseo sexual varía considerablemente en las personas, edades, mujeres y hombres, profesiones…etc.; lo que una persona considera como deseo sexual normal podría ser entendido por otro como excesivo y por otros como bajo. Por lo tanto, es importante remarcar que una hipersexualidad definida como desorden, es aquella que provoca que su comportamiento cause incomodidad o impida un funcionamiento social adaptativo.

Como también hoy en día se intenta remarcar, y aunque parezca que haya pasado de moda, no lo está, el poder hablar de práctica usual de diversas actitudes sexuales (masturbación, pornografía, infidelidad, etc.) y que no implican necesariamente “a priori” ningún tipo de desorden ni adicción al sexo. No se trata de “psicopatolizar” todo comportamiento, sino de distinguir entre aquello adaptativo y desadaptativo.

Esta conducta que entrelaza la fusión entre excesiva necesidad de estimulación sexual y problemas y dificultades laborales, familiares, económicas y sociales y de interacción interpersonal es la que creemos de importante relevancia entre una vida placentera y una vida que gire en torno al deseo y/o actividad sexual.

La hipersexualidad es una de las dependencias menos conocidas y visibles, puesto que las personas que lo padecen suelen mantenerlo oculto y disimularlo, sobre todo con las personas conocidas (con las que se muestran incluso como tímidos). Se estima que hasta el 6% de la población lo padece, y que sólo el 2% de los afectados son mujeres.

No por eso hay que menospreciarla, una dificultad compartida puede ayudar a convertirse en un aprendizaje hacia lo satisfactorio y placentero dentro de las relaciones personales.

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