Los problemas de pareja relacionados con la familia política son protagonistas en terapia de pareja. El malestar fruto de sentimientos de incomprensión (muchas veces debido a la propia evitación del problema) generan serios conflictos comunicativos dentro de la pareja.
Esta semana, el equipo del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos ofrece algunos consejos para tratar los problemas de pareja relacionados con la familia política.
¿Cómo se solucionan los problemas de pareja relacionados con la familia política?
En primer lugar, como todos los problemas: desde el análisis y la comunicación.
La comunicación y el pacto dentro de la pareja es fundamental para organizar la información y hacer frente a la situación. Por este motivo, aquellos temas que preocupen a uno o a ambos miembros es primordial estructurarlos desde el núcleo en lugar de exponerlos y tratarlos de forma individual.
Para ello es importante no ser reactivos a aquellas actitudes que se reciben desde el disgusto y el malestar. Desde Psicoterapia promovemos la autoexpresión del malestar dentro de la pareja con el objetivo de buscar un modo de atender a aquel tema que tanto preocupa a partir de la toma de conciencia.
Problemas más comunes con la familia política
La mayoría de problemas de pareja relacionados con la familia política surgen como respuesta a un sentimiento de falta de escucha y comprensión. Desde terapia de pareja, cuando analizamos este tipo de cuestiones, nos damos cuenta de la cantidad de información que se ha omitido durante mucho tiempo y cómo dicha información ha encontrado un canal de expresión dentro de la relación.
Entre los problemas de pareja más comunes con la familia política destacan la ausencia de límites que preserven la intimidad y las dinámicas propias de la pareja (Ej.: “tu familia decide qué, cuándo y cómo”) y las comparaciones (Ej.: “me tratan distinto” o “tu hermano/a sí hace, sí deja de hacer, sí le permiten, etc.”).
¿Dónde está la solución?
La solución está dentro de la pareja, no fuera. Habitualmente, las acciones que se llevan a cabo buscan cambiar al otro (por ejemplo el cuñado/a, suegro/a, etc.). La propuesta desde Psicología parte de una idea clara: No tomar un exceso de responsabilidad y comprender la realidad personal y ajena como un equipo. Esta visión de equipo permite sentirse acompañado y apoyado en cuestiones que, lamentablemente, serán difíciles de cambiar (de lo contrario nos haremos cargo de temas que están fuera de nuestro alcance).
Ahora bien, lo que sí depende de nosotros es el enfoque que tomemos en cada momento. Por este motivo, lo que sí puede variar es la visión que tengamos de los conflictos y el posicionamiento que manifestemos (los famosos límites).
Muchas veces los límites constructivos, aquellos que expresan una disconformidad y abren la puerta a otra opción, son una fuente de conexión (todo lo contrario a lo que la mayoría cree).
¿Por qué?
Sin el límite, la ansiedad y el malestar aumentan y la situación de desestructura aún más, llegando a traspasar fronteras y afectar a otros contextos y situaciones. Para mantener una relación sana muchas veces es necesario proponer otros modos de relacionarnos.
Los límites asertivos expresan nuestras necesidades y respetan las necesidades de los demás. Ser asertivos permite que los otros conozcan nuestro estado y facilita que lo comprendan (no lo asegura). Ser asertivos ayuda a que, entre todos, busquemos el mejor modo de convivir.
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