Esta semana, desde INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, invitamos a todo psicólogo a reflexionar sobre el mensaje que transmite la siguiente historia, ¿cuándo has necesitado pedir ayuda externa?:
“Todos los psicólogos, al igual que el resto de profesionales, tenemos un rol personal y un rol laboral”.
“Como terapeuta, parte de nuestro trabajo consiste en facilitar al paciente las herramientas necesarias para lograr sus metas. Para ello, mantenemos una posición objetiva que nos facilita el análisis del problema. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando somos nosotros los que tenemos un conflicto del que no sabemos tomar distancia? ¿Debe el psicólogo pedir ayuda externa?”
¿Qué nos transmite esta historia?
Todos los psicólogos, al igual que el resto de profesionales, tenemos un rol personal y un rol laboral. De hecho, una figura influye directamente sobre la otra, del mismo modo que lo hacen el resto de facetas del “yo” que nos definen: el rol pareja, el rol amigo, el rol hijo, etc.
Como terapeutas, nuestro objetivo es facilitar las herramientas que necesita el paciente para que pueda así lograr sus objetivos y conseguir una vida saludable y funcional en la medida de lo posible. Esta tarea nos posiciona en un lugar altamente enriquecedor, ya que nutrimos y nos nutrimos de la experiencia de vida de las personas que acuden a consulta.
Todo ello es posible porque adoptamos una posición objetiva sobre el problema del otro, una visión que nos proporciona perspectiva y posibilita la tarea facilitadora de recursos que comentábamos.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando somos nosotros los que tenemos un problema del que no sabemos tomar distancia?
La historia de este terapeuta muestra la necesidad que todos tenemos de pedir ayuda externa y realizar un trabajo personal que nos conduzca hacia el cambio.
¿Cómo el psicólogo puede detectar aquellos aspectos que le resultan costosos de solucionar?
Nosotros creemos que el trabajo personal crea a grandes profesionales. De hecho, desde nuestros cursos de formación y talleres animamos a los psicólogos a detectar dificultades personales y atenderlas con el objetivo de ganar practicidad sobre su propia gestión emocional.
El protagonista de la historia de hoy es un gran ejemplo a seguir: todos necesitamos ponernos las cosas fáciles; para el psicólogo, una ayuda externa, en ocasiones, puede ser una buena solución.
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