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Los duelos desautorizados

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En esta ocasión, Pedro Juan Clavero, psicólogo colaborador del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos recuerda brevemente en qué consiste el proceso de duelo y centra especialmente la atención en los duelos desautorizados.

El duelo es un proceso natural.  Es la reacción normal a un sentimiento de pérdida”.

Los duelos desautorizados resultan especialmente costosos dado que la persona no puede compartir con los demás su dolor”.

En post anteriores, Pedro Juan Clavero nos explicaba como, a lo largo de nuestra vida, en algún momento experimentamos el sentimiento de pérdida, bien sea a consecuencia del fallecimiento de un ser querido, como resultado de una separación permanente (por ejemplo un divorcio), tras un cambio de residencia, una jubilación, etc.

Sea cual sea el tipo de pérdida, respondemos a ésta poniendo en marcha lo que llamamos el proceso de duelo, un proceso natural que queda reflejado en las diferentes dimensiones del ser humano: la dimensión física, la cognitiva, la emocional y la conductual.

 

Para entrar en materia, ¿podrías explicarnos en qué consiste un proceso de duelo?

El proceso de duelo es un proceso natural, es la reacción normal a un sentimiento de pérdida.

Existen muchos tipos de duelo: los duelos por muerte de un ser querido, los duelos afectivos como un divorcio, los duelos vitales como el nido vacío, los duelos sociales como la pérdida de un trabajo, etc.

Sea del tipo que sea, la elaboración del duelo consiste en pasar por diferentes fases y realizar toda una serie de tareas.

 

¿Cuáles son las fases de un duelo?

De un modo claro y resumido a continuación enumeramos las distintas fases del proceso de duelo (Parkes 1993):

–  El proceso empieza por una fase de desconcierto o embotamiento en la que domina una sensación de irrealidad e incredulidad sobre lo ocurrido.

–  Le sigue la fase de anhelo y búsqueda de la pérdida con un intenso sentimiento de añoranza que se alterna con episodios de ansiedad y tensión.

–  Posteriormente, se observa una fase de desorganización y desesperación en la que se experimenta un ánimo deprimido más profundo.

–  Y, finalmente, aparece una fase de reorganización y recuperación, en la que el estado de ánimo mejora y se comienza a mirar hacia el futuro de un modo positivo.

El paso por estas fases no es secuencial, es decir, no se completa una fase y se pasa a la siguiente.  La persona en duelo va de una fase a otra en función de sus características personales, de su contexto y de sus circunstancias vitales.

 

Nos hablas de la realización de tareas, ¿a qué te refieres con ello?

Elaborar el duelo implica llevar a cabo toda una serie de tareas que requieren de un papel activo por parte del doliente.  Estas tareas son:

Aceptar la realidad de la pérdida, experimentar el dolor, adaptarse a las nuevas circunstancias, reubicar emocionalmente a la persona perdida y mirar hacia el futuro.

Al igual que ocurre con la fases, la experiencia clínica muestra que estas tareas se llevan a cabo de forma simultanea, siguiendo el orden genuino de la persona que esta viviendo el duelo.

De entrada, aún tratarse de un proceso complejo, la ejecución de todas estas tareas y la superación de las distintas etapas no tiene porqué verse limitada dado que, tal y como hemos anunciado, se trata de un proceso natural.  Ahora bien, en algunos casos sí pueden aparecer importantes dificultades que entorpezcan el proceso e, incluso, lo imposibiliten.

 

¿De qué casos estaríamos hablando?

La elaboración del proceso de duelo puede manifestar dificultades cuando al individuo le acompañan factores de riesgo (por ejemplo, una depresión mayor).  Así mismo, las propias características del proceso de duelo pueden determinar su dificultad.  Entre los duelos que en ocasiones presentan especial complejidad destacamos los duelos desautorizados.

 

¿Qué son los duelos desautorizados?

Los duelos desautorizados son aquellos en los que la persona doliente no recibe el apoyo que aparecería en otros tipos de duelo.  Para entenderlo mejor quizás resulte de ayuda exponer algunos duelos desautorizados.

El duelo perinatal es un ejemplo de duelo desautorizado.  La mujer y la pareja que han perdido el hijo reciben, por parte de sus allegados (familiares, amigos, vecinos), ánimos y soporte con el objetivo de dejar atrás lo ocurrido y centrarse en una futura posibilidad de embarazo.  Con ello, muchas personas sienten que no pueden elaborar dicha pérdida; lo esperado por los demás es volver a estar animados e ir en búsqueda de un nuevo intento.

Otro ejemplo es la pérdida de un amante.  En este caso, el duelo no puede llevarse a cabo dado que la relación se vivía en secreto.  La persona que pierde al amante no puede expresar cómo se siente, compartir el dolor con la familia del fallecido, etc.

Y otro ejemplo de duelo desautorizado es el duelo de un ex-cónyuge.  Quizás la persona desea acompañar (por ejemplo en el diagnóstico de una enfermedad oncológica) al enfermo, pero resulta imposible dado que esta persona ha rehecho su vida y ha consolidado una nueva familia en la que la figura de la ex-mujer o el ex-marido no tiene cabida.

 

¿Los duelos desautorizados son frecuentes en terapia?

Sí.  De hecho, gran parte de los procesos de duelo que tratamos en consulta son procesos de duelo desautorizados.  Tal y como comentábamos en el preámbulo de esta entrevista, el duelo afecta a la totalidad de la persona y esto hace que, aún ser una respuesta natural, sea un proceso complejo.  Por supuesto, si se trata de un proceso de duelo desautorizado las dificultades son mucho mayores.  Las etapas y tareas quedan en parte “vetadas”.

 

¿Qué puede resultar de ayuda en estos casos?

Uno de los principales objetivos es proporcionar el espacio necesario para elaborar aquellas emociones que han sido “prohibidas” con el objetivo de integrar aquel capítulo de vida y no dejarlo como tarea pendiente o inacabada.

Cuando abordamos un duelo desde Psicología, podemos hacerlo de dos modos:

Si se trata de un duelo natural, el punto fundamental es el asesoramiento, es decir, facilitar el proceso de duelo normal.  Si existe algún tipo de dificultad, el terapeuta ofrece los recursos y el apoyo necesarios para continuar.

En casos más complicados donde existen factores de riesgo y elementos que dificultan el duelo y provocan que la clínica sea más evidente, es importante iniciar un proceso psicoterapéutico acompañado, si es necesario, de tratamiento farmacológico.

Muchas gracias Pedro.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata

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