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La realidad del trastorno de personalidad por evitación (TPE)

“Las personas con un trastorno de personalidad por evitación prefieren estar solas antes que correr el riesgo a ser rechazadas o abandonadas”.

“A la hora de tomar decisiones y demostrar iniciativa, pueden presentar dificultades debido a la falta de confianza”.

“Es distinto un trastorno de personalidad por evitación que un estilo de personalidad evitativo”.

En la siguiente entrevista, Mª Teresa Mata, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos presenta el Trastorno de personalidad por evitación y nos expone las dificultades a las que se enfrentan diariamente las personas que conviven con él.

 

¿Qué caracteriza al trastorno de personalidad por evitación?

El trastorno de personalidad por evitación (TPE) se caracteriza por un patrón de inhibición social, sentimientos de incapacidad e hipersensibilidad a la evaluación negativa.

Por ello, las personas que lo sufren tratan de esquivar trabajos u otras actividades en grupo, por miedo a ser criticados y rechazados, son reacias a implicarse con otras personas si no están seguras que van a agradar, se alejan de las relaciones íntimas por temor a ser avergonzadas o ridiculizadas, están inhibidas en situaciones personales nuevas debido a un importante sentimiento de incapacidad, se ven a sí mismas como ineptas e inferiores, creen que su personalidad no va a despertar interés en los demás, temen continuamente quedar en evidencia (por ejemplo por sonrojarse, decir algo fuera de lugar), etc.

 

¿Qué diferencia un trastorno de personalidad por evitación de un estilo de personalidad evitativo?

Esta puntualización es básica puesto que es muy distinto un trastorno de personalidad por evitación y un estilo de personalidad evitativo:

A grandes rasgos, las personas que sufren un trastorno de personalidad (y aquí podemos englobar cualquier tipo), presentan un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y comportamiento que afectará gravemente la funcionalidad de los distintos contextos vitales (personal, profesional y social).

Una persona que presente un estilo de personalidad evitativo, exhibirá ciertas dificultades en su día a día, pero sus patrones no serán inflexibles y desadaptativos.

 

Entonces, ¿qué caracterizaría a un estilo de personalidad evitativo?

Las personas con un estilo de personalidad evitativo son prudentes, consideradas, tímidas y reservadas.  Prefieren la familiaridad del hábito, de aquello que conocen y repiten a diario, y no soportan la novedad aunque pueda aportarles beneficios claros.  Se sienten cercanas a la familia y a los amigos, tienden a ser personas  que se alejan de las fiestas y las relaciones sociales espontaneas con desconocidos.  A la hora de tomar decisiones y demostrar iniciativa, pueden presentar dificultades debido a la falta de confianza (por ejemplo, para dar salida a un proyecto propio), hecho que en ocasiones se exterioriza con una elevada desmotivación y falta de energía.  Por otro lado,  habitualmente les resulta embarazoso expresar desacuerdo y ser asertivos por miedo a perder el apoyo y la aprobación de los demás.

 

Concretamente, en un trastorno de personalidad por evitación.

 ¿qué dificultades concretas puede manifestar una persona a la hora de establecer relaciones íntimas?

En realidad muchas.  Las personas con TPE conectan continuamente con sus propias limitaciones, hecho que afecta directamente a su autoestima y, a no ser que estén seguras de gustar y ser aceptadas por el otro, rechazan el acercamiento por miedo a ser ellas las rechazadas.  En resumen podríamos decir que prefieren estar solas antes que correr el riesgo.

Les resulta muy difícil reconocer sus virtudes y visualizarse como personas atractivas; creen que nunca estarán a la altura y que resultarán aburridas y poco interesantes.

Con esta carga de pensamientos negativos, es complicado que establezcan relaciones íntimas y aún más de tipo amoroso: si despiertan interés, mostrarán una actitud fría y distante, e intentarán convencerse de que, en realidad, cuando las conozcan bien serán rechazadas.

El miedo al rechazo y al ser abandonadas las convierte en altamente dependientes de aquellas personas con quien sí han podido establecer una relación cercana.  Por este motivo, el trastorno de personalidad por evitación a menudo se diagnostica junto con el trastorno de la personalidad por dependencia, todo ello acompañado de una elevada ansiedad por miedo a la pérdida.

 

¿Qué otros aspectos pueden dificultar las relaciones sociales?

Un elemento clave es la evaluación incorrecta de reacciones o mensajes que brindan los demás.  Habitualmente interpretan respuestas neutras o positivas como negativas.  Por ejemplo, si alguien les felicita, elogia o admira, creen que lo hace por compromiso; si alguien les piropea con un mensaje, creen que lo hace por pena.

Otro ejemplo puede ser una “no respuesta” o respuesta neutra ante el resultado de una tarea; al no existir una felicitación, confirman la creencia de “no lo he hecho bien”, “no gusta lo que hago”, “no soy bueno/a en mi trabajo”,  “hablarán mal de mí por ello y me ridiculizaran”, etc.

Todo ello aumenta la voz autocrítica y la “mochila” de pensamientos negativos que ya anunciábamos.

Tal  y como hemos podido observar, son muchas las dificultades a las que hacer frente.  Las personas con TPE presentan un alto nivel de sufrimiento asociado a elevadas tasas de sintomatología ansiosa y depresiva.  Con la ayuda de un equipo multidisciplinar compuesto por psiquiatras y psicoterapeutas este sufrimiento puede disminuir.

 

Muchas gracias Mª Teresa.

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