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¿Retirar ya el pañal a mi niño? ¿Cómo lo hago?

131- Entrevista Isa retirada del panal_ 14790157_sEl verano es un buen momento para  retirar del pañal.  Aprovechamos una época de calor, baños en la piscina y más tiempo por parte de la familia, para ayudar al niño a controlar los esfínteres y coger el hábito de “ir al lavabo”.  A veces el proceso resulta difícil, y, sin darnos cuenta, podemos entrar en una dinámica negativa que sólo alargue este período.

 

En la siguiente entrevista, Isabel Vargas, psicóloga infantil colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos ofrece orientación y algunas pautas para conseguir este objetivo de forma efectiva.

 

¿Cuál es la mejor edad para retirar el pañal? 

Sobre los 24 meses los niños están preparados física y cognitivamente para retirar el pañal.  Igualmente, esta edad puede variar; algunos niños a los 18 meses ya están listos, otros lo consiguen casi a los 3 años.  Esta preparación tiene que ver con factores físicos, intelectuales, psicológicos y de madurez social.

El control del intestino y la vejiga se desarrollan gradualmente.  La secuencia normal es: la continencia fecal nocturna, la continencia fecal diurna, el control diurno de la vejiga y el control nocturno de la misma.

Algunas señales físicas que podemos detectar y valorar para un buen desarrollo son la capacidad de permanecer seco durante periodos de tres horas, hacer bastante cantidad de orina, la morfología de sus deposiciones, el momento del día que las realiza, la regularidad, etc.  Otros factores que ayudarán a presentar mayor avance en este proceso son el desarrollo motor (que se desplace, que pueda permanecer sentado, etc.), el deseo de autonomía (hacer las cosas solo) o la actitud colaboradora.

 

¿Por qué retirar el pañal durante el verano?

Para retirar el pañal no sólo tendremos en cuenta cuál es la mejor edad para el niño, sino también cuál es el mejor momento para la familia.  Retirar el pañal implica que el pequeño no tenga una protección y ensucie la ropa con frecuencia.  El verano es una época en que las prendas son mínimas, el niño va “fresquito” y todo ello facilita la detección del inicio de la micción o la defecación, hecho que permite acompañarle al lavabo con inmediatez.  Por otro lado, las familias suelen tener más tiempo, están más predispuestas.

 

¿Por qué dicen que es tan duro y difícil este momento?

 Tenemos que tener en cuenta que es un proceso que requiere atención, tiempo, dedicación, paciencia, y ánimo por parte de la familia.  Por otra parte, le estamos pidiendo al niño pasar a un estadio de gran autonomía, un cambio de hábitos considerable.  Tener expectativas de alcanzar esta meta en un tiempo concreto presionará a los padres e, involuntariamente, al niño, contribuyendo a alargar este periodo y causar un sufrimiento innecesario.  Por ello, la marcha en este proceso la marcará el niño yla familia.

  Introducir algunos cambios y ser sensibles a las pequeñas mejorías puede alentar a los padres en este proceso.  Es importante no obsesionarse y confiar en que, más tarde o más temprano, el objetivo se conseguirá.

 

¿Cómo los padres pueden ayudar al niño? ¿Qué funciona y qué no?

Una vez decidido el momento, es importante escoger el método que mejor se  adapte a la familia y al niño.  Algunas orientaciones que pueden ayudar son:

  • Explicar al niño que, a partir de ahora, ya no necesitará los pañales y que haremos uso del lavabo y el orinal.
  • Explicar cómo procederemos de forma sencilla: cuando tenga pipi o caca, iremos rápidamente al lavabo y será allí donde lo haremos (especificar que lo acompañará un adulto: mamá, papá, etc.).
  • Una vez en el lavabo, reforzar al niño por el hecho de ir al lavabo o por acabar la micción o la defecación en él.  Celebrar el éxito, que vea que es divertido y emocionante; todo ello le ayudará a disfrutar del logro.  Podemos potenciar el refuerzo con un registro de pegatinas, concediendo un dulce, otro tipo de recompensas, etc.
  • Que el niño esté sin pañales el máximo tiempo posible puede favorecer la interiorización de este proceso y aumentar la confianza.
  • Acercar al niño al lavabo en otros momentos durante el día y reforzar que haga pipi en él.  Antes de ir a dormir, recordarle que es momento de ir al lavabo.
  • Trabajar los hábitos de autonomía (bajarse él los pantalones) y de limpieza en el niño (tirar de la cadena, lavarse las manos, etc.). Tener en cuenta nuestra figura como modelo en este proceso.
  • Debemos incrementar la demanda paulatinamente a medida que veamos los avances del niño.  Éstas demandas pueden concretarse en aumentar los espacios de retirada de pañal, ampliar los momentos sin pañal cuando estemos en la calle, pasar de estar en casa desnudo de cintura para abajo a ponerle pantalones, pasar a pedirle que haga más micción en el lavabo, etc.
  • Planificar cómo vamos a realizar este proceso, adaptar el entorno a espacios fáciles de limpiar, preparar el material que vamos a necesitar, marcar las primeras metas, etc.

Lo que NO ayuda para retirar el pañal

  • Gritarle, castigarle o avergonzarle por no haber hecho pipi o caca en el lavabo; estos episodios formarán parte del proceso.
  • Sucumbir a no llevarle al lavabo si el niño no quiere.  Es normal que no quiera, tenemos que tener claro cómo ayudarle y acompañarle para que existan avances.  Poco a poco se irá habituando.
  • Exigirle un ritmo o unos logros que no está preparado para asumir.  No tengamos prisas, avancemos a su ritmo.  Si vemos que exigimos una conducta que no hay forma de que siga, planteémonos si debemos pedirle menos. Mostrémonos flexibles y, si lo consideramos, dejemos este proceso para otro momento.

 

¿Y si los padres no lo consiguen?

Conseguir la retirada del pañal y que el niño vaya solito al lavabo es un proceso que se termina logrando, aunque implique otra temporalidad de la prevista inicialmente o seguir otras pautas.  No descartemos la ayuda profesional y el acompañamiento en este proceso, puede resultar de gran ayuda para obtener unos avances positivos y sin que supongan una alteración en la dinámica y la relación padres-hijos.

El profesional clínico también puede detectar posibles trastornos de eliminación como la enuresis o encopresis, y guiar a la familia y al niño a seguir un tratamiento efectivo.

Muchas gracias Isabel.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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