En esta entrevista nos habla sobre un elemento clave: el compromiso.
Según un estudio publicado en 2007 por el Instituto de Política Familiar, la cifra de divorcios se había triplicado en España en los últimos once años, y nos había colocado a la cabeza del ranking europeo. El estudio indicaba además que en el mes de Septiembre, seguido del mes de Enero, se concentraban el mayor número de rupturas; de ahí que a la vuelta del verano se hable tanto sobre los “divorcios postvacacionales”.
Esta semana, Marilén Barceló, Dra. en Psicología terapeuta del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos explica por qué muchas parejas rompen su relación tras las vacaciones y nos ofrece algunos consejos para evitar este tipo de conflictos en verano.
¿Qué les sucede a las parejas durante el verano? ¿Por qué hay tantos divorcios y separaciones a la vuelta de vacaciones?
Existe un aumento de separaciones y divorcios después del periodo vacacional. Este hecho se debe principalmente al fuerte cambio de ritmo que sufren las parejas durante el verano.
A lo largo de todo el año, debido al ritmo de vida y al alto nivel de trabajo, las parejas se acostumbran a estar uno sin el otro la mayor parte del tiempo. Realizan multitud de tareas y actividades a modo individual, y establecen relaciones sociales en solitario.
De repente, de verse únicamente en la cena, pasan a compartir el día completo.
Llegados a este punto, ¿qué ocurre?
Las parejas pasan de un extremo a otro; de no disponer de apenas tiempo para hablar, a convivir 24 horas del día, a menudo en un espacio vital que no es el suyo (casa del pueblo, casa de los padres, etc.), o en un espacio más reducido de lo habitual (hotel o apartamento). Además, deben tomar multitud de decisiones de forma conjunta (organización de viajes y salidas, “planning” del día, actividades para los niños, etc.).
Las vacaciones se enfocan en muchos casos con la familia de uno u otro. Está bien pasar tiempo con otras personas significativas tales como abuelos, padres, tíos, etc., sobre todo cuando viven lejos.
Pero también es importante respetar el núcleo familiar y disfrutar de la pareja y los hijos, es decir, disponer de un espacio propio.
Así pues, aconsejamos acordar este periodo vacacional con la pareja y organizarlo de antemano.
Para poder llegar a estos acuerdos, ¿es importante que exista un compromiso en la pareja?
El compromiso es un concepto clave. Generalmente, cada pareja crea un proyecto de vida. Por ello es importante que exista un compromiso en el que cada parte exprese en qué se implica, en qué se compromete, qué puede ofrecer y qué no puede ofrecer. Este compromiso ayuda a que no existan malos entendidos.
Además, en todo compromiso, también existe una parte de renuncia; cuando nos comprometemos obtenemos un beneficio, pero bien es cierto que también existe un coste, y ambas partes tienen que conocerlo.
Existen parejas en las que, quizás, este compromiso no existe. ¿Por qué a algunas personas les cuesta más comprometerse?
Para poder responder por qué algunas personas presentan dificultades para establecer un compromiso de pareja a largo plazo, tendríamos que contemplar infinidad de hipótesis. Una persona que no quiera mantener un compromiso estable, no significa que tenga un problema psicológico. Es posible que aquella persona simplemente no quiera tener dicho compromiso, no desee estabilidad de pareja porque no lo sienta, perciba la vida de tal modo que el “no comprometerse” le produzca bienestar, etc.
Por otro lado, algunas personas no establecen un compromiso de pareja, no porque no quieran, sino porque tienen miedo a sufrir debido a experiencias pasadas y antecedentes que les han marcado. Dichas situaciones les producen un enorme temor a pasarlo mal nuevamente si la relación adquiere un carácter estable.
Cuando realmente estamos hablando de un miedo al compromiso, ¿qué consecuencias puede conllevar?
Perder a una persona. El no dejar que se manifiesten los sentimientos hacia a aquella persona que queremos, bloquea y limita la unión. Todo ello nos aleja del compromiso y del miedo a que nos hagan daño, pero a su vez, corta las alas a la felicidad, al bienestar, al avanzar en distintos proyectos de futuro y al sentir el mayor motor de nuestra vida, el amor. Si por miedo nos alejamos de personas por las que sentimos algo, posiblemente no podrán llegar a desarrollarse distintas facetas de nuestra vida. El que apuesta por el amor y fracasa, lo ha intentado; el que no se lanza a la piscina, siempre se queda con el “y si…”.
También es cierto que algunas personas temen el compromiso porque su espacio vital es muy importante: el espacio para practicar hobbies, estar con los amigos, salir a correr, tomar algo con los compañeros de trabajo después de la jornada, leer un buen libro en un lugar tranquilo, etc. Por ello, siempre recomendamos a las parejas que mantengan su espacio individual e intenten seguir con aquellas actividades que les realizan como personas.
Así pues, quizás sería importante hablar con la pareja sobre estas necesidades individuales…
Por supuesto. El compromiso también conlleva el dejar el espacio necesario para cada uno. A lo largo del año, las 24 horas del día realizamos muchas actividades solos (ir al trabajo, realizar la compra, ir al gimnasio, etc.). De repente, estar con una persona al lado constantemente sin poder realizar nada a modo individual, puede resultar un cambio demasiado radical. Por ello, el espacio individual es muy importante. Muchas veces las personas temen el compromiso por el miedo a perder esta individualidad, por ello es necesario hablar sobre cómo mantener este espacio con la pareja.
Si nos propusiéramos trabajar este miedo al compromiso, ¿cómo lo haríamos?
Primero de todo sería importante saber por qué uno tiene miedo, conocer si realmente existe el miedo al compromiso; esto queda reflejado en el sufrimiento. Si uno no tiene conciencia de este sufrimiento, no existe un miedo al compromiso; el miedo aparece cuando uno siente que las emociones “se le escapan”.
Por otro lado, algunas personas tienden a ser muy evitativas a nivel emocional. Si tú comunicas y eres capaz de expresar lo que piensas, lo que sientes y lo que necesitas, es más fácil conseguir que tu individualidad no se vea apartada u ofuscada, y de este modo llegar a desarrollar tu persona al 100 %.
¿Y existen otros modos de trabajar el miedo al compromiso?
Si existe un miedo, es importante trabajar aquello que produjo el miedo. Primero de todo es importante conocer la estructura de personalidad de la persona. Cada uno tiene una manera de ser que le hace relacionarse con su entorno de un modo determinado; dependiendo de si la persona carece de un tipo de habilidades o recursos personales, habrá que trabajar más unos aspectos u otros. Entre estos recursos y trabajo, destacamos las técnicas para mejorar la comunicación y en consecuencia las relaciones interpersonales, así como el trabajo con técnicas narrativas centradas en el pasado, para superar aquellos momentos que han sido difíciles (por ejemplo, una relación traumática), e integrarlos en la historia de vida.
¿Cómo podríamos ayudar a alguien cuyas relaciones han fracasado por miedo al compromiso, y, en estos momentos, decide establecer una nueva relación?
Tal y como hemos comentado, un elemento fundamental es la comunicación en la pareja. Algunas parejas no dialogan, y en ocasiones, se establece un compromiso sin antes hablar sobre aspectos claves y esenciales. Es importante que las parejas se conozcan y sepan qué necesitan uno del otro, qué están dispuestos a dar, que les gusta y toleran, así como qué no les gusta y no toleran. Luego, es importante respetar la individualidad de cada uno, y también no dar por hecho que aquella pareja es para siempre, es decir, no caer en la rutina y cuidar a aquella persona que tenemos a nuestro lado. Por ello, siempre que sea posible, recomendamos buscar pequeñas actividades que ilusionen y complazcan a los dos, aún estando rodeados de estrés y trabajo, para romper con la monotonía.
Muchas gracias Marilén.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.
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