“La naturaleza femenina es cíclica. El sexo femenino pasa, cada mes, por distintos momentos hormonales que se repiten periódicamente. Vivir estos momentos significa sentir diferentes estados de percepción, ánimo y energía. Conocer dicho funcionamiento cíclico ayuda a la mujer a comprender quién es y a optimizar sus recursos dependiendo del momento en el que se encuentre”.
Con este discurso, Rebeca Alonso, psicóloga colaboradora de MENSALUS, nos presenta los aspectos más intrínsecos que han definido a la mujer a lo largo de la historia; en otras palabras, lo que muchos definen como naturaleza femenina.
¿Qué aspectos psíquicos caracterizan a la mujer?
La capacidad para sociabilizarse, el espíritu lúdico, la percepción aguda, la intuición, la elevada capacidad de afecto, la fuerza, la resistencia, el adaptarse a las circunstancias, la valentía y la lealtad, son algunos de los principales elementos innatos que caracterizan la psique femenina sana.
Aún así, en ocasiones, la mujer pierde el contacto con su naturaleza. Cuando esto ocurre, deja de funcionar con todo su potencial.
¿Qué sucede cuando se restablece este contacto con la propia “alma femenina”?
Cuando existe un reencuentro con esta esencia, mejora la seguridad en una misma y, en consecuencia, las relaciones con los demás crecen en profundidad y salud.
Históricamente, la mujer ha estado sometida a una gran dominación y machismo. Si echamos una mirada hacia el pasado podemos ver como se restaba valor a su conocimiento e incluso se llegaba a penar (por ejemplo, aquellas mujeres conocedoras de hierbas curativas eran consideradas brujas). Esta sumisión ha supuesto una fractura emocional con sus capacidades y recursos, un daño que no ha resultado nada fácil reparar.
A nivel educativo y cultural, podemos hacer una revisión de todas aquellas generaciones que han presentado a la mujer como una figura cuidadora entregada al bienestar de los demás. Y ahora nos preguntamos, ¿dónde queda el contacto con el propio bienestar? Esta reflexión despierta un sentimiento reivindicativo que promueve el “también quiero pensar en mi”
Así pues, ¿qué entendemos por recuperar el contacto con la naturaleza femenina?
Recuperar la naturaleza femenina significa retomar el contacto con la creatividad, los propios ciclos hormonales, la integridad innata y la capacidad por poner límites, así como todos los elementos citados al principio y que responden a la esencia de la mujer.
Cuando hablamos de estrechar los lazos con la integridad innata y la capacidad de poner límites nos referimos a preservar las propias necesidades y aprender a decir NO a aquello que no deseamos.
Alejarse de la naturaleza femenina está relacionado con no reconocer los propios valores y no cuidar la autoestima, dejando que los demás tomen un papel protagonista y el propio yo quede anulado. Acercarse, en cambio, es sinónimo de restablecer el territorio personal y encontrar un lugar seguro al lado de aquellas personas que elegimos.
¿Qué más ha podido alejar a la mujer de su naturaleza?
Por ejemplo, los tabúes sexuales. Reencontrarse con el propio cuerpo y aceptarlo con sus limitaciones, así cómo vivir la sexualidad libremente, forma parte de este trabajo de reencontrar la esencia femenina. Creencias relacionadas con una vida sexual enfocada únicamente a la procreación y no al placer, educaciones represivas y religiones malentendidas, han podido dar una visión sucia del sexo y alejar a la mujer de su sentido real.
Conocer la naturaleza femenina ayuda a la mujer a comprender quién es y a optimizar sus recursos dependiendo del momento en el que se encuentre.
Muchas gracias Rebeca.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata
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