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Técnica terapéutica de la externalización

externalización“El valor terapéutico de la externalización reside en la creación de un espacio entre la persona y su problema, espacio desde el que el individuo puede volver a asumir un papel activo y enfrentarse al conflicto”.

 “Con esta técnica se consigue disminuir los sentimientos de frustración, incapacidad y culpa que la persona puede haber llegado a desarrollar ante la presencia del problema, y generar nuevos sentimientos de autoeficacia y motivación que le permitirán realizar cambios”.

 En la siguiente entrevista, Marta Gómez, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos presenta la técnica de la externalización y nos habla sobre su uso en el ámbito psicoterapéutico.

¿En qué consiste la técnica de la externalización?

La externalización es un abordaje terapéutico dirigido a generar distancia entre el paciente y los problemas que le oprimen.  El uso de esta técnica permite que el problema se convierta en un elemento externo a la persona y con ello su resolución sea más eficaz.

Al convertirse el problema en un elemento aparte, es posible la incorporación de nuevos significados que contradigan la visión que ha existido hasta el momento. Por tanto, se puedan encontrar nuevas vías de solución hasta el momento no consideradas y elaborar recursos para afrontar la situación problemática.

¿Por qué resulta una potente herramienta terapéutica?

El valor terapéutico de la externalización reside en la creación de un espacio entre la persona y su problema. Espacio desde el que el individuo puede volver a asumir un papel activo y enfrentarse al conflicto. Dado que el malestar que le provocaba dicho problema, posiblemente, no le dejaba actuar.

El objetivo de todo ello es responsabilizar a la persona de la resolución del problema y poder trabajar así los recursos necesarios para combatirlo. Con esta técnica se consigue disminuir los sentimientos de frustración, incapacidad y culpa que la persona puede haber llegado a desarrollar ante la presencia del problema. Y generar nuevos sentimientos de autoeficacia y motivación que le permitirán realizar cambios.

¿Qué pasos sigue la técnica?

La práctica de esta técnica es un proceso flexible cuya construcción y desarrollo va a depender de varios elementos, como por ejemplo: el momento del proceso terapéutico, el objetivo de su uso, el estilo del terapeuta, la creatividad del paciente, etc.

En primer lugar, el terapeuta se encarga de elegir el objeto a externalizar.  Esta elección va a depender de la orientación que adopte para trabajar con el paciente:

Si el terapeuta trabaja centrado en el problema, puede explorar dicho problema por medio de su totalidad o a partir de un elemento concreto.

¿Un ejemplo?

Se podría externalizar “la ansiedad” en caso de tomar la totalidad del síntoma, o “la taquicardia” (en este segundo caso estaríamos tomando una parte del síntoma).

Si en cambio el terapeuta adopta un criterio de búsqueda de soluciones o instauración de recursos, por ejemplo, se podría realizar una externalización de “mi lado positivo” o “mis habilidades sociales”, e incluso de un aspecto aún más puntual como “mi capacidad empática”.

Y en segundo lugar, es necesario separar el objeto externalizado de la persona para generar una tercera opinión, como si se tratara de otra persona que participa en la sesión.  El trabajo estará muy centrado en el diálogo y la interpretación desde ese “nuevo personaje”, dando forma, identidad y voz al objeto externalizado.

¿Y cómo se establecerá este diálogo?

El diálogo puede producirse entre terapeuta y paciente, o incluso puede realizarse una entrevista al propio elemento o síntoma (por ejemplo, podemos entrevistar a “la timidez” o “la falta de autocontrol”).  En el caso de la entrevista, el paciente hablará en voz de ese elemento y el terapeuta será el entrevistador.

Es difícil imaginar una entrevista de este tipo.  ¿Qué estilo de preguntas podrían aparecer?

Por ejemplo, algunas de las preguntas dirigidas al elemento o síntoma podrían ser (imaginemos que hablamos con “la falta de autocontrol”):

“¿Desde cuando estás en la vida de Juan?”; “¿Por qué creíste en ese momento que Juan te necesitaba?”; “¿Qué hay en la vida de Juan que te hace pensar que aún te necesita?”; “¿Qué tendría que pasar para que desaparecieras?”,…

Además, para complementar este tipo de trabajo, también podemos personalizar el elemento externalizado por medio de varios recursos como muñecos, dibujos o masillas de colores que faciliten la expresión y el diálogo.

Muchas gracias Marta.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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