Los seres humanos respondemos mediante reacciones defensivas e instantáneas ante aquello que es percibido como un peligro y que pone en riesgo nuestro bienestar, por lo que estas reacciones son adaptativas y protectoras del ser humano, ya que sirven para evitar exponernos a peligros y riesgos. No obstante, en el caso de la ansiedad, la respuesta no solamente no es adaptativa, sino que genera un severo malestar y dificulta el funcionamiento. Las respuestas ansiosas se presentan con gran variedad de síntomas, desde miedo intenso, a elevadas preocupaciones, inquietud, etc. que son expresados mediante respuestas fisiológicas (palpitaciones, pulso rápido, respiración acelerada, sudoración…), cognitivas (preocupación, inseguridad, sensación de incapacidad, de pérdida de control, poca concentración…) y conductuales (paralización motora, hiperactividad, movimientos desorganizados, conductas de evitación…). Cuando manifestamos este tipo de respuestas ante situaciones inofensivas pero estresantes, expresamos una respuesta de ansiedad desadaptativa, presente en los trastornos de ansiedad. Los trastornos de ansiedad son de los problemas más frecuentes en la población infantil, con una prevalencia en dicha población de un 13%, con una gran variedad de presentaciones y casuísticas.
Tipos:
- Fobias específicas
- Trastorno de ansiedad social
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Mutismo selectivo
- Trastorno de ansiedad por separación
- Trastorno de angustia
- Agorafobia