En primer lugar, se lleva a cabo una evaluación psicológica del caso mediante distintos instrumentos (entrevistas, tests y cuestionaros estandarizados, observación clínica, etc.) para poder establecer el diagnóstico para, posteriormente, establecer los objetivos personalizados que se pretenden alcanzar con la intervención.
En la intervención de la encopresis, nos basamos en el entrenamiento en hábitos de control de esfínteres, un tratamiento dietético y psicoterapia para reducir los sentimientos de vergüenza y culpabilidad, muy habituales en este tipo de casos. En el tratamiento de la enuresis, se utilizan tratamientos conductuales para ayudar al niño en la retención voluntaria, mediante aparatos de alarma y ejercicios de esfínteres. Se pueden añadir tratamientos complementarios como la desensibilización de miedos o terapias de juego en la expresión de conflictos.
Para abordar esta problemática se orienta a la familia sobre cuáles son y cómo seguir las estrategias terapéuticas que ayudarán al niño en el adecuado control de esfínteres. Se hace un seguimiento de las mismas así como de los resultados obtenidos.
Se llevan a cabo coordinaciones con la escuela en el caso que sea necesario según la problemática, de manera que se realiza un trabajo conjunto con maestros, profesores y otros profesionales implicados en la tarea educativa del niño, como psicopedagogos, orientadores, profesores de educación especial, etc. Asimismo, también se llevan a cabo coordinaciones con otros profesionales implicados en el bienestar del niño, como pueden ser logopedas, psiquiatras, etc.
En algunos casos es conveniente complementar el tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico. El equipo de psiquiatras del centro trabaja coordinadamente con el equipo de psicólogos para poder hacer una valoración diagnóstica conjunta y alcanzar los objetivos terapéuticos definidos.