Skip to content

Consecuencias de la crisis:económica y emocional

Recientemente, la Vanguardia publicaba un estremecedor artículo titulado “La gran depresión griega” donde relataba las graves consecuencias psicológicas que ha provocado la crisis económica en el país heleno.  Algunos de los datos más significativos que desvelaba este periódico quedan resumidos a continuación:

“Grecia empieza a sufrir una epidemia de enfermedades mentales relacionadas –según expertos en salud pública consultados esta semana- con la crisis económica. “Tenemos problemas de ansiedad, angustia y depresión relacionados con el paro “(…)”.

“Los tres países de la periferia europea que más lejos han ido por el camino de la austeridad – Letonia, Irlanda y Grecia- son precisamente los que habían registrado las subidas mayores de suicidios entre el 2008 y el 2009 (…).  Grecia ha registrado un aumento de suicidios del 40% en lo que va de año”.

“Tras la desaparición de cientos de miles de pequeñas y medianas empresas, recortes salariales de hasta el 30%, una subida del desempleo del 7 % al 18% y una morosidad ya casi universal, Grecia es el ejemplo más chocante de cómo la crisis machaca la psicología”.

La Vanguardia, 07/12/2011

Esta semana, Marilén Barceló, Dra. En Psicología terapeuta en el INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre cómo nos afecta a nivel psicológico la grave situación de crisis económica que estamos viviendo.

¿Cómo vive la gente la crisis? 

En general, todo el mundo vive la crisis con mucha incertidumbre. Sabemos cuándo empezó, aunque en sus inicios se negaba su existencia y esto ha provocado que se viva con mayor incertidumbre. No sabemos cuándo va a finalizar, dado que cada vez que aparecen datos económicos, todo indica que esta situación se alarga más en el tiempo.

En terapia encontramos personas que acuden por dos tipos de problemáticas relacionadas con la crisis y el mundo laboral: personas que se han quedado sin trabajo (muchas de ellas llevaban a sus espaldas una larga vida laboral y de repente se han encontrado en una situación totalmente nueva). Y personas que están trabajando bajo un alto nivel de presión que les exige rendir cada vez más y realizar sus tareas con menos ayuda y de un modo más desbordante (todo ello sin tener la certeza de continuidad en sus puestos de trabajo, dado que su situación, igual que la de muchos otros, puede cambiar de la noche a la mañana).

El no tener una continuidad tras sí haber disfrutado de ella durante mucho tiempo, puede provocar un importante sentimiento de frustración.  Del mismo modo, pueden sentirse altamente frustradas todas aquellas personas que terminan sus estudios, desean iniciar una carrera profesional, y la imposibilidad por desarrollarla les conduce hacia un estado de importante desmotivación.

Por otro lado, también encontramos un colectivo de profesionales que sí están trabajando, pero no obtienen los beneficios que adquirían hace unos años.  Por ejemplo, son muchos los empresarios que, anteriormente, por el mismo trabajo, ganaban mucho más dado que sus negocios generaban más trabajo. En la actualidad, con la escasa actividad y los pocos beneficios que reciben, difícilmente pueden cubrir gastos y llevar adelante su empresa.  Así pues, tanto empresarios como trabajadores asalariados están afectados por esta incertidumbre que mencionábamos al principio, este no saber cuándo la situación de crisis terminará. Todo ello acompañado por una elevada desmotivación y desilusión.  Si no existe certeza sobre cuándo se va a salir del túnel, es complicado que uno apueste y arriesgue.

¿Qué diferencias observas en la población a nivel psicológico entre antes de la crisis y el momento actual?

La sociedad, en general, ha vivido por encima de sus posibilidades, y con ello, sus expectativas de crecimiento hasta el momento habían sido muy altas.  A nivel psicológico, el resultado entre el antes y el después ha sido frustrante para muchos. Puesto que no podemos vivir del mismo modo que hace unos años, y en el momento actual, más que nunca, es necesario realizar toda una serie de ajustes.  El ajuste de un gasto secundario es más sencillo, pero cuando existe la necesidad de ajustar gastos que no se pueden modificar, tales como la hipoteca, la escuela de los niños o deudas adquiridas, pueden generarse graves problemas relacionados con la salud psicológica del individuo.

El hecho de antes tener un sistema ahorrativo y el creer que existiría un continuo crecimiento, probablemente, ahora provoque un shock al estar inmersos en algunos compromisos y obligados a realizar cambios.  Por ello, el verse presionado por este cinturón tan apretado, llega a provocar real sensación de ahogo. Y con ello, sintomatología ansiosa y depresiva que puede ocasionar un trastorno del estado de ánimo.

 ¿Nos podrías definir en términos psicológicos esta situación de crisis?

Si buscamos la emoción que define esta situación de crisis, podríamos decir que se trata de miedo.  Muchas veces, la incertidumbre, el no saber qué va a ocurrir, genera miedo.  De hecho, esta es la emoción que presentan la mayor parte de las personas que acuden a terapia con un motivo de consulta relacionado con su situación y la crisis.  Además, la mayor parte presenta un importante agotamiento. Con ello nos percatamos de la existencia paralela de un intenso estrés laboral.

Por otro lado también es cierto que, entre aquellos grupos de personas que mantienen su puesto de trabajo y se sienten satisfechas en él, existe ilusión y un especial cuidado del mismo para no perder lo que se tiene; no todos los sentimientos son negativos, también existe, por suerte, esperanza y motivación por seguir trabajando y ser productivos.

 ¿Cómo podemos afrontar esta situación?

 Nos encontramos con una situación que no depende de nosotros, hecho que nuevamente genera malestar.  Uno puede tener muchas ganas de trabajar, muchas cualidades y aptitudes, pero no encontrar una ocupación laboral.  En realidad se ha pasado de poder elegir dónde trabajar, a presentarse a multitud de procesos de selección y esperar meses a que haya suerte.  Lidiando aquello que no depende de nosotros y centrándonos en nuestras habilidades y lo que queremos conseguir. Es importante valorar y resaltar aquello que podemos hacer en el momento actual llevando una buena organización del tiempo y planificando.  Por otro lado, quizás también resulte necesario cambiar nuestros tiempos de ocio y el ritmo de vida que llevábamos. Aprendiendo a disfrutar invirtiendo el tiempo con otras actividades y gastando menos dinero.

Además, es importante no tener miedo a expresar nuestra insatisfacción de un modo respetuoso y constructivo en el lugar de trabajo.  Por ejemplo, si uno se siente sobresaturado, puede valorar dicha saturación e intentar hablar con su responsable. Para poder así exponer la situación y sospesar qué se puede hacer al respecto.  En ocasiones, por miedo, apuramos la “máquina” al máximo y llegamos al límite, desembocando todo ello en una baja médica.  Por este motivo, desde aquí transmitimos la importancia de individualmente ser capaces de ver hasta dónde podemos llegar e intentar comunicar las necesidades del momento de un modo asertivo.

¿Cómo una persona puede sentir que está saturada?

La ansiedad será uno de los principales indicadores de saturación.  Cuando uno lleva un estrés sostenido, empieza a sentir ahogo, dificultad para conciliar el sueño o despertares a media noche, más impulsividad para comer o desgana, etc.  En este tipo de situaciones, habitualmente, el cuerpo expresa y nos habla antes que la mente. Puesto que ésta está ocupada en trabajar y rendir sin parar.  Como resultado, el cuerpo manifiesta cansancio, agotamiento, dolor muscular, resfriados continuos, etc. Estamos hablando de lo que en Psicología denominamos psicosomatizaciones.

Y ante una sintomatología ansiosa unida a una sintomatología más depresiva, encontraríamos la apatía, la desmotivación, el levantarse por la mañana sin fuerzas, el llanto incontrolado, la hipersensibilidad, la sensación de no “tener las pilas cargadas”, etc.

A todas las personas que están leyendo esta entrevista y se sienten saturadas por los motivos que hemos descrito anteriormente, ¿qué les dirías?

Es complicado.  En ocasiones vienen pacientes con un gran agotamiento. Es difícil dar una respuesta puesto que tienen que seguir trabajando para cubrir toda una serie de necesidades.  Es importante organizar bien el tiempo y en terapia, trabajar la estructura de personalidad.  Personas muy entregadas al trabajo suelen tener una estructura de personalidad muy perfeccionista y autoexigente.  Todo ello se puede trabajar en terapia para que dicho nivel de autoexigencia sea menor, y sean capaces de afrontar la situación de otro modo.  También es importante aprender a desconectar y disfrutar del tiempo libre. Por ello, la organización del tiempo es otro de los aspectos que se trabajan en sesión, para así ayudar a la persona a aprovechar. No únicamente los momentos de trabajo, sino también los familiares, sociales y personales.  Este es un buen modo de “cargar las pilas” y seguir teniendo energía para funcionar.

Muchas gracias Marilén.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

Tabla de contenidos
Mensalus
Mensalus
Estamos formados por un colectivo de más de 30 profesionales independientes, con un alto grado especialización en las diferentes áreas de Salud Mental. Ello permite ofrecer una asistencia individualizada, pero integrada en un equipo multidisciplinar, en las áreas de psicología, psiquiatría, neuropsicología, psicopedagogía, coaching y crecimiento personal.
Secciones del Blog

Solicita información