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Quiero dejar de fumar. La motivación como pilar para el cambio

179- Dejar de fumar_Albert 8481474_sLa motivación para el cambio de hábitos viene de la mano del darse cuenta de la necesidad del mismo.  En el caso del tabaco u otras substancias que crean adicción, podemos llegar a estar tan sumergidos en la rutina del consumo que olvidemos escuchar dicha necesidad  Abrir una ventana hacia la reflexión y acercarnos a la determinación no siempre es tarea fácil.

En realidad, son muchos los aspectos que entran en juego a la hora de cambiar un hábito.  Hoy, dejaremos a un lado las dificultades y nos centraremos en el poder de la motivación y la toma de decisión.

En la siguiente entrevista, Albert Soldevilla, psicólogo colaborador del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre el trabajo terapéutico centrado en la motivación hacia el cambio tomando como protagonista el consumo de tabaco.

 Haciendo referencia a este camino hacia el cambio, ¿cuál es el primer paso?

El primer paso para iniciar un camino hacia el cambio es tomar la determinación.  Para ello, previamente es necesario tener conciencia sobre la existencia de un “problema”: si no me siento incómodo, si no contemplo que algo no va bien, si no considero que aquello no es lo que quiero, difícilmente buscaré dicho cambio.

En el caso del tabaco, si no contemplo que mi salud está en juego, que resulta un gasto económico que no deseo asumir, que genera un sentimiento de dependencia que me produce malestar, etc., difícilmente daré el paso de dejarlo.

Aún así, tener conciencia del problema no es garantía de cambio.

¿Y qué es necesario?

Para cambiar es necesario algo más que desear un cambio: hace falta motivación para llevarlo a la acción.

Cuántas veces hemos dicho “a partir de hoy dejo de fumar” pero, al tiempo, no hemos mantenido la promesa.  Detrás de toda decisión debe existir un discurso interno fruto de la autorreflexión que despierte y promueva la automotivación.  Sin ella, no habrá motor para mantener el nuevo hábito.

Dicho esto, puntualizar que, por supuesto, son muchos los factores que entran en juego en un consumo (en este caso de tabaco).  Hoy quizás no queremos fijar la atención en ellos, sino en la propia capacidad de decisión del individuo como pilar fundamental para el cambio.

¿A qué te refieres con “discurso interno”?

Este discurso interno responde a todas aquellas razones que la persona detecta como propias, no impuestas, y que generan un pensamiento ambivalente: “¿Si en realidad esto no es lo que quiero, por qué sigo igual?”

Así pues, reflexionar sobre cuál es nuestra realidad y cuál desearíamos que fuera, crea motivos para cambiar.

¿Cómo se construye este discurso interno que nos dirigirá hacia la decisión?

Bien. Tomando como ingredientes fundamentales la autorreflexión y la conciencia del problema, ejercicios similares a los que presentamos a continuación pueden resultar de ayuda.

Un buen modo de empezar a trabajar es anotando “cuál es mi estado actual y cuál es el estado al que deseo llegar”.  Por ejemplo:

  • Mi estado actual: “me ahogo al subir las escaleras, no puedo correr más de dos manzanas y me disgusta sentir que dependo de una sustancia”.
  • Estado al que deseo llegar: “sentirme ágil, realizar deporte y sentirme libre”.

Otro ejercicio consiste en realizar dos listas con los puntos positivos y negativos del consumo (o los puntos positivos y negativos del no consumo):

  • Puntos positivos: “tener una excusa para salir a charlar con la compañera de oficina o charlar con algún amigo en medio de una cena o encuentro social (salir del restaurante, salir a la terraza y charlar con intimidad, etc.)”.
  • Puntos negativos: “prácticamente todos los demás: salud, economía, bienestar, etc.”

En este caso preguntaríamos a esta persona:

  • “¿Crees que podrías encontrar algún modo de conseguir los puntos positivos de otro modo?”; “¿Necesitas  el tabaco para salir a charlar o generar un momento de intimidad con un amigo/a?”

 Y su posible respuesta sería:

  • En realidad no necesito una excusa para encontrar un momento de charla o de  tú a tú con mi amigo, no necesito el tabaco para crear ese espacio”.

¿Qué otro tipo de reflexiones pueden ayudar a mejorar la motivación para el cambio?

Por ejemplo, responder a más cuestiones que creen una ambivalencia entre el hábito y los propios valores o deseos.  La distancia entre ambos reforzará la motivación que estamos buscando:

  • ¿Por qué creo que necesito el tabaco?
  • ¿Qué es lo más importante en esta vida?
  • ¿Cuáles son mis valores?
  • ¿Cómo me hace sentir el hecho de fumar?

Respuestas tipo “el tabaco no me aporta nada”, “la salud es lo más importante”, “me siento atado a algo que no me beneficia”, etc., ponen el consumo de tabaco en la cuerda floja y acercan a la persona a una determinación elaborada.

¿Qué les dirías a todas aquellas personas que están leyendo esta entrevista y no sienten la motivación necesaria para el cambio de hábito?

Primero de todo, les recomendaría que valoren el momento de vida en el que se encuentran (no siempre es buen momento para realizar un cambio).

En segundo lugar, valorar si los motivos que han encontrado en la primera reflexión funcionan a modo de “excusa” o muestran que realmente es mejor esperar.

En tercer lugar, les animaría a crear reflexiones que vayan más allá del “quiero o no quiero dejar de fumar”, sino que busquen razones más intrínsecas e individuales, exponiendo paralelamente sus valores y su mundo emocional (cómo se sienten con el consumo).

Muchas gracias Albert.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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