En la siguiente entrevista, Albert Soldevilla, psicólogo colaborador del INSTITUT D’ASSISTÈNCIA PSICÒLOGICA I PSIQUIÀTRICA MENSALUS, comparte con nosotros las causas reales de la adicción a las sustancias.
Los primeros experimentos con roedores mostraban como, una rata cerrada en una jaula con dos botellas de agua diferenciadas por contener o no heroína diluida, terminaba por obsesionarse con el agua contaminada y bebía hasta fallecer. Tras este experimento el mensaje era claro: “el problema es la sustancia”.
No obstante, en los setenta, Bruce Alexander planteó qué sucedería si la rata estuviese acompañada de otras ratas con las que relacionarse en un espacio repleto de opciones. El resultado fue asombroso.
¿Cómo ayuda a la sociedad esta nueva visión de la adicción?
El vínculo saludable con otras personas y el sentimiento de bienestar es lo que siempre buscamos y para lo que estamos programados. Si nuestro entorno y situación nos causan malestar, las sustancias (o cualquier otra actividad placentera) pueden convertirse en una obsesión con la que acabemos generando una adicción.
Como sociedad esta idea nos ayuda a fortalecer los lazos. Cuidar nuestras relaciones personales para encontrar un sentido vital que nos recuerde la importancia de mantener una actividad diaria y viceversa. La actividad tiene sentido si nos sentimos inmersos en un colectivo.
¿Y cómo ayuda esta visión de la adicción a los tratamientos en adicciones?
Bien. Los primeros experimentos con ratas mostraban un mensaje: “el único problema es la sustancia”. Por ello, todo el tratamiento iba encaminado en ese sentido y olvidaba el contexto y el sistema relacional del individuo.
No obstante, cuando Bruce Alexander planteó construir el “Ratpark”, un espacio repleto de opciones para llevar a cabo actividades y establecer relaciones con otras ratas, se comprobó cómo el consumo de sustancias perdía importancia. Con ello, el sentido del consumo. El foco de atención había cambiado por completo. La necesidad ya no era “desconectar” de una situación negativa, sino “conectar” con otros de forma saludable.
Esto ya nos ofrece las primeras pistas sobre qué elementos serán básicos en el tratamiento de las adicciones.
Así pues, el generar vínculo se convierte en una de las prioridades, ¿no es así?
Exacto. Las ratas del Ratpark tenían la posibilidad de alimentar su bienestar con multitud de estímulos que les saciaban y esto ofrecía mucha información sobre uno de los puntos claves de la adicción: la sociabilización y la creación de vínculos sanos con otras personas o actividades (por ejemplo, a partir del deporte). Por ello, el problema de la adicción no se centra tanto en la substancia sino en otros aspectos como la existencia o no de un círculo social y la persecución de objetivos que conduzcan a la persona a mantener una actividad integral (física y mental) dentro de una rutina.
En resumen, podríamos decir que las claves para el tratamiento de la adicción a las sustancias son:
- Mejorar los vínculos con las personas más allegadas.
- Desvincularse de relaciones “tóxicas” y generar nuevos vínculos saludables.
- Y establecer objetivos que motiven a la persona y le ayuden a asumir responsabilidades.
Pero en realidad, existen muchas sustancias socialmente aceptadas que, justamente, su consumo se potencia con el componente social. ¿Cómo podemos entender este hecho?
Es cierto. Por ejemplo el alcohol, el tabaco y el cannabis son sustancias que la población utiliza especialmente para sociabilizarse.
Pero fijaros, una persona que consume alcohol se considera adicta cuando el consumo genera dependencia física y/o emocional. En ese caso, posiblemente gran parte del tiempo beba sola y alejada de su círculo de confianza.
Así pues, la persona se aísla cuando se convierte en adicta, por ello es tan importante que vuelva a entrenar aquellas capacidades que mejoran sus habilidades sociales y la convierten en alguien que aporta al grupo y se enriquece del mismo.
De hecho, actualmente los programas en adicciones centran especial atención en el entrenamiento del estilo comunicativo asertivo con el fin de ayudar al adicto a conectar desde la capacidad de relacionarse de forma sana, con autocontrol, estableciendo límites y dejando a un lado formas agresivas o pasivas. La inteligencia emocional en este sentido es una de las principales aliadas del tratamiento.
¿Y cómo más ayuda la inteligencia emocional a conectar con los demás de forma saludable?
Por ejemplo, a través del trabajo relacionado con el autoconocimiento y la autoexpresión emocional. Aprender a detectar pensamientos y emociones y, al mismo tiempo, encontrar un canal para darles forma y exteriorizarlos, es un modo de ordenar todos los significados vitales que definen al individuo, con el fin de ayudarle a mejorar la capacidad de gestión sobre los mismos. Dicho orden interno es el que le proporcionará seguridad a la hora de relacionarse y establecer vínculos.
Muchas gracias Albert.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.