Skip to content

Fomentar una sana autoestima

En este artículo, Marilén Barceló, Doctora en Psicología y Psicoterapeuta de Mensalus, nos habla de aquellos factores fundamentales para el fomento de una sana autoestima, y nos indica pautas prácticas para conseguirlo.

¿Podrías definirnos como psicoterapeuta qué es la autoestima?

Todos los psicólogos estaríamos de acuerdo en definir la autoestima como la valoración que tenemos de uno mismo. Una valoración que hacemos a nivel físico, psicológico y social.  Las personas nos comparamos con épocas anteriores y con otras personas de nuestra misma edad. Estas comparaciones hacen que tengamos una concepción propia de cómo nos valoramos.

Independientemente de la valoración que uno tiene de los tres niveles mencionados, hay algo muy importante en los seres humanos y fundamental en el crecimiento de la autoestima: la comunicación.  Es muy importante saber transmitir y exteriorizar nuestros pensamientos y sentimientos. Cuando pensamos o sentimos algo, el hecho de comunicarlo, reafirma nuestra persona, hace que creamos más en nosotros mismos y provoca un aumento de la autoestima.  Cuando no comunicamos pensamientos y sentimientos, nuestra autoestima y nuestra valoración disminuyen al no poder transmitir todo aquello que es importante para nosotros, aquello que nos duele, aquello que deseamos, aquello que nos gusta, etc.

¿Cómo puede influir el no creer en uno mismo?

 Cuando uno no cree en sí mismo, generalmente piensa más en lo que no ha conseguido, que en aquello que ha logrado o puede llegar a lograr.  Una persona que no cree en sus posibilidades tendrá una capacidad para afrontar los problemas mucho menor.  Ante un nuevo reto, no tenemos que centrarnos únicamente en lo que no hemos conseguido o no hemos hecho, sino también en aquello que hemos logrado y aquellos recursos que poseemos y nos permiten afrontar el día a día.  Hay que realizar una lectura tanto positiva como negativa. Por ejemplo, la mayor parte de las veces que nos miramos al espejo, nos fijamos más en aquello que no nos gusta que en lo que nos agrada.

Es importante mirarnos al espejo como un conjunto, no como una nariz, una boca, una barriga o una pierna.  Si únicamente miramos aquella parte que no nos gusta, tampoco termina de ser una visión real, ya que somos una persona completa.  Así pues, igual que nos tenemos que mirar en el espejo a nivel global, psicológicamente también nos tenemos que mirar como un conjunto, potenciando nuestras habilidades y trabajando en aquellos aspectos que no están tan desarrollados.

¿Qué factores crees que pueden provocar que una persona tenga una baja autoestima?

Este hecho dependerá mucho de la estructura de personalidad que uno tenga.  Una persona que sea más dependiente a nivel emocional o más evitativa, es decir, una persona a quien le importe mucho aquello que los demás piensen o a quien le dé miedo afrontar conflictos, evidentemente tendrá una autoestima más baja.

También es cierto que el tipo de educación que una persona ha recibido puede influir mucho.  Si uno ha crecido en un ambiente familiar en el que los éxitos conseguidos han sido poco valorados,  en el que únicamente se le ha castigado y no se han reforzado los logros. Por ejemplo: los padres se han enfadado con el niño por no sacar buenas notas, pero cuando el niño ha conseguido mejorarlas, no le han dicho un “muy bien”. Este hecho dificultará el poder fomentar una alta autoestima.  Cuando únicamente nos centramos en los fracasos y no en el proceso de la consecución de logros, la persona aprende que la vida es un reto continuo, y no aprende a reforzar aquello que va consiguiendo poco a poco.  Con ello, automáticamente, su autoestima puede verse afectada.

Por lo que comentas, parece que los padres son figuras fundamentales en la autoestima de una persona.  ¿Qué importancia tienen en su fomento?

Los padres no son una figura determinante, pero si muy importante.  En ocasiones, en psicoterapia, vemos a personas que han crecido en un entorno que no ha resultado precisamente el más idóneo para el fomento de la autoestima positiva. Pero aún así, han sabido “saltar” estos inconvenientes y obtener una alta autoestima.  Aún así, está claro que padres, educadores, maestros, así como todo el entorno que marca la vida de un niño y un adolescente, son vitales para la formación de su personalidad, por ello la educación no tiene que estar centrada únicamente en valorar el éxito o el fracaso, sino también en valorar todo el proceso que conlleva (aprendizaje, valoración del esfuerzo, etc.).

Todo ello es fundamental para que el niño posteriormente se convierta en una persona adulta y no se hunda.  Si alguien siente que el error es un fracaso, la mayor parte de las veces no se atreverá a actuar y cumplir retos.  Si uno cree que va a fallar, y si falla, es lo peor que puede sucederle en la vida, posiblemente, va a quedarse a las puertas de poder cumplir objetivos, justamente por el miedo a fracasar.  Por no querer entrar en contacto con ese sentimiento que va  a provocar un intenso malestar, se quedará con el “no lo pruebo” y con el “y si…”.  El “y si hubiera…” de forma repetida puede provocar mucho daño e impedir conseguir una sana autoestima.

¿Cómo podemos mejorarla?

Cuando uno tiene una baja autoestima, realmente, ha tenido que suceder algo.   Para trabajarlo en psicoterapia, es importante saber qué estructura de personalidad tiene aquel individuo y conocer cuáles han sido las bases para que su autoestima no sea óptima.

A grandes rasgos, algunas pautas para mejorar la autoestima pueden ser:

  • Aceptarse tal y como uno es.  Todo ser humano poseemos unas capacidades y unas limitaciones, y es importante pensar que todos tenemos algo positivo que ofrecer.
  •  Dar la importancia real a las cosas y no dramatizar ante un problema.  Más que preocuparse hay que ocuparse de las cosas.
  • Prestarse atención a uno mismo, a aquello que uno piensa y sobretodo que uno siente.  Cuando intentamos realizar algo sin éxito, descubrir qué emoción nos está moviendo resulta fundamental.
  • Cuando realizamos una valoración del físico, es importante no centrarnos en aquella parte que no nos gusta, sino vernos como un conjunto y una globalidad.
  • No dejar un nuevo proyecto por miedo a los errores.
  • Tener claro que cuando existen retos en nuestra vida, van a aparecer errores, pero estos errores nos pueden ayudar a aprender y crecer.  Es importante no percibir los errores como un fracaso, sino como una posibilidad de aprendizaje.  No podemos pensar que cada decisión que tomemos en nuestra vida va a ser trascendental, única, y no nos permitirá volver atrás.  Existen decisiones muy importantes, pero en general, cualquier decisión puede ser rectificada, de hecho, ya lo dice el refrán, “rectificar es de sabios”.   No podemos pensar que en cada decisión que tomemos va nuestra vida en ello, únicamente va una parcela de nuestra vida.  Del mismo modo que el ser humano anda  hacia delante y hacia atrás, a nivel mental, también puede avanzar o retroceder para luego volver a avanzar.
  • Proporcionar autoinstrucciones positivas: decirse a uno mismo: “puedo lograrlo”. O pensar en algo que nos sale muy bien, y visualizarlo mentalmente en un momento determinado ante una situación difícil.  Con esta segunda opción, vamos a “distraer” el cerebro y no pensaremos en aspectos negativos y miedos. Todo lo contrario, construiremos una imagen real de algo que sabemos hacer y con ello, nos sentiremos bien.
  • No intentar caer bien a todas las personas que conocemos ni pretender ser sus amigas.  No hace falta caer bien a todo el mundo.
  • Disfrutar de aquello que consigamos.  Estamos acostumbrados a vivir en una sociedad tan acelerada que muchas veces no reflexionamos ni valoramos aquello que va saliendo bien.  Puede ser interesante echar una mirada al pasado y pensar: “en estos años, ¿Qué cosas me han hecho sentir satisfecho?”; únicamente por ser capaces de valorar aquello que nos ha salido más o menos bien, ya nos podemos sentir satisfechos.  Igual ocurre cuando una persona dice: “tengo que cambiar”; por el mero hecho de ser consciente que algo tiene que cambiar, ya es un paso importante y puede sentirse satisfecha.
  • Tener en cuenta los objetivos que tenemos, tanto a corto como a largo plazo.  Saber administrar el tiempo para conseguir dichos objetivos. Para ello, tener muy claro qué depende de nosotros, qué depende de los demás, y poder poner fechas.  Para cumplir nuestros objetivos personales es importante establecer un tiempo posible para conseguir dichos objetivos. Hay que tener claro cuáles son los costes, los beneficios, qué aspectos dependen de nosotros y qué aspectos dependen de los demás.
  • Afrontar la realidad tal y como es.  Hay momentos tristes y momentos alegres, pero no podemos estancarnos en una emoción, ya se trate de una tristeza continua o una alegría continua.  Cuando existe una situación difícil hay que asumirla y con ello lo pasaremos mal, pero conseguiremos afrontarla; lo malo es quedarse estancado en un sentimiento de tristeza y no poder desprenderse de él.
  • Cuando alguien nos dice algo, no siempre vivirlo como un ataque personal.  Por ejemplo, en el trabajo, puede que un compañero en un momento dado realice un comentario relacionado con su experiencia y situación, y lo vivamos como un ataque a nuestra persona o creamos que va dirigido a nosotros.  Por otro lado, no podemos valorar a una persona por un hecho concreto, la valoración de las personas que nos rodean tiene que producirse por toda una suma de hechos, no únicamente por uno, por ejemplo, a partir de un comentario que no hemos valorado como positivo.
  • Implicarse en la vida, arriesgarse, apostar.  Vivir siendo partícipes y sabiendo que a veces sonreiremos y otras veces no.  Lo más positivo en la vida es poder recordar lo bueno y lo malo sin perder la sonrisa, esto demuestra tener una autoestima óptima.

Entonces, podríamos decir que una persona con una alta autoestima es aquella que…?

Una persona con una alta autoestima es aquella que tiene una visión de sí misma realista y positiva, que es capaz de ver sus capacidades y sus limitaciones, que no necesita continuamente la aprobación y aceptación por parte de los otros, que puede expresar sus pensamientos y sentimientos, que afronta con optimismo la dificultad de un nuevo reto intentado dejar el miedo atrás, una persona a quien le gusta llevar a cabo nuevos proyectos, se comunica y relaciona con los demás con facilidad, sabe aceptar y rectificar los errores, y, por supuesto, sabe aprender de dichos errores y vivir la vida como un continuo aprendizaje.

 Gracias Marilén

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

marilen-barcelo

Tabla de contenidos
Mensalus
Mensalus
Estamos formados por un colectivo de más de 30 profesionales independientes, con un alto grado especialización en las diferentes áreas de Salud Mental. Ello permite ofrecer una asistencia individualizada, pero integrada en un equipo multidisciplinar, en las áreas de psicología, psiquiatría, neuropsicología, psicopedagogía, coaching y crecimiento personal.
Secciones del Blog

Solicita información