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El concepto del bienestar emocional

concepto de bienestar emocionalEl bienestar emocional es un concepto difícil de medir. No existe una receta mágica ni un único modo de preservarlo. El bienestar emocional depende de las necesidades de cada momento, de la realidad de cada contexto, de la experiencia vital de cada individuo. Por este motivo, el concepto se define a partir de la propia persona.

Esta semana, el equipo del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre el concepto de bienestar emocional y pone sobre la mesa distintos modos de trabajarlo.

El bienestar emocional

Aún ser un concepto que no podemos medir y palpar, entendemos por bienestar emocional el estado de equilibrio existente entre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. La coherencia entre nuestras necesidades y nuestra realidad. Todo ello es posible gracias a obrar respetando nuestro sistema de creencias y valores (es decir, aquel “material” que define quiénes somos) y respetando el sistema de las personas que conviven con nosotros.

La Inteligencia Emocional es la parte de la inteligencia encargada justamente de velar por la funcionalidad de nuestro sistema de pensamientos y emociones con el fin de garantizar acciones sostenibles. Por sostenible nos referimos a la capacidad de invertir la cantidad de energía vital “justa”, aquella cantidad que cuide nuestra integridad física y mental. No serían sostenibles los pensamientos, sentimientos y acciones que, a largo plazo, aumentan las alertas, desgastan nuestra energía y merman nuestra autoestima.

Por todo ello, el bienestar emocional requiere de un modo de pensar, sentir y actuar sostenible.

Cuando no es sostenible…

¿En qué nos afecta?

Cuando nuestro sistema no es sostenible aparecen las alertas, aumenta la ansiedad. Los continuos mensajes de “peligro” disparan el miedo. El miedo es un mecanismo de defensa y protección necesario. El problema reside cuando el miedo limita el libre crecimiento del individuo, sus ganas por saber, sus ansias por descubrir, su afán por aprender.

Requiere de una continua maduración personal, de una sana exposición a las situaciones que se presentan en el día a día, de una capacidad por salir de algunas zonas de confort, del poder de decidir, de la posibilidad de equivocarse y seguir otro camino. El bienestar emocional busca experimentar para encontrar y reforzar el propio “lugar seguro”.

¿Cómo podemos trabajarlo?

En realidad, cada vez que nos permitimos observar, escuchar, analizar, sentir, compartir, elegir, etc. en función de nuestras necesidades del aquí y ahora (cambian a lo largo de nuestra vida), estamos creando un espacio que vela por nuestro bienestar emocional.

De un modo más específico, es importante trabajarlo cuando sentimos que, en cierto grado, lo hemos perdido y nos resulta especialmente costoso recuperarlo. La psicoterapia acompaña a la persona en este proceso de autoconocimiento, introspección, detección, autoexpresión, comprensión y acción hacia el cambio. Así mismo, el Coaching, el Mindfulness o los entrenamientos de la Inteligencia Emocional proporcionan herramientas extra que promueven estas capacidades por medio de distintas estrategias, muchas veces olvidadas en el día a día fruto del estrés y la falta de conciencia.

¿Y ahora qué?

Si sentimos que tambalea o, simplemente, deseamos cuidarlo y prestarle atención (algo realmente necesario en la sociedad que vivimos), buscar un espacio terapéutico que lo trate o entrene nos convertirá en personas más capaces, más sostenibles.

 

¿Qué tipo de ejercicios pueden ayudarnos a valorar nuestro bienestar emocional?

Por ejemplo, un modo simple de empezar una conversación con nuestras necesidades y, en consecuencia, con nuestro propio concepto de bienestar emocional, es haciendo una lista de aquellas zonas de confort en las que nos sentimos inmersos y desearíamos cambiar.

Una vez terminada la lista, el siguiente paso es anotar el grado (de 0 a 100) que sentimos de disconfort/bienestar respecto a cada una de ellas. En tercer lugar, escribir las razones por las cuales no salimos de cada una de las zonas. El cuarto paso responde a anotar el grado de disconfort/bienestar (de 0 a 100) que creemos que podríamos conseguir si cambiásemos/saliéramos de cada una de las zonas de confort. Y, por último, el quinto paso es anotar qué podríamos hacer que no hayamos hecho hasta el momento (desde una perspectiva realista) para aumentar el grado de bienestar.

El concepto de bienestar emocional lo defines tú. El modo de preservarlo también.

 

Mª Teresa Mata
Psicóloga Barcelona

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