La obtención de información sobre una emoción que, quizás, hasta el momento no ha sido considerada, dota de autoconocimiento, posibilidad de toma de responsabilidad y de regulación emocional. Todo ello genera seguridad y sensación de manejo ante nuevas situaciones. Dicho de otro modo: genera autocontrol emocional en el individuo.
Esta semana, el equipo del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRIA MENSALUS, nos presenta cuestiones indispensables para reflexionar y mejorar así el autocontrol emocional,
Autocontrol emocional y conciencia
La atención y la percepción de las emociones permiten tomar conciencia sobre qué ocurre y modular así nuestra respuesta. Ambas facilitan el análisis de nuestro mundo afectivo por medio de:
- Identificar qué sentimos, es decir, ponerle nombre y apellidos a la emoción para, posteriormente, darle una expresión verbal adecuada.
- Conocer el nivel de conciencia que tenemos sobre nuestras emociones y sobre las emociones ajenas.
- Tomar toda esta información para ofrecer una respuesta óptima, en el momento más eficiente.
5 preguntas para el autocontrol de una emoción
Para mejorar el autocontrol emocional es necesario, tal y como decíamos, aumentar la toma de conciencia. Para ello, preguntas como las que mostramos a continuación pueden ser un buen inicio:
- ¿Qué pensamientos hacen que mi emoción crezca?
- ¿Qué contextos provocan que especialmente aparezca?/¿Qué ocurre en dichos contextos?
- ¿Qué tendría que pasar para que mi emoción no resultara tan limitante/molesta?
- Y ¿Qué podría hacer yo?
- ¿Podría pedir algo a los demás?
Este tipo de cuestiones ofrecen repuesta sobre qué elementos alimentan el malestar y qué podemos plantear para empezar a frenarlo. La introspección a este nivel establece una conexión entre la realidad y nuestra capacidad (qué sucede y qué puedo hacer yo). En este sentido, el poder pedir ayuda/pedir a los demás (la pregunta número 5) juega un papel fundamental.
El autocontrol emocional y saber pedir ayuda
Existe una creencia muy habitual entre la población relacionada con:
- “Tengo que poder…”
- “Debo hacerlo solo…”
- “Solo yo lo solucionaré…”
- “Yo soy quien tiene que saber…”
- “Soy yo quien debe…”
Hay una parte funcional en este tipo de mensajes dado que movilizan al individuo y señalan su responsabilidad y la posibilidad de acción. Ahora bien. Esta responsabilidad y capacidad no tiene porqué desligarse de la ayuda externa. Por algún motivo, recibir un apoyo por muchos es percibido como un acto menos válido, menos productivo e, incluso, menos valiente.
Así mismo, “pedir” en ocasiones se asocia con “ya lo tendrían que saber”. En todas las relaciones existen tantas responsabilidades como individuos. Si deseamos ser entendidos, es nuestra responsabilidad saber comunicarlo. Esto incluye hablar, señalar, pedir, opinar, poner en común, etc.
Desde la Psicoterapia promocionamos modos de pedir ayuda como un acto de amor propio y conexión con las personas que nos rodean necesario para el autocontrol, emocional dado que es más fácil manejar nuestros pensamientos y emociones si contamos con una red que acompaña y da sentido a nuestro papel.
Pedir ayuda es un acto inteligente emocionalmente y posibilita la correcta gestión emocional.
A continuación te indicamos los cursos sobre Inteligencia Emocional:
- CURSO PRÁCTICO ONLINE DE ENTRENAMIENTO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL (para PSICOLOG@S)
- CURSO PRACTICO EN PSICOTERAPIA EN INTELIGENCIA EMOCIONAL (para PSICOLOG@S)
- INTELIGENCIA EMOCIONAL: CURSO VIVENCIAL DE ENTRENAMIENTO
También te puede interesar: