En ocasiones, cuando la familia sabe que un tema determinado es tabú, evita preguntar sobre él y calla cuando observa algo fuera de lo común (una mala reacción, un estado de ánimo atípico, un comentario extraño, etc.). El sistema familiar no se pronuncia pero, aún así, se genera un elevado malestar, notable por parte de todos. Este tema puede tratarse de un “secreto de familia” (nadie sabe qué pasó pero todos saben que fue “algo malo”). Una situación que todos conocen pero de la cual está “prohibido” hablar. Por ejemplo: el aborto de una hermana, consumo de sustancias por parte de un familiar, muerte de un hijo, etc. O bien de una temática general que se considera tabú (Ej. el sexo).
En la siguiente entrevista, Rebeca Alonso y Mª Teresa Mata, psicólogas colaboradoras en INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos hablan sobre la repercusión de los “secretos” y tabúes en el sistema familiar.
¿Qué repercusión puede tener sobre el sistema familiar el hecho de ocultar un “secreto de familia” o no hablar sobre un suceso pasado conocido por todos?
El problema aparece cuando se oculta una situación que no ha sido resuelta y no se ha integrado correctamente en la historia de vida de la persona que la ha sufrido. En ese caso, el mantener como un “terrible secreto” dicho hecho genera reacciones que, quizás, los demás no puedan entender. Tristeza en determinadas épocas del año, apatía, respuestas agresivas ante ciertos comentarios, etc. El resto de componentes del núcleo familiar observan dichas reacciones, saben que “algo malo” ha sucedido, pero no comprenden el porqué. En consecuencia, aumenta la ansiedad, se genera miedo a hablar y expresar sobre temas que puedan crear malestar y se empobrece la comunicación.
Otra consecuencia es la falta de soporte emocional. Por ejemplo, evitar hablar sobre la muerte de un familiar hace que cada miembro sufra en silencio y no comparta el dolor. En el caso de los niños, por miedo a que éstos sufran, los mayores pueden ocultar el tema y no hablar sobre la muerte con el pequeño. Al mismo tiempo, el niño no quiere hacer sufrir a los padres y, cuando está solo, llora en su habitación sin recibir apoyo emocional. Por ello, es importante hablar con el niño y ayudarle a expresar cómo se siente, con el fin de integrar el suceso en su historia de vida.
Así pues, si no se integra el tema y se evita, los distintos miembros del sistema familiar no reciben apoyo. En consecuencia, no se asimila la situación vivida y no se supera.
Y especialmente, cuando se trate de un secreto desconocido por el resto de familiares, ¿qué repercusión puede tener?
Cuando se trate de un “secreto”, el no saber qué está pasando puede provocar que algún miembro de la familia se atribuya la responsabilidad. Habitualmente son los niños quienes lo hacen: “mamá está enfadada por mi culpa, algo he hecho mal”, “papá está triste por mi culpa”, etc.
Por otro lado, el hecho de no entender reacciones y no saber qué está sucediendo puede generar tensiones que se traduzcan en malas contestaciones, discusiones elevadas de tono, faltas de respeto y peleas.
Y cuando hablamos de tabúes o temáticas prohibidas de conversación (por ejemplo el sexo) ¿Cómo afectan al sistema familiar?
La situación nuevamente genera ansiedad que se transmite a todo el sistema. Tal y como apuntábamos, se genera miedo a hablar y expresar, hecho que empobrece la comunicación. Especialmente los tabúes generan dudas e inseguridad sobre el tema prohibido. Ya que la ignorancia respecto a la temática en cuestión, aumenta el miedo sobre la misma.
Además, el no saber puede acarrear serios problemas a raíz de dicho desconocimiento. Por ejemplo, en el tema del sexo, no tomar las debidas precauciones al practicarlo, no saber cómo reaccionar ante ciertas situaciones, tener creencias erróneas sobre las relaciones sexuales, etc.
¿Cómo puede ayudar la terapia familiar en estos casos?
En ocasiones, en terapia individual, de pareja o familiar, existe un motivo de consulta. Por ejemplo, un problema de comunicación, un problema de comportamiento, un malestar, una elevada ansiedad, un estado anímico depresivo, etc. El cual esconde un problema como el que hoy exponemos. Puede que una persona acuda a terapia por manifestar un elevado estado de ansiedad y dicha sintomatología esté relacionada con no poder expresar el malestar que le produce un tema tabú. Otro ejemplo puede ser el de una madre que tiene una comunicación pobre con su hijo y, el motivo u origen que ha retroalimentado la lejanía entre ellos, es el no haber hablado sobre un suceso que les ha marcado profundamente y ha sido vetado todo este tiempo.
A las personas que se encuentren en situaciones parecidas a las que hoy hemos mencionado, el psicoterapeuta puede ayudar a integrar la experiencia traumática. Ofrecer pautas para comunicar dicha experiencia a la familia. Trabajar todo este contenido conjuntamente con los otros miembros en terapia familiar, acompañando la comunicación y apoyando emocionalmente. En el caso de temas generales como la sexualidad, la figura del terapeuta puede resultar de ayuda a la hora de dar información, facilitar el ser pedagógicos, y ayudar a los padres a desbloquear sus miedos o barreras.
Muchas gracias Rebeca y Mª Teresa.