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Conciliación de la vida laboral y familiar. Repartir responsabilidades en pareja

168- Conciliar trabajo y familia_Marilen_12721911_xxl_petitaEn la siguiente entrevista, Marilén Barceló, Dra. En Psicología colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre la dificultad en la conciliación de la vida laboral y familiar. Además resalta la importancia de encontrar pautas que repartan las responsabilidades entre los dos miembros de la pareja.

“Si el reparto de responsabilidades no es equitativo entre los dos miembros de la pareja, uno de ellos termina por tener una “doble jornada” que genera una evidente sobrecarga física y emocional”.

“Es importante conocer cómo se siente cada miembro de la pareja cuando asume dichas responsabilidades y qué necesita del otro para encontrar un equilibrio”.

 ¿Qué dificultades pueden aparecer en la conciliación de la vida laboral y familiar?

Cerca del 70 por ciento de los trabajadores españoles afirma que tiene “serios problemas” para la conciliación de la vida laboral y familiar, según ha explicado el coordinador de investigaciones de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones Laborales y de Vida (Eurofund), Daniel Molinuevo.

Conciliar la vida laboral y familiar pone de manifiesto el equilibrio entre distintos elementos de dos contextos, hecho que requiere organización dentro de un tiempo concreto.  Desde los perfiles más perfeccionistas, responder a ambos ámbitos con un alto nivel de exigencia puede convertirse en una fuente de ansiedad y malestar.  Por otro lado, abarcar más tareas de las posibles así como una repartición no equitativa, fácilmente puede conllevar sobrecarga física y emocional, siendo el estrés y sus consecuencias los protagonistas.

Entre las principales dificultades resaltamos la falta de comunicación en casa. Por ejemplo, a nivel de pareja.  El agotamiento que provoca la sobrecarga citada puede impedir invertir la energía necesaria en el diálogo diario.

Nos hablas de la repartición no equitativa de tareas.  Centrándonos en el ámbito familiar, ¿qué problemas más específicos puede conllevar este hecho?

Si el reparto de responsabilidades no es equitativo entre los dos miembros de la pareja, uno de ellos termina por tener una “doble jornada” que genera una evidente sobrecarga física y emocional.

Sentimientos como la impotencia, la injusticia, el recelo o la rabia, pueden distanciar a la pareja a todos los niveles. Dificultar el compartir inquietudes y vivencias cotidianas. Expresar aquello que a uno le satisface o desagrada, disfrutar una vida sexual satisfactoria, proponer actividades fuera de la rutina, etc.

En el ámbito clínico habitualmente acuden a terapia parejas con un motivo de consulta que responde a problemas de comunicación, dificultad por resolver conflictos o problemas sexuales entre otros.  En ocasiones, detrás de todo ello se esconde una importante sobrecarga individual fruto de una mala gestión y repartición de tareas. O una saturación conjunta resultado del exceso de responsabilidades.

¿Qué pautas pueden ayudar, más concretamente, a repartir las tareas de forma equitativa?

Para iniciar una repartición de tareas funcional es fundamental conocer cómo se siente cada miembro de la pareja cuando asume dichas responsabilidades y qué necesita del otro para encontrar un equilibrio.  Preguntas tipo:

  • “¿Cómo te hace sentir el hecho de ocuparte diariamente de los deberes de los niños?”
  • “¿Qué tipo de ayuda te gustaría recibir?”
  • “¿Qué le pedirías a “X” en relación a esta ayuda que necesitas?”
  • “¿Cómo te sentirías tú asumiendo este tipo de tarea u ofreciendo esta ayuda?”

 Son algunas de las cuestiones que promueven un diálogo en la pareja que facilita el empatizar con el otro, expresar pensamientos y emociones, y buscar puntos de equilibrio.  Después de este diálogo vendrán los cambios oportunos.

Y en cuanto a la vida laboral, ¿qué cambios pueden ayudar a disminuir la sobrecarga emocional que despierta el trabajo para su conciliación con la vida familiar?

En este sentido, la sobrecarga emocional muchas veces viene acompañada de un “no llego a todo”.  Por ello, el primer paso es asumir un nivel de exigencia que responda a la realidad del momento, al aquí y ahora de nuestro ciclo vital.

Posiblemente, no cargaremos igual la agenda si vivimos solos, si nuestros niños son pequeños, si pasamos por un momento de enfermedad o de cuidado a un tercero, etc.  Somos distintos en cada etapa y nos rodean objetivos y contextos diferentes.  Preservar el bienestar emocional estará relacionado con equilibrar la inversión de energía que precisamos en cada etapa y momento.

Muchas gracias Marilén

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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