“Dice un proverbio árabe que “si hay un deseo, hay un camino”. Para conseguir objetivos realistas es fundamental que los hayas definido claramente, que sean objetivos y realistas. Prioriza tus deseos, aquello que para ti es importante y te entusiasma, ya que es lo que te motivará durante el camino hacia la meta, convirtiéndote así en el protagonista de tu propia vida” (Yolanda Segovia).
“Las emociones únicamente cambian si lo hacen nuestras acciones. Proponte un objetivo que sea motivador, divídelo en metas asumibles a corto plazo y empieza a actuar” (Albert Soldevilla).
En el post de esta semana, proponemos una reflexión sobre la fijación de metas y la organización diaria para conseguirlas.
Necesidad de un cambio
“Que un objetivo sea funcional implica que éste preserve el bienestar de la persona” (Marta Gómez). En ocasiones, cargamos en exceso nuestras agendas, calculamos que precisamos de un tiempo X para “liquidar” tareas y, finalmente, este tiempo no se ajusta a la realidad. Si no gestionamos adecuadamente el tiempo y nos exigimos más de lo que podemos abarcar, aparece la ansiedad desadaptativa. Cuando esto sucede, nos percatarnos de la necesidad de un cambio: “la ansiedad nos alerta, nos reclama un cambio” (Marilén Barceló). En este caso, tratándose de la persecución de objetivos, nos advierte sobre la necesidad de encontrar un nuevo modo de organizar el día a día.
Estados pasajeros
Por otro lado, el bienestar también está íntimamente relacionado con encontrar un sentido a nuestras metas…“Muchas veces asociamos la felicidad a estar alegres y contentos, cuando en realidad, estos son estados pasajeros. La felicidad es algo más profundo y estable. La felicidad tiene que ver con percibir que nuestra vida guarda un sentido y el sentido de la vida se logra a través de marcarnos objetivos a corto, medio y largo plazo. Además, caminamos hacia estos objetivos disfrutando del día a día, sabiendo que, este caminar tiene un sentido” (Rebeca Alonso).
Objetivos concretos, objetivos realistas
La funcionalidad también va ligada a la definición del objetivo. “Cuanto más detallado sea, más fácil será buscar un modo eficaz y saludable de conseguirlo” (Pilar Solé). Por ello, es importante “diseccionar” la meta, conocerla al detalle, y plantearnos todos los pasos necesarios para llegar a ella. “Resaltamos el hecho de plantearnos objetivos concretos definidos a partir del diseño de su abordaje, teniendo en cuenta de dónde partimos y cuál es nuestra situación actual. De este modo, podemos mirar hacia el futuro y plantear objetivos inspirados en pequeñas mejorías.” (Isabel Vargas).
Puntos fuertes
En ocasiones nos puede parecer que nuestro objetivo es el mismo que el de un compañero, un amigo, un hermano, etc., pero no es así: “Cada uno de nosotros tiene su propia lista de objetivos, única y personal, creada a partir de nuestras experiencias personales y circunstancias, y en base a nuestros deseos y expectativas futuras. Esta lista de objetivos la hemos diseñado teniendo en cuenta nuestros puntos fuertes y potenciales, así como nuestras limitaciones” (Mireia Garibaldi). Además, no solo es necesario que éstos sean concretos, también deben ser factibles y realistas.
Evolucionar
Así pues, los objetivos aparecen fruto de nuestra experiencia de vida y, no solo eso, cambian y evolucionan igual que lo hacemos nosotros: “A lo largo de nuestro ciclo vital, éstos van cambiando, pero el eje vertebrador de este proceso se halla en el respeto y conocimiento hacia uno mismo, para integrar los embates de la vida y así poder evolucionar como persona, desvelando lo mejor de uno mismo con el paso del tiempo” (Sonia Algueró).
Y sumado a un conocimiento exhaustivo de aquello que perseguimos, hace falta una buena gestión y organización. “Un modo de empezar a organizar objetivos es realizando una lista de tareas y marcarlas por colores según su prioridad. Además, puede resultar de gran utilidad, por muy obvio que nos parezca, señalar cuánto tiempo estimamos que ocupará cada una de las tareas” (Mª Teresa Mata),
Los objetivos en el proceso terapéutico
“Para poder llevar a cabo una buena terapia es imprescindible tener unos objetivos realistas marcados para saber qué y cómo queremos trabajar. Poco a poco estos objetivos se irán reformulando y adaptando a las nuevas necesidades del paciente”. (Mònica Fores). Igual que comentábamos anteriormente, es importante la descripción detallada de estos objetivos, y en este caso, además, que terapeuta y paciente estén de acuerdo: “El objetivo debe ser claro y concreto y debe ser el mismo para el terapeuta y el paciente, por lo cual debe ser siempre consensuado.” (Marina Comín).
Así pues, que los objetivos sean consensuados es un punto imprescindible, puesto que, de lo contrario, la persona no se implicará en la terapia…”El papel activo por parte del individuo es un elemento esencial. Cuando una persona se plantea realizar una terapia psicológica, es importante que se implique en la misma, y este hecho estará íntimamente relacionado con el acuerdo de objetivos y la evolución de los mismos durante el proceso terapéutico” (Laia Belles). Además, el psicoterapeuta aplicará las técnicas necesarias para ayudar al paciente a conseguir dichos objetivos y facilitará herramientas que le ayuden posteriormente a hacerlo de forma autónoma; un gran ejemplo de herramienta son las habilidades sociales: “…se trata de un conjunto de conductas que una persona pone de manifiesto en las relaciones con otras personas, dotándole así de una capacidad para conseguir sus objetivos, manteniendo su propia autoestima sin dañar la de las otras personas” (Diana Beriain).
Alianza terapéutica
Por todo ello, a nivel de proceso psicoterapéutico, hablar conjuntamente de tareas y objetivos será primordial para crear lo que denominamos una buena alianza terapéutica, un elemento básico para garantizar que el tratamiento sea efectivo…“El consensuar las tareas y los objetivos desde el inicio hasta el final del tratamiento, garantizará el éxito del mismo” (Pedro Juan Clavero).
Objetivos concretos, funcionales y realistas…Así anunciábamos el post de esta semana. A nivel personal o a nivel psicoterapéutico, la fijación de metas debe ir siempre acompañada de estos tres adjetivos para preservar así el bienestar de uno mismo y superar de un modo eficiente y progresivo los desafíos que nos trae el día a día. Te animamos a reflexionar sobre todo ello y empezar el 2013 con una nueva organización de propósitos y retos.