Esta semana, desde L’INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, queremos compartir con todos vosotros una inteligente historia: “el campesino, el hijo y la burra”. En ocasiones, no es fácil aceptar las críticas y sacar provecho de las mismas. Esperemos que os guste.
“Un campesino y su hijo adolescente, acompañados de su vieja burra, fueron al campo a recoger leña. Hicieron un haz con ella y la cargaron en el animal. Al verlos pasar, la gente decía: “¡Qué sinvergüenzas!; ese pobre animal viejo lleva el haz de leña y ellos tan descansados”. Como padre e hijo no querían ser criticados, decidieron liberar al animal de su carga y, después de dudar quien la llevaba, decidieron que sería el hijo. Pero entonces, la gente los veía pasar y comentaba: “¡Vaya padre más desalmado. Su hijo es casi un niño y le hace llevar la leña en vez de cargarla con la burra o llevarla él!”. El padre, avergonzado, decidió coger él mismo el haz de leña. Entonces, los que pasaban y les veían se reían de ellos diciendo: “Fijaos si son tontos que, teniendo a la burra, carga el padre con el haz de leña”.
Anónimo.
¿Qué nos quiere transmitir esta breve historia?
Debemos partir de una base: las críticas son inevitables, forman parte de cualquier interacción social.
Partiendo de esta realidad, es importante entender la crítica como un elemento más en la comunicación y, en segundo lugar, diferenciar la crítica constructiva de la crítica destructiva.
La crítica constructiva es aquella que ofrece un punto de vista externo que nos ayuda a tomar distancia y valorar la situación desde otro enfoque. A partir de este “tomar distancia” seremos aún más ricos y podremos tomar decisiones contando con mayor información.
Así pues, la crítica constructiva amplia nuestra visión de la realidad y facilita otros enfoques que, sea como sea, enriquecen aquella información que tenemos de base. Por otro lado, nosotros decidimos qué información deseamos tomar y cuál nos resulta más beneficiosa, puesto que el poder de elegir y decidir está en cada uno de nosotros.
¿Qué podemos hacer ante las críticas destructivas?
La teoría de “aceptar las críticas nos enriquece” tiene un matiz importante: las críticas no siempre son constructivas. Las críticas destructivas son aquellas que juzgan al otro, toman un tono irrespetuoso, no ofrecen libertad, se alejan de la visión global, se centran en una visión negativa de la realidad, no empatizan con la persona criticada, etc.
En este caso, será importante posicionarnos y mostrar nuestro malestar y disconformidad ante las mismas, limitando el discurso del crítico con una comunicación asertiva. De este modo, nosotros ponemos una barrera a aquello que no nos beneficia y, paralelamente, preservamos nuestra autoestima (independientemente de la respuesta que obtengamos del otro, hecho que, por supuesto, puede producir malestar).
Con esto último diferenciamos el sentirnos mal por la crítica destructiva, del hecho de expresar un límite: es posible que sucedan las dos cosas, pero no por ello dejamos de preservar nuestra persona. Esta realidad nos recuerda que somos seres racionales pero también emocionales. El malestar debe aparecer, de lo contrario, no pondríamos límites ni buscaríamos el camino más ajustado a nuestras necesidades.
En definitiva, ¿cómo nos ayuda el responder asertivamente a las críticas?
Podemos responder asertivamente a las críticas destructivas poniendo un límite, pero también podemos responder a las constructivas mostrando respeto, escuchando activamente aquella información, enriqueciéndonos de la misma y, al mismo tiempo, exponiendo y reforzando nuestra visión.
La persona que realiza la crítica (partimos de la base que se trata de una crítica constructiva) desea que prestemos atención y tengamos en cuenta su mensaje y cómo se siente al respecto; si reaccionamos mal, se sentirá frustrada y quizás, la próxima vez, evite comunicarse con nosotros a este nivel. Como resultado, estaremos perdiendo una información muy valiosa.
No aceptar las críticas y responder mal a las críticas no únicamente nos distancia de aquella persona, también suele provocar que los conflictos se agraven.
En resumen…
…Si no escuchamos activamente las críticas y reflexionamos sobre las mismas, no obtendremos la parte de información útil que pueden contener; si respondemos asertivamente a las críticas, podremos utilizar aquella información, ponernos en el lugar del crítico, y facilitar la cercanía y la comunicación entre ambos.
Aun así, todo esto no es tarea fácil; muchas veces es el resultado de un trabajo psicoterapéutico individual o grupal dirigido a mejorar la resolución de conflictos e integrar habilidades propias de la inteligencia emocional en nuestras actuaciones.