Existen muchos motivos por los cuales alguien puede presentar una baja autoestima. Entre todos ellos hoy queremos destacar la incapacidad por reconocer logros, la insatisfacción tras no haber conseguido objetivos vitales y la dificultad por realizar cambios que persigan nuevas metas.
En la siguiente entrevista, María Teresa Mata, psicóloga colaboradora de INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos presenta algunos ejercicios terapéuticos útiles para el trabajo de la autoestima asociada a la insatisfacción vital.
¿Cómo la insatisfacción puede alimentar una baja autoestima?
Una de las fuentes que puede alimentar la baja autoestima es la insatisfacción con la propia historia de vida. Permanecer anclados en aspectos pasados que no nos permiten avanzar (“en esa ocasión me equivoqué y me siento mal por ello”) o en temas que no nos realizan personalmente (“no me llena mi trabajo”), disminuye paulatinamente la energía vital, el autoconcepto positivo-realista (vernos como personas funcionales) y, con ello, el amor propio.
¿Qué tipo de ejercicios pueden resultar de ayuda para movilizar a aquella persona que está insatisfecha con su vida?
Un ejercicio que resulta muy interesante es el de adoptar la posición de sabio como si se tratara de una versión más vieja de uno mismo. Para ello, le pedimos a la persona que imagine que han pasado los años y, tras vivir multitud de experiencias, responda a algunas cuestiones sobre cómo percibe su historia de vida.
Cuando imaginamos a una persona mayor con experiencia y sabiduría imaginamos a alguien seguro, una persona que ha vivido y superado obstáculos que le han permitido aprender y conocerse. Imaginar este “rol sabio” facilita al individuo hablar desde la seguridad y no desde el miedo, atreviéndose a ofrecer incluso consejos y soluciones.
¿Cómo se desarrolla el ejercicio?
Para profundizar en el ejercicio podemos formular preguntas como las que mostramos a continuación y pedirle al individuo que responda desde la posición futura de sabio:
“Ahora que han transcurrido los años y puedes observar desde la distancia tus capítulos de vida, responde a las siguientes cuestiones:
¿De qué te sientes especialmente orgulloso?
¿Hay algo que querrías haber hecho?
¿Te sientes satisfecho de algún capítulo vital en el que hayas superado una adversidad?
¿Te sientes satisfecho de algún capítulo vital en el que hayas arriesgado para ganar?
¿Qué te gustaría que tus seres queridos recordaran respecto a tu vida con ellos?”
Una vez planteadas cuestiones como las descritas, ¿qué más podemos trabajar?
Una vez hemos reflexionado sobre estas cuestiones, podemos plantear otras que movilicen al paciente para salir de su zona de confort (zona acomodada no productiva) a partir de crear contradicciones entre la actualidad y el yo futuro:
“Tomando como ejemplo las preguntas anteriores, ¿cuántos aspectos sobre los que has respondido crees que se cumplen actualmente en tu vida?”
La contradicción aparece cuando la persona responde como sabio de un modo (haciendo mención de logros y aprendizaje) y, en cambio, en la actualidad no presenta actitudes que predispongan a ello.
Llegados a este punto, plantear por dónde le gustaría empezar a dibujar pequeños cambios promueve en el individuo pensamientos relacionados con abandonar ciertas zonas de confort.
¿Qué otro tipo de ejercicios pueden ayudar a la persona a aumentar la autoestima?
Todos aquellos ejercicios relacionados con la detección de recursos personales son una potente herramienta terapéutica que empodera al individuo y le recuerda sus capacidades.
Por otro lado, aquellos discursos internos en los que la persona se envía un mensaje positivo y motivador, facilitan la relación de amor con uno mismo. Un ejemplo son las cartas de autoagradecimiento.
¿En qué consisten las cartas de auto agradecimiento?
Proponemos a la persona que escriba una carta de agradecimiento a un “yo pasado” que, en su momento, resolviera exitosamente alguna dificultad o pusiera de manifiesto recursos y habilidades que facilitaran un objetivo. Con esta tarea conseguimos que la persona se sienta orgullosa de sí misma y se reconozca un logro, algo básico para aumentar la autoestima en un momento en el que le resulta complicado detectar capacidades y fijar nuevas metas.
Las cartas de auto agradecimiento pueden parecer extrañas, no todos estamos acostumbrados a darnos una palmada en la espalda y decirnos “que bien lo he hecho”, más bien existe una tendencia poco inteligente emocionalmente a señalar los “fallos” (“tendría que haber hecho”, “no he hecho suficiente”, “porqué no he tomado tal decisión”, etc.).
Los perfiles más autoexigentes (concretamente aquellos que raramente reconocen sus éxitos), descubren en los discursos de autoagradecimiento un nuevo modo de relacionarse consigo mismos a partir de basarse en lo que ya han logrado más que en aquello que aún no han conseguido.
La relación de bienestar con uno mismo se alimenta, entre otros, de pensamientos positivos. ¿Qué otras dinámicas pueden facilitar la generación de pensamientos positivos?
En psicoterapia existen muchos tipos de registros que facilitan a la persona la creación de una biblioteca de pensamientos positivos. El resultado es un entrenamiento cognitivo dirigido a potenciar la creación de pensamientos funcionales y motivadores que preservan la autoestima (algo especialmente útil para aquellas persona que no están acostumbradas a valorar la parte positiva de su realidad diaria).
Una tarea muy sencilla es el registro nocturno de recuerdos positivos de la historia de vida. Se trata de traer a la memoria, de manera selectiva, un recuerdo positivo cada día (Ej.: una reunión de amigas del instituto, una cena de cumpleaños, una charla con un compañero de trabajo, un día de playa con la familia, el resultado de un examen, unas vacaciones en el pueblo, etc.). Que la persona dirija la atención hacia aquellos recuerdos positivos que ella elige aumenta la capacidad por mantener en la memoria pensamientos que son fuente de bienestar en lugar de insatisfacción vital.