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Autoestima. ¿Qué cambiarías de tu cuerpo?

Post SI PUDIERAS CAMBIAR UNA SOLA PARTE DE TU CUERPO

“«Comfortable» es un experimento que llevó a cabo Jubilee Project, una organización formada por personas que cuentan historias con el fin de ofrecer un feedback constructivo al mundo. En él se formuló una pregunta a 50 personas: «Si pudieras cambiar una sola parte de tu cuerpo, ¿qué cambiarías?». A partir de las respuestas, el equipo realizó un significativo video”.

Esta semana, el equipo de MENSALUS, comparte con todos vosotros los resultados de “Comfortable” y abre una reflexión sobre el hecho de fomentar la autoestima en base al físico.

 

 

Video sobre autoestima

 

¿Qué diferencia el enfoque de los niños del de los adultos?

Veamos. Es realmente revelador escuchar a los pequeños. Todos aprovechan la petición mágica («si pudieras cambiar una parte de tu cuerpo…») para soñar con una nueva capacidad, poder o experiencia: «una boca de tiburón para poder comer muchas cosas», «unas piernas largas para poder correr más rápido», «yo quisiera alas», «y yo una cola de sirena», etc. Incluso, en algún caso, responden con un «no cambiaría nada, me gusta como es».

Cuánto podemos aprender de sus respuestas. Los niños, a diferencia de los adultos, plantean el cambio desde la oportunidad de conseguir algo nuevo que les permita disfrutar del momento. Esto es muy inteligente, no solo cuando nos referimos a la autoimagen, también podemos extrapolarlo a otros contextos.

 

¿Cómo puede ayudarnos el mensaje que trasladan los niños la autoestima?

La autoestima se basa en el autoconcepto y una parte de éste en el nivel de bienestar que tenemos respecto a nuestra imagen física.

El nivel de bienestar se ve boicoteado cuando rechazamos alguna parte. Los niños no se plantean rechazar ninguna, al contrario, piensan en cómo sumar en lugar de restar.

Por otro lado, los realizadores lanzan una última pregunta:

“¿Cuándo fue la última vez que me sentí seguro en mi propia piel?”

En la respuesta es justamente donde se encuentra una de las bases de la autoestima. Hoy en día es fácil sentirse inseguro con la propia apariencia física. Muchos de los mensajes que recibimos por parte de la publicidad, la moda, el cine y la televisión, chocan con nuestra realidad. La imagen de «éxito» y «felicidad» va acompañada de unos cánones de belleza física y de estilo de vida concretos (cuando el mundo está repleto de tipos y estilos).

El problema aparece cuando, con todo este boom mediático, cuestionamos reiteradamente nuestro físico. Este hecho es el que pone en riesgo la seguridad en la propia piel.

 

¿Y cómo podemos plantear un cambio de visión?

Los niños no están contaminados como los adolescentes y los adultos, por ello no buscan el supuesto «ideal». Darnos cuenta de hasta qué punto nosotros sí lo estamos y cómo dicha contaminación mediática condiciona nuestra forma de vernos, puede ayudarnos a poner límites.

Así pues, quizás se trata de aceptar que estamos condicionados pero, al mismo tiempo, saber que podemos decidir.

Fomentar la autoestima

Por ejemplo, el trabajo del autoconcepto basado en las capacidades y el reconocimiento de logros despierta un discurso interno que fomenta la autoestima y combate los pensamientos que basan el amor propio en la imagen física.

¿Cuántas veces pensamos en aquello que nos hace feliz?, ¿cuántas veces valoramos lo que nos aportan los demás cuando compartimos un momento de reunión y viceversa?, ¿cuando reconocemos los recursos que nos han ayudado a superar un conflicto?, ¿cuando hacemos un recuento del aprendizaje que hemos extraído de una experiencia (buena o no tan buena)?, etc.

Respuestas que concreticen en este sentido crean conexiones neuronales que aumentan los neurotransmisores relacionados con el bienestar. Si el bienestar aumenta, la necesidad de encontrar la satisfacción en el control del físico, disminuye.

Así pues, se trata de dar protagonismo a aquellos aspectos que “no se ven”, ¿es así?

autoestima y autoconcepto

Exacto: reconocerlos y darles el valor que se merecen. No se trata tanto de «no pensar en el físico», sino de pensar en qué riqueza poseo para que, el físico, no sea el aspecto del que siento que mayormente dependo para estar bien.

Así mismo, el bienestar aumenta a medida que creamos vínculos sanos desde los que nos sentimos importantes. Este feedback positivo mejorará nuestro autoconcepto y quedará reflejado en nuestra autoestima.

Finalmente, si a todos estos aspectos “invisibles” les otorgamos el valor que se merecen, el bienestar que generan no será un simple “visitante”, vendrá para quedarse.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata
Fuente: http://www.jubileeproject.org/

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