«La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, de origen desconocido, que provoca un deterioro progresivo a nivel general y, en especial, en el área cognitiva: pérdida de memoria, desorientación, alteración del lenguaje y de otras funciones cognitivas, con manifestaciones también en la esfera conductual y psicológica, pérdida de autonomía en la vida diaria y todo ello con una importante sobrecarga para la familia y el entorno social. El abordaje de esta demencia progresiva y de otras afines requiere una estrategia multidimensional que pueda afrontar las diversas necesidades que plantea el enfermo y su familia».
En la siguiente entrevista, Montserrat Romero, neuropsicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre la enfermedad de Alzheimer y su abordaje desde la Neuropsicología.
¿Por qué es especialmente importante la intervención multidimensional en la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer, al igual que otras demencias, no tiene un tratamiento farmacológico curativo pero sí tratamientos que ralenticen su deterioro. Se trata de una enfermedad degenerativa que, con menor o mayor rapidez, afecta a las distintas áreas funcionales de la persona, llegando a producir una importante repercusión en todos sus contextos (social, emocional, cognitivo, físico…).
Por un lado, abordar el Alzheimer desde el área física y psicológica del individuo es algo fundamental. Por otro, trabajar conjuntamente con la familia con el objetivo de facilitar pautas y atender a sus necesidades es otro punto primordial. La complejidad de la propia enfermedad es directamente proporcional a la dimensión que abarca su tratamiento.
Entre todas estas dimensiones, hoy especialmente queremos centrar la atención en el área cognitiva y su entrenamiento desde la Neuropsicología.
¿Por qué es especialmente importante la estimulación cognitiva?
La estimulación cognitiva en el tratamiento del Alzheimer, así como de otras demencias, es uno de los tratamientos no curativos, pero sí fundamental para retrasar los efectos que dicha enfermedad provoca en el individuo y en su entorno.
El entrenamiento mental por así decirlo puede mejorar la calidad de vida de la persona. Los programas de estimulación cognitiva se basan en la creencia de que mantener a la persona con demencia, activa y estimulada, tanto desde el punto de vista intelectual como físico, puede disminuir o ralentizar el declive cognitivo y funcional.
Hoy insistimos en la relación existente entre entrenamiento cognitivo y la enfermedad de Alzheimer dado que son muchos los estudios que demuestran cómo las personas ancianas que participan frecuentemente en actividades y estimulan la cognición, presentan menor riesgo de sufrir una demencia a edades más precoces. Con ello nos referimos a actividades como jugar a las cartas u otros juegos estratégicos (por ejemplo el ajedrez), leer, hacer pasatiempos (como sudokus, sopas de letras y crucigramas en papel o pantalla), realizar visitas culturales (por ejemplo una exposición de fotografía o una ruta por una ciudad), ver la televisión y escuchar la radio (para permanecer en contacto con la realidad), pintar (para estar en contacto con la creatividad), etc.
¿Cómo trabajaremos la estimulación cognitiva?
En el campo de la estimulación cognitiva encontramos intervenciones basadas en el entrenamiento y mantenimiento de la memoria, el cálculo, la lecto-escritura, los conocimientos semánticos adquiridos, la orientación temporo-espacial, el reconocimiento de personas y objetos, el razonamiento, las clasificaciones, las relaciones, etc. Los neuropsicólogos utilizamos ejercicios específicos para rehabilitar cada área concreta, por ello es importante realizar una evaluación exhaustiva que nos muestre qué dificultades concretas presenta la persona en el momento que acude a consulta.
¿Podrías nombrarnos algún tipo de trabajo más específico?
La pérdida de memoria, tal y como anunciábamos, es el síntoma principal de la enfermedad de Alzheimer. El trabajo en la rehabilitación de la memoria es uno de los pilares fundamentales del tratamiento de otros déficit cognitivos también visibles en el Alzheimer (trabajar la memoria tendrá una repercusión directa en todas las actividades de la vida diaria)
Clínicamente diferenciamos (Signoret, 1987) tres tipos de memoria: la memoria inmediata, la memoria reciente y la memoria remota. La memoria remota es habitualmente lo último que se deteriora. Aprovechamos para centrarnos en un ejemplo de trabajo referente a la memoria remota que habitualmente realizamos: la terapia basada en relatos del pasado. La terapia de revisión del pasado facilita a la persona que entre en contacto con su experiencia vital y la ordene, hecho que se traduce en una mayor organización interna. En estos casos, la alianza terapéutica que se establece entre terapeuta y paciente está muy reforzada por el bienestar que la persona siente al recibir una escucha activa por parte del profesional.
Muchas veces este es uno de los puntos fundamentales a tratar con el sistema familiar: estimular a la persona para que comparta sus experiencias. En este sentido, charlar sobre aquellos temas de los que ella es protagonista la sitúa en una posición más ventajosa y pone en marcha todo un abanico de habilidades comunicativas (sobre todo en el turno de preguntas y respuestas). Compartir las experiencias de vida con otras personas allegadas refuerza muy positivamente al individuo ya que, además, le recuerda su sentimiento de pertenencia al grupo (familia y sociedad).
Siguiendo con el entrenamiento de la memoria. ¿Qué otros aspectos pueden trabajarse?
En los enfermos con demencias encontramos una alteración en la capacidad de aprender material nuevo y de recordar la información aprendida.
La memoria reciente y el proceso de evocación inmediata pueden trabajarse con muchos tipos de dinámicas. Un ejemplo consiste en presentar al paciente una determinada información (por ejemplo una noticia) que detalle tres o cuatro datos relevantes (tanto numéricos como verbales). Si es posible, es interesante mostrar la información de forma verbal (le explicamos la noticia) y de un modo visual, ya sea por escrito (le pedimos que lea la noticia) o en imágenes (le presentamos un video). A partir de esta información pedimos al paciente que explique todos los datos referentes al suceso, que recuerde algún dato concreto, que reproduzca parte de la información tiempo después (horas o días), que exprese su opinión personal, etc.
Y por lo que refiere al reconocimiento de personas, ¿qué tipo de trabajo se realiza?
Ante un diagnóstico de Alzheimer es importante trabajar las gnosias. Las gnosias son las funciones cognitivas encargadas de percibir y reconocer la forma y las características físicas (visuales, táctiles, auditivas, olfativas, etc. ) de las personas y de los objetos del entorno. Por ejemplo, las gnosias táctiles pueden trabajarse a través del reconocimiento de objetos cotidianos o grafismos en relieve. Así mismo, las gnosias visuales pueden trabajarse a partir del reconocimiento facial de personas conocidas (por medio de fotografías) y por medio de un entrenamiento más exhaustivo relacionado con la asociación de imágenes, el encuadre de imágenes en un contexto, la discriminación figura-fondo, la búsqueda de diferencias entre dos fotografías aparentemente iguales, etc.
Volviendo al abordaje de la enfermedad y la estrategia multidimensional, ¿qué les dirías a todas aquellas personas que están leyendo esta entrevista y se sienten identificadas con el rol cuidador?
La enfermedad de Alzheimer la viven tanto los pacientes como sus familiares y cuidadores. En el círculo familiar se sufre un gran impacto emocional conforme avanzan los déficits y el enfermo es menos consciente del mundo real en el que vive. El cuidador tiene que mantener su espacio personal (emocional, social, físico…) y sentirse atendido de la misma manera para aceptar las propias limitaciones y pedir ayuda y apoyo durante el largo camino de la enfermedad.
Muchas gracias Montse.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.