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Cinco habilidades sociales básicas

Esta semana, el equipo del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRIA MENSALUS, nos presenta cinco habilidades sociales básicas para fomentar el amor propio, tomando como preámbulo elementos como las creencias, los valores y la identidad.

Las habilidades sociales permiten fomentar el sentimiento de colectividad y pertinencia al grupo. Ambos sentimientos colaboran en la creación de una sana autoestima, dado que permiten gozar del reconocimiento y, como consecuencia, sentir que nuestro papel importa.

Habilidades sociales

Según Elia Roca, las habilidades sociales son un conjunto de hábitos (a nivel de conductas, pero también de pensamientos y emociones), que nos permiten mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos, y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.

Cuando hablamos de habilidades sociales también nos referimos a la capacidad de relacionarnos con los demás en forma tal que consigamos un máximo de beneficios y un mínimo de consecuencias negativas. Es decir, que el resultado obtenido sea eficiente (de ello dependerá la satisfacción) tanto a corto como a largo plazo.

Concretamente, esta autora destaca la importancia de los factores cognitivos (creencias, valores, formas de percibir y evaluar la realidad) y su influencia en la comunicación y las relaciones. Hoy dedicaremos este espacio a comprender la relación entre dichos factores y las habilidades sociales en sí.

Creencias y valores: formas de percibir la realidad

Preguntas del tipo:

  • “¿Por qué hago lo que hago?”
  • “¿Qué me motiva?”

Despiertan una reflexión interna respecto a las creencias y los valores.

Las creencias y los valores son todos aquellos mensajes que hablan sobre nuestro modo de entender el mundo, son nuestras gafas, nuestros principios. Concretamente los juicios (un tipo de creencias que se han ido labrando a lo largo del tiempo) impactan en nuestras relaciones interpersonales, dado que influyen sobre nuestra actitud y conducta. La realidad es que, de un modo más o menos consciente, nos basamos en ellos para tomar decisiones. Por tanto, trabajar los juicios (detectarlos, conocer su origen, entender su mensaje, valorar su funcionalidad, etc.) será una tarea importante a la hora de gestionar nuestro modo de comunicarnos.

Así mismo, la identidad (“quién soy yo”, “cuál es mi rol”), es la esfera de los papeles que asumimos, es nuestra esencia individual. Es el resultado de vivir la experiencia, de fusionar lo innato con lo adquirido. La identidad se basará en nuestras creencias y valores y se alimentará de nuestras actitudes y conductas. La identidad se verá influenciada por nuestro modo de relacionarnos con los demás y, nuestro modo de relacionarnos cobrará sentido si lo asociamos a nuestra identidad.

Tener todos estos factores presentes es especialmente interesante a la hora de plantear el desarrollo de las habilidades sociales. Dicho de otro modo: ser fiel a quienes somos será un elemento crucial.

Cinco habilidades sociales básicas

Desde el Insitut Mensalus entrenamos las habilidades sociales haciendo hincapié en los puntos señalados así como en la detección de necesidades propias y del entorno. Tomando como referencia todos estos elementos, buscamos un modo apropiado de desarrollarlas.

A continuación señalamos 5 habilidades sociales básicas para mejorar las relaciones interpersonales:

  • La escucha activa

Es la capacidad de atender al discurso del otro desde el reconocimiento y el interés por construir un conocimiento al respecto. La frase “te he oído pero no escuchado” explica muy bien lo que a veces ocurre en los diálogos. El mensaje llega pero no es acogido e integrado.

  • La empatía

Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro sin sentir la necesidad de vivir la realidad del otro. Conocer y entender es distinto a reproducir y mimetizar. La empatía busca una respuesta por parte del receptor que acompañe y muestre esta compañía desde la comprensión, no desde la solución mágica.

  • La comunicación asertiva

Es aquel tipo de comunicación que vela por las propias necesidades al mismo tiempo que respeta las ajenas. La asertividad no pretende contentar o transformar la opinión del otro, sino sentirse conectado y en sintonía sin dejar de lado su propio discurso y derecho. Ser asertivo implica decir no a aquello que uno no desea desde un posicionamiento sólido, cómodo y abierto.

Responde a discursos creados desde la propia opinión que suman con el fin de aportar un nuevo punto de vista (en lugar de desmontar una realidad).

  • La permisividad

Es lo contrario a la sobre exigencia y el perfeccionismo. La sobre exigencia y el perfeccionismo responden a creencias mantenidas de forma rígida e inflexible acerca de cómo debería ser uno y cómo deberían ser los demás. Las exigencias hacia uno mismo se convierten en autocríticas y llevan a la inhibición del comportamiento. Las exigencias hacia los demás favorecen la ira, la rabia y la agresividad.

Ejemplo de exigencias:

    • No debo cometer errores.
    • Tengo que gustar a todos.
    • Los demás deben actuar bien conmigo.
    • La vida debería ser fácil, sin problemas.
    • Debería ser el amigo, amante, esposo, profesor, estudiante perfecto.
    • Debería estar siempre feliz.
    • No debería sentir tristeza, no debería sentir celos, no debería sentir…

Las habilidades sociales nos conectan, nos permiten entrar en acción, recibir y ser recibidos desde el respeto. Entrenarlas es un modo de fomentar el autoconcepto positivo y la autorrealización personal. Desde el Institut Mensalus trabajamos todas estas habilidades en las terapias individuales, cursos y grupos terapéuticos con el fin de mejorar la calidad de vida del individuo.

A continuación te indicamos los cursos sobre habilidades sociales:

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