El término trastornos generalizados del desarrollo, TGD, (pervasive developmental disorders, PDD, por sus siglas en inglés) hace alusión a una perturbación grave y generalizada del desarrollo del individuo. Se trata de un conjunto de trastornos caracterizados por retrasos y alteraciones cualitativas en el desarrollo de las áreas sociales, cognitivas y de comunicación, así como un repertorio repetitivo, estereotipado y restrictivo de conductas, intereses y actividades. En la mayoría de casos, el desarrollo es atípico o anormal desde edades muy tempranas.
En esta entrevista, Pilar Solé, psicóloga infantil colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre este tipo de trastornos.
¿Qué son los TGD y qué los caracteriza?
Los TGD son trastornos neuro-psico-biológicos en los que se hallan afectadas principalmente tres áreas: el lenguaje y la comunicación, la interacción social y la conducta e intereses.
Respecto al lenguaje y la comunicación, se observan alteraciones en el desarrollo del lenguaje, en el tono de voz, en la entonación, ecolalias (repetición de palabras o frases), y dificultades para entender el doble significado de las palabras (chistes, refranes, bromas, etc.). Los niños que padecen este tipo de trastorno, también muestran dificultad en interpretar el lenguaje no verbal, como por ejemplo gestos o expresiones faciales. La comunicación receptiva y expresiva suele estar alterada.
En cuanto a la interacción social, los niños con trastornos generalizados del desarrollo mantienen poco contacto ocular; parecen estar ausentes cuando se les habla. Les cuesta entender las expresiones emocionales, identificar sentimientos y compartirlos. Además, les resulta difícil ponerse en el lugar de la otra persona y entender los motivos de sus acciones; manifiestan poca empatía. Tienen escaso interés en relacionarse con otros niños de su edad, no inician contacto espontáneamente, y si lo hacen, este contacto es inadecuado. Les cuesta entender las normas de los juegos, esperar turno y comprender las situaciones implícitas. En general, suelen manifestar elevada ansiedad ante situaciones que requieran relacionarse socialmente.
Y finalmente, la conducta y los intereses se caracterizan por los aspectos que detallamos a continuación. Los niños con TGD tienen un interés obsesivo por algunos temas que se convierten en prácticamente su único juego o tema de conversación. En ellos, aparecen dificultades para realizar juego simbólico, es decir, para atribuir sentimientos y acciones y desarrollar una trama. El juego suele ser repetitivo, les gusta realizar series, ordenar juguetes y muestran serias dificultades para cambiar de actividad; les gustan las rutinas y manifiestan resistencias al cambio. Habitualmente este juego es solitario. Por otro lado, suelen aparecer problemas en el control de las emociones con episodios frecuentes de ira, ansiedad o reacciones desmesuradas ante pequeños cambios. Su repertorio de expresiones emocionales es escaso. También es importante tener en cuenta que los Trastornos Generalizados del Desarrollo pueden ir acompañados de retraso mental.
¿Qué trastornos quedan englobados en los TGD? ¿Nos podrías dar una pequeña descripción?
Las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales (CIE 10 y DSM-IV) incluyen dentro de esta categoría los siguientes trastornos: Trastorno autista, Trastorno de Asperger, Trastorno de Rett, Trastorno desintegrativo infantil y Trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
El Trastorno autista, implica un inicio temprano de la alteración en la interacción social, déficits de comunicación y actividades e intereses restringidos.
Trastorno de Rett, es un síndrome de inicio temprano de progresiva neurodegeneración que tiene lugar en mujeres y que se asocia con el retraso mental, retraso generalizado del crecimiento y múltiples síntomas neurológicos (incluyendo movimientos estereotipados de las manos). Este trastorno se asemeja al trastorno autista durante un período limitado de la primera infancia.
El Trastorno de Asperger es similar a los autistas de alto nivel, en los cuales hay una relativa preservación de las habilidades del lenguaje y del intelecto.
Y el Trastorno desintegrativo infantil engloba síntomas que aparecen tras al menos dos años de desarrollo aparentemente normal; es entonces cuando el niño pierde los avances evolutivos que había alcanzado y queda estable en un estado de funcionamiento tipo autista.
¿Cuál es el origen de los TGD?
Mayoritariamente se cree que la causa de los TGD es genética, sin embargo, no se conocen todavía con certeza todos los genes implicados; probablemente, existe una predisposición genética asociada a X causas ambientales que pueden colaborar en su aparición. Actualmente todo ello se está estudiando.
¿Cómo se detecta un TDG?
Habitualmente, los padres son los primeros en darse cuenta de los primeros indicios. Éstos pueden detectar que su hijo se desarrolla de manera distinta a otros niños de la misma edad. Estas diferencias pueden haber existido desde su nacimiento, o puede que se hayan pronunciado posteriormente. Además, pueden ser más severas y obvias, o más sutiles y difíciles de reconocer; en este último caso, normalmente es la maestra de la guardería o de preescolar quien lo detecta.
¿Cuándo se hacen evidentes este tipo de trastornos?
Toda la sintomatología de los distintos tipos de TGD, por lo general, es evidente a la edad de 3 años. Es entonces cuando los niños muestran, por ejemplo, dificultades para hablar, para jugar con otros niños, y para relacionarse con su contexto en general (incluidos los familiares más cercanos). Por supuesto, sintomatología más específica como conductas repetitivas y estereotipadas o intereses intensos, también se hacen notorios. Aún así, los síntomas y la gravedad de los mismos varían en cada niño; es importante tener en cuenta que un niño con TGD puede presentar síntomas distintos a otro niño con el mismo diagnóstico.
¿Cómo afecta la existencia de este tipo de trastornos al resto de familiares (padres, hermanos, etc.)?
El grado de afectación familiar, escolar y social dependerá del tipo de trastorno y de si va acompañado o no de retraso mental. Por supuesto, la dinámica familiar se ve afectada, puesto que padres y hermanos tienen que adaptarse a los cambios que supone convivir con un niño con un TGD. Todo ello puede trabajarse con un profesional; la mayor parte de las veces, el contexto familiar necesita ser asesorado.
¿Cómo se trabajan los trastornos generalizados del desarrollo en psicología?
El trastorno requiere un abordaje multidisciplinar (psicológico, neurológico, psiquiátrico y psicopedagógico).
Las familias pueden necesitar ayuda profesional para entender el trastorno. Para ello, es conveniente que reciban información clara y detallada, contrastada ampliamente. También precisan pautas para el desarrollo de la convivencia y estrategias para resolver problemas cotidianos a fin de potenciar los aspectos protectores y mejorar la relación padres-hijos.
A nivel individual, se realizan tratamientos psicoterapéuticos para trabajar el autocontrol, distintas habilidades sociales, estrategias de resolución de problemas, etc. Algunas veces, también es necesario administrar tratamiento farmacológico complementario.
A nivel escolar, se realizan coordinaciones con los equipos docentes para elaborar un plan educativo adaptado; este plan puede conllevar adaptaciones curriculares, tratamientos psicopedagógicos, logopedia, etc.
Muchas gracias Pilar.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.