Después de más de dos meses de vacaciones, los alumnos vuelven a la escuela con, en teoría, las pilas cargadas para afrontarse a un nuevo curso lleno de objetivos y tareas. “La vuelta al cole” es un momento de sentimientos encontrados. Alegría por volver a ver a los compañeros y empezar un curso nuevo, tristeza por llegar al final de las vacaciones, incertidumbre por los nuevos retos que vendrán, etc. La vuelta a la rutina escolar no es un momento fácil para muchos de los estudiantes. Por ello, es importante velar para hacer de ésta una vuelta más llevadera, organizada, motivadora, optimista y efectiva.
En la siguiente entrevista, Mireia Garibaldi, psicopedagoga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS nos muestra 10 consejos prácticos para retomar la rutina escolar en la vuelta al colegio.
¿Qué supone “la vuelta al cole”?
La vuelta a la escuela no es más que un cambio de adaptación a una rutina nueva. Así pues, igual que la vuelta al trabajo de los adultos, este proceso de cambio no debería suponer ningún problema para los alumnos, siempre y cuando esté bien organizado por todos los miembros implicados: estudiantes, familia y escuela.
¿Cómo pueden ayudar los padres a retomar la rutina escolar de manera satisfactoria?
Para que la vuelta a la escuela no suponga un momento amargo y trágico para los niños y adolescentes, existen algunos consejos que pueden seguir los padres para llevar a cabo una adaptación positiva que ayude a la familia a ajustarse lo más rápido posible a la nueva rutina escolar.
Estos son 10 consejos útiles:
1.- Cambiar los horarios paulatinamente.
Normalmente, durante el verano los horarios han sido más flexibles en torno a todos los aspectos: alimentación, sueño, ocio, etc. Recomendamos no esperar al primer día de escuela y modificar todos estos aspectos de golpe. Sino ir adaptándolos progresivamente las semanas anteriores al inicio del curso con horarios más ajustados, para evitar así un cansancio excesivo al empezar. Si aún no se ha hecho, recomendamos marcar estos horarios y no esperar a que se restablezcan solos. Es importante recordar que los niños deben dormir un mínimo de 8-10h al día para rendir. Cuanto más organizada y estructurada sea su rutina y sus horarios, más seguridad les aportaremos y mejor funcionarán.
2.- Adaptar la alimentación.
No solamente es importante rehacer los horarios paulatinamente, sino también organizar la alimentación y rehacer una dieta equilibrada (en muchos casos se pierde durante el verano). Una buena alimentación es básica para un buen rendimiento escolar: desayuno completo, almuerzo variado, y comidas y cenas compensadas. Sobretodo en los casos en que los niños comen en la escuela.
3.- Preparar el material escolar con antelación.
La preparación del material escolar debe llevarse a cabo con tiempo y motivación. Los libros de texto, la mochila, el uniforme, etc. puestos a punto antes del inicio del curso, evitan estrés y ansiedad. Es importante elegir bien los materiales que los niños van a usar durante el curso. Mochilas prácticas, anatómicas y, a poder ser, con ruedas (se recomienda que el peso que carguen no supere el 10% de su peso), calzado y ropa cómoda, materiales escolares ergonómicos, etc. Ahora que nos encontramos en los primeros días de esta vuelta a la rutina, recomendamos volver a revisar dicho material.
4.- Estar informado del nuevo curso.
Es importante que, antes de verse implicado de lleno en la dinámica de tareas y objetivos, el alumno sepa todo aquello necesario sobre el nuevo curso: horarios, normativa, servicios, etc. Para que pueda organizarse e irse familiarizando con el centro y la etapa educativa. Esto es especialmente importante cuando se dan cambios de ciclo o de escuela, pues ayudará a que el alumno empiece a sentirse parte de su nueva rutina escolar antes de realmente haberla empezado.
5.- Motivar al alumno y transmitirle un enfoque positivo.
Es importante que el entorno del alumno transmita al mismo una visión positiva de lo que es la vuelta a la escuela. Esto ayudará a disminuir los sentimientos negativos que en ocasiones tienen los alumnos y la aversión hacia el inicio escolar. Ayudándole así a disminuir los nervios, la tensión y la ansiedad que pueden provocarle. Mostrar una actitud alegre hacia el colegio contagiará a los más pequeños, de manera que es importante recordarles todas aquellas cosas que tanto les gustan de la escuela.
6.- Verificar la ruta y los transportes.
Es aconsejable, una vez se conocen los horarios, marcar la ruta que se seguirá durante el curso y verificar el tiempo necesario para ir y volver de la escuela. Estos trayectos se pueden “practicar” con el alumno días antes. Y si aún no se ha hecho, aprovechar la primera semana de curso para que sea consciente, en primera persona, del tiempo que necesita, evitar retrasos y de este modo pueda empezar a organizarse.
7.- Elaborar un horario.
Durante los primeros días, es importante ayudar al estudiante a hacer un horario realista de su nueva rutina escolar. De esta forma podrá ver gráficamente su nuevo día a día y adaptarse a él más fácilmente. En dicho horario deben aparecer las horas de escuela, los ratos planificados para el estudio, los deberes semanales, las actividades extraescolares (si hay), etc. con el máximo detalle.
8.- Pactar los nuevos ratos de ocio.
Durante el verano es normal que los niños hayan tenido más ratos de ocio que de trabajo, por eso es importante pactar los nuevos periodos de ocio permitidos durante el curso. En este aspecto, es importante llegar a acuerdos entre padres e hijos sobre temas como las salidas, los ratos conectados a Internet y redes sociales, el uso del teléfono móvil, la televisión, etc. antes de que aparezcan conflictos.
9.- Preparar el sitio de estudio.
El hecho de tener un espacio específico para el estudio es muy importante durante la escolarización. Así pues, recomendamos la puesta a punto de este espacio.
10.- Conocer a los profesores.
Sería positivo conocer a los profesores antes de empezar el curso escolar, sobretodo si el colegio es nuevo. Concertar una visita con ellos para mantener un primer contacto es algo muy positivo, sobretodo para aquellos niños más inseguros. Si aún no se ha hecho, puede ser positivo aprovechar la primera semana de presentación del curso.
Y las actividades extraescolares, ¿cómo deben ser?
Las actividades extraescolares es uno de los temas que normalmente suele llevar más de cabeza a los padres: “¿Debo apuntar a mi hijo a todas las actividades que me pida?”; “¿Debo, obligatoriamente apuntarle a alguna actividad de refuerzo/ampliación de contenidos?”; “¿Cuántas actividades son las idóneas?”; “¿Cuántas horas a la semana?”
La respuesta a estas preguntas no es una única y cerrada. Como en la mayoría de los temas educativos, la respuesta depende: depende del alumno, depende de sus necesidades, depende del contexto, depende de la familia, etc. No obstante, sí que podemos dar algunas pautas para poder llegar a la conclusión idónea en cada caso.
Actividades extraescolares
Para empezar, es importante recordar que las actividades extraescolares son precisamente eso, actividades extras. Así pues, no es obligatorio hacerlas, aunque sí muy recomendable en la mayoría de los casos. Podemos dividirlas básicamente en tres tipos: las de refuerzo/ampliación de contenidos (inglés, informática, etc.), las físicas y de deporte (básquet, fútbol, danza, patinaje, etc.) y las de ocio variado (dibujo, teatro, etc.). Dependiendo del tipo de actividad, suelen ocupar un tiempo mínimo de una vez por semana y algunas de ellas pueden convertirse en prácticamente diarias.
Lo más recomendable sería poder combinar alguna actividad de refuerzo/ampliación de contenidos con alguna actividad física y/o de ocio variado, según las horas semanales que requiera cada una. Más de 3 actividades extraescolares pueden suponer una sobrecarga para el alumno, hecho que en vez de ayudarle y enriquecerle, le agobie y haga bajar su rendimiento escolar. Recordemos que los niños pasan 8 horas en la escuela y, después de su jornada, deben tener tiempo para hacer deberes, estudiar, descansar y divertirse, respetando las horas de sueño recomendadas.
Ritmos diferentes
Cada alumno tiene su propio ritmo y habrá alumnos capaces de abarcar más actividades que otros. No es conveniente compararlos entre ellos, sino compararlos con ellos mismos y ser conscientes de sus puntos fuertes y débiles. Lo principal es que cumplan las responsabilidades escolares y familiares y, si aún les queda tiempo (cosa que debería ser), barajar la idea de apuntarles a otras actividades que les enriquezcan, les gusten y les motiven. Una actividad extraescolar no puede suponer un suplicio para el alumno, sino una forma de desarrollarse en otros ámbitos fuera de la escuela.
¿Y qué sucede si el proceso de adaptación y cambio de rutina no se lleva a cabo con éxito?
Como hemos dicho anteriormente, la vuelta a la rutina escolar no debe suponer ningún problema para los alumnos. No obstante, existe un pequeño porcentaje de niños y niñas que pueden presentar trastornos de ansiedad por separación. Algunos alumnos, sobretodo en etapas escolares tempranas, pueden padecer estrés, angustia, inseguridad, miedo o ansiedad al ser separados de su entorno familiar. Este tipo de casos suele darse en niños y niñas de corta edad que están acostumbrados a estar al lado de su padre y/o, sobretodo, de su madre, con los que mantienen una relación de apego y protección muy intensa. Cada progenitor tiene un carácter y una forma de educar, por lo tanto, existen diversos patrones y maneras de hacer. Concretamente, progenitores muy protectores, miedosos e inseguros, pueden transmitir a los niños dicha inseguridad y favorecer que, a los más pequeños, les aterre la idea de separarse de ellos.
Confianza en la escuela
No es extraño ver llantos y pataletas los primeros días de escuela en las puertas de los colegios, pese a que en la mayoría de los casos en 3 o 4 días la situación cambia y en un par de semanas se normaliza completamente. Por ello, es importante que los padres estén tranquilos y confíen en la escuela, animando a sus hijos y ofreciéndoles la oportunidad de crecer en un contexto distinto al familiar. No obstante, si los problemas se alargan en el tiempo, no disminuye su intensidad, y/o aparecen otros síntomas (trastornos del sueño, negativa ante la comida, trastornos de conducta, dificultades para concentrarse, irritabilidad, etc.), es importante consultar al psicólogo para que éste ofrezca pautas específicas y ayude a restablecer la situación.
Muchas gracias Mireia.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.