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Cómo ayudar a nuestro hijo a ser autónomo y responsable

Cómo hacer que mi hijo aprenda a ser responsable. El trabajo centrado en cómo orientar y guiar a los hijos para que sean capaces de gestionar su propia vida y adquirir una actitud responsable, es uno de los aspectos importantes a tener en cuenta en terapia familiar.  Este trabajo se lleva a cabo a partir de pautas concretas que ayudarán a los padres a fomentar autonomía y responsabilidad en los niños y jóvenes.

En la siguiente entrevista, Marilén Barceló, Dra. En Psicología colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos muestra, a través de ejemplos prácticos, cómo potenciar la autonomía y la responsabilidad en los hijos.

 

Antes de empezar a ofrecer pautas, ¿qué entendemos por autonomía y responsabilidad?

La autonomía hace referencia a la capacidad para gestionar la propia vida: ser capaz de tomar decisiones que tienen que ver con uno mismo sin depender de otras personas; tener sentido de la responsabilidad significa aceptar las consecuencias que nuestras acciones puedan tener para nosotros mismos o para los demás.  Además, implica el asumir unas obligaciones y unos derechos propios.

 ¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo a ser más autónomo y resposable? 

Podemos reforzar la autonomía en nuestros hijos de muchas maneras.  Por ejemplo, podemos empezar encargándoles tareas individuales de su propia responsabilidad tales como hacerse la cama, poner la mesa, comprar el pan, etc.  Por otro lado, es importante dejar que tomen las decisiones que les correspondan a ellos (Ej. cómo distribuir el tiempo para hacer los deberes) sin guiar totalmente su trabajo, simplemente limitándonos a supervisarlo (Ej. si se van de colonias, que sean ellos los encargados de preparar aquello que les hace falta y nosotros repasarlo conjuntamente).

Resaltamos especialmente la importancia de establecer obligaciones, que tu hijo se sienta responsable, claras en los trabajos que se les pide, es decir, no dar por entendido que saben aquello que queremos que hagan.  Por ejemplo, si ellos son los encargados de cuidar al hámster, explicarles previamente qué deben hacer (limpiar la jaula, reponer la comida, el agua, etc.).

más recomendaciones para que tu hijo sea responsable

También recomendamos reforzar sus comportamientos y manifestaciones de autonomía.  Cuando hagan alguna tarea por iniciativa propia (Ej. preparar la comida), es importante dejar que la lleven a cabo y posteriormente felicitarlos.

Para terminar, resaltamos la importancia de establecer normas flexibles que no sean tan rígidas hasta el punto que les impida actuar con cierta autonomía, ni tan leves que no les ofrezca una mínima seguridad.

¿Y para fomentar la responsabilidad de tu hijo?

Las tareas domésticas pueden ayudar a potenciar la responsabilidad familiar, en el sentido que cada miembro puede tener asignadas distintas tareas y que estas sean rotativas.  Es importante dejar que los niños hagan cosas y no evaluarlo tan solo en cómo nos gustaría en el sentido estético (Ej. sus habitaciones pueden estar ordenadas aunque no compartamos la decoración).

Implicación

Es interesante implicarlo en la toma de decisiones que afecten a la familia.  Por ejemplo, podemos establecer un diálogo en relación a las vacaciones y decidir conjuntamente el lugar de destino, las actividades, etc.  Además, recomendamos potenciar que tomen las decisiones importantes de su vida (Ej., tipos de estudios a seguir) por sí mismos y de manera razonada.  Como padres, es preferible adoptar más el papel de soporte y orientación, que no de co-responsable.

Importancia de ser consciente las consecuencias

Por otro lado, recordamos la importancia de ayudarlo a valorar y a darse cuenta de las consecuencias de sus conductas, sean buenas o malas.  Es decir, si el niño toma una decisión, tiene que comprender la importancia de ser consecuente con lo que pueda pasar.  Por ejemplo, si decide hacer una fiesta en casa, él se preocupará de organizarla y arreglarla posteriormente.

Padres modelo

Por último, resaltar que los padres son modelo de sus hijos.  Supongamos que los padres mienten sobre la edad de su hijo para no pagar una entrada de adulto en el cine, o, estando en casa, piden al niño que coja el teléfono y responda a una llamada diciendo que el padre o la madre no están.  Con esta actuación, los niños aprenden que mentir no está mal.  Por ello, el primer ejemplo lo deben dar siempre los padres.  De este modo se transmite coherencia entre lo que uno pide y lo que uno realiza, es decir, “se predica con el ejemplo”.

Familia responsable, hijo responsable

Una estructura familiar necesita de coherencia, la cual está muy unida a las normas y a los límites que, en toda estructura familiar, deben existir.  En algunas ocasiones, el hacer cumplir las normas y el poner límites no es cómodo para los padres, pero es necesario enseñar a respetarlas desde que los hijos son pequeños, ya que, en un futuro, la sociedad les impondrá las suyas y, si no las aceptan, pueden quedar marginados.

¿Cómo viven los adolescentes este hecho de establecer nomas y límites?

En la adolescencia, los principales puntos de conflicto giran en torno a la estética, el dinero y los horarios.  Es a través de estos tres aspectos donde se reafirman como personas distintas al mundo de los adultos.  El adolescente desea ser autónomo pero vive sintiéndose pequeño y adulto al mismo tiempo.  Es frecuente que insista en hacer las cosas a su manera que, en muchas ocasiones, es contraria a lo que los padres desean.  Es importante comprender al adolescente y conocer el mensaje que intenta transmitir, por ejemplo, llevando un estilo de ropa o peinado concretos.  A partir de establecer comunicación a este nivel, será más fácil acordar normas y límites que garanticen el equilibrio dentro de la vida familiar.

La clave es el diálogo

En el diálogo entre padres e hijos es importante diferenciar tres puntos: las obligaciones (estudiar, cumplir con tareas del hogar, etc.), aquello que se puede negociar (salir por la noche, la ropa, etc.) y sus intereses propios, intereses donde ellos deciden (actividades deportivas, música, etc.).  A partir de diferenciar estos tres puntos, padres e hijos pueden empezar a hablar de normas y límites.

Trabajar todo ello dentro del contexto de la terapia familiar puede ayudar a encontrar el equilibrio que antes mencionábamos y fomentar unas bases sobre las cuales seguir construyendo. Con esfuerzo se puede conseguir que la responsabilidad sea algo automático en tu hijo

Muchas gracias Marilén.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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