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Reflexiones sobre la orientación sexual en la adolescencia

La adolescencia es una etapa en la que las dudas sobre el sexo y la propia orientación sexual son frecuentes.

Normalizar el “no sé si me gustan los chicos o las chicas” y hablar del tema, tranquiliza al joven e inicia una reflexión sobre aspectos que, hasta el momento, eran desconocidos.

Es frecuente que el adolescente exprese “me gusta la persona” y no sepa especificar si se trata de atracción sexual o de buen feeling.  Qué aspectos son los que le gustan del otro, por qué lo cree y cómo le hacen sentir, es información que sirve como punto de partida para explorar un mundo lleno de futuras experiencias enriquecedoras.

En la siguiente entrevista, Yolanda Segovia, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla de algunas dudas sobre orientación sexual que pueden aparecer en la adolescencia y propone al joven un espacio de escucha consigo mismo que, poco a poco, le ofrezca respuestas.

¿Cómo puede plantear en la adolescencia esta etapa de dudas sobre su orientación sexual?

Es importante que el adolescente contemple este momento como un proceso de definición personal que se desarrolla con el paso del tiempo y las experiencias.

En esta etapa, los sentimientos sexuales pueden tener tanta intensidad que no estén dirigidos a personas concretas.  En el propio proceso de crecimiento, la persona se percata del significado de la atracción y, poco a poco, conoce hacia quien va dirigida.  Dar espacio a la reflexión y expresión emocional sobre el deseo sexual ayuda a ordenar pensamientos y sensaciones relacionadas.

¿Qué sucede cuando la aparición de reflexiones no resulta tranquilizadora sino todo lo contrario?

Este es un momento realmente delicado.  Cuando el joven no encuentra apoyo en sus reflexiones y teme incluso el contacto con las mismas (“creo que me atraen los chicos y me siento mal por ello”), puede terminar por recluirse y dejar de experimentar, no únicamente a nivel sexual, sino en todos los sentidos.

Fijaros, los medios de comunicación están repletos de estímulos sexuales, las conversaciones entre amigos/as están cargadas de significado sexual (“me gusta este niño/a”, “la chica de la foto es guapísima”), las calles muestran las relaciones sentimentales constantemente, etc.  Sobre este escenario, el adolescente que teme mostrarse cerrará las puertas y dejará de comunicarse para preservar su intimidad.

¿Qué puede suceder entonces?

En algunos casos, la incomodidad que genera la no aceptación se traduce en homofobia interiorizada.

La homofobia interiorizada es un sesgo cognitivo presente en una persona homosexual que percibe su orientación sexual como algo negativo.

La persona manifiesta sentimientos relacionados con la vergüenza (cuando dicen su orientación, lo hacen como pidiendo permiso) y la culpa (la culpa implica autocastigo), así como respuestas ansiosas de todo tipo.  El resultado es la evitación de relaciones personales por miedo a ser juzgado/a y sus consecuencias (reclusión en casa, pérdida de amigos, bajo rendimiento escolar e incluso absentismo, etc.)

La homofobia interiorizada cursa paralela a una baja autoestima y un autoconcepto desorganizado. Así mismo, suele incluir pensamientos totalistas del tipo “todo/nada” o “siempre/nunca” que limitan la funcionalidad del individuo (Ej.: “nunca seré capaz”, “nadie me va a querer”, etc.).  La psicoterapia centra su trabajo justamente en atender todos estos puntos.

¿Qué tipo de reflexiones pueden ayudar al adolescente?

 Primero de todo queremos señalar que las reflexiones no tienen porqué tener una respuesta clara.  Esto no se traduce en algo positivo o negativo, simplemente indica que la persona está en proceso de maduración.

A continuación, citamos algunas preguntas que pueden servir de ayuda como punto de partida.  Permitirse dedicar tiempo a elaborar las repuestas y fijarse en los detalles que despiertan cada una de ellas es un trabajo de autoconocimiento imprescindible.

  •  ¿Quién soy?
  • ¿Cómo me defino?
  •  ¿Qué visión tengo de los homosexuales, bisexuales, etc.? ¿Qué actitud tomo hacia ellos?
  • ¿Qué ha sucedido para que me pregunte aspectos sobre mi orientación sexual?
  • ¿Qué sensaciones he experimentado?
  • ¿Siento algún tipo de resistencia interna? ¿Cuál es?

Y una vez elaborada esta primera reflexión, ¿qué otras cuestiones propones?

 Si hablamos en términos más específicos sobre sexualidad, aquellas preguntas que detallan la atracción y el deseo de forma consciente son importantes.  Entre ellas destacamos:

  •  ¿En quién te fijas generalmente, en el mismo sexo o en el opuesto? ¿Qué aspectos te llaman la atención?
  • ¿Alguna vez te has enamorado de una persona del mismo sexo?
  • Si practicas la masturbación, ¿en quien piensas en el momento del orgasmo? en un hombre, en una mujer o en los dos.
  • En el caso de haber mantenido relaciones sexuales o contacto con personas de los dos sexos, ¿con quién te sentiste mejor? ¿Qué relaciones fueron más placenteras desde el punto de vista sexual? ¿Y emocional?
  • Si fantaseas con alguien, ¿a quien imaginas?: a un hombre, a una mujer o a los dos.

Somos tan pequeños cuando nuestra orientación sexual empieza a mostrarse que no somos plenamente conscientes de ello.  Hay momentos muy tempranos (donde uno no sabe ni lo que es sentir atracción), en los que ya se ve atraído por otra persona.  Por este motivo, queremos realzar la adolescencia como una etapa en la que, a diferencia de la infancia, la persona tiene el poder para descubrir (paso a paso) a qué responde su atracción y hacer un ejercicio de escucha. 

 Así pues, a todos los jóvenes y padres que se sientan identificados con esta entrevista les animaría a responder o proponer a sus hijos la siguiente pregunta:

  

…¿Quieres dedicarte unos minutos de conversación?

Muchas gracias Yolanda.

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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