“Tú eres el protagonista de tu propia historia de vida, nadie más puede hacer este papel”.
“La vida pasa” es una realidad compartida por todos. Hay momentos en los que uno se detiene y piensa: “¿Qué he hecho hasta este momento de mi vida?”; “¿De qué me siento orgulloso?”; “¿Por qué elegí este camino?”; “¿Qué desearía hacer de ahora en adelante?”.
Esta revisión de vida es interesante, nos ubica en el momento actual y nos ofrece valiosa información de cara a cómo vivir el futuro. Cuando esto ocurre, resulta especialmente importante estar atentos a un punto fundamental: “¿Cómo vivo mi historia de vida: cómo el protagonista de la misma o como un actor más?”. Esta sensación marca la diferencia entre aquellas personas que toman las riendas de su vida o aquellas que sienten que la vida les lleva de un lugar a otro sin saber muy bien cómo ni porqué.
En la siguiente entrevista, Mª Teresa Mata, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos recuerda la importancia de sentirnos protagonistas de nuestra propia historia de vida.
¿Qué significa ser el protagonista de nuestra propia historia de vida?
Ser el protagonista de nuestra propia historia de vida significa ser el protagonista en la toma de decisiones, en el reconocimiento de logros, en el reparto y la toma de responsabilidades y en la organización de pensamientos y emociones, entre otros.
¿Qué sucede cuando una persona deja de sentir este papel protagonista?
Si la persona no vive su “yo protagonista”, deja de sentirse dueña de sus decisiones, pensamientos y emociones. En consecuencia, pierde el control de su papel de vida.
Ser protagonista significa estar implicado en nuestra propia historia. Sentir (miedo, alegría, tristeza, rabia) sin evitar, estar presente en el aquí y ahora de las distintas situaciones, asumir los diferentes roles y saber encontrar el “yo protagonista” en cada uno de ellos (rol padre, rol trabajador, rol amigo, rol hijo, etc.).
Tomar el papel protagonista no significa ser continuamente el centro de atención de puertas para fuera. Sino sentirse “estrella de la película” de puertas para dentro. Es algo así como sentir “soy yo quien maneja mi propio papel” en lugar de “son los demás quienes deciden este papel por mi”.
¿Por qué motivos una persona puede no sentirse protagonista de su historia de vida?
El hecho de no sentirse protagonista puede deberse a muchos motivos. Por ejemplo, puede que a aquella persona no le gusten los capítulos de su propia historia (esté a disgusto con ciertas situaciones vitales y no se sienta bien con su trayectoria) y rechace este papel. También puede pasar que la persona no se sienta merecedora de su propia historia (muchas veces este sentimiento va asociado a no estar orgulloso de ciertas decisiones o actuaciones). Por otro lado, también puede suceder que aquella persona no sepa cómo tomar responsabilidades (dificultad para asumir ciertos roles, obligaciones). O todo lo contrario, que coja responsabilidades que no son suyas y, como consecuencia, no pueda vivir su papel (la sobre atención y sobre preocupación focalizada en otras personas nos quita tiempo y energía para pensar en nosotros y nuestras necesidades).
Al principio de la entrevista nos hablabas de ser el protagonista en el reconocimiento de logros. ¿Qué significa exactamente?
En ocasiones nos resulta más fácil señalar aspectos en los que creemos que hemos flaqueado o fallado, que resaltar aquello que sí hemos conseguido y cómo lo hemos logrado. Este reconocimiento nos dice que poseemos potencial suficiente para “pisar fuerte” y hacer frente a adversidades.
Hay un dicho que dice: “para vencer hace falta creer”. En este caso podemos entender el vencer como el logro de una meta, y el creer como el reconocimiento de aquellos elementos necesarios para conseguirlo. Dicho de otro modo podríamos afirmar que es importante superar con éxito una situación pero, aún más, saber cómo lo hemos conseguido.
Cuando nos hablas de superar una situación, ¿a qué te refieres exactamente?
La palabra superar puede tener muchos significados. Para algunos superar se traducirá en dejar de llorar. Para otros en dejar de sentir un temor invalidante. En mejorar la aceptación hacia ciertas experiencias. Controlar respuestas de tipo hostil y/o agresivas fruto de revivir hechos del pasado. En volver a sentir emociones que habían quedado vetadas (Ej.: el enamoramiento), etc.
Por este motivo la palabra superar la podemos traducir en convertir aquello que no nos permitía estar bien en algo que nos deja vivir de un modo funcional. Sea como sea, para conseguirlo, el individuo ha elaborado un mecanismo y una estrategia para conseguirlo. Cómo lo ha hecho sí importa.
¿Qué tipo de trabajo psicoterapéutico puede ayudar a retomar el papel protagonista del que hoy nos hablas?
En primer lugar, el trabajo terapéutico focaliza toda la atención en el autoconocimiento de los aspectos de vida sobre los que uno no siente el control. Además, adopta respuestas que no son de su agrado (por ejemplo: hipersensibilidad, agresividad, pasividad, etc.). Una de las técnicas más interesantes para lograr “archivar” mentalmente toda esta información son los esquemas emocionales.
Entre las muchas técnicas que utilizamos para recuperar el papel protagonista, existe una que resulta especialmente interesante. Se trata de explorar la voz autocrítica por medio de una entrevista. Seguidamente, realizar un cambio de rol con la ayuda de un espejo. En este cambio de rol, la persona se convierte en una buena consejera y reproduce frente a su propio reflejo las pautas acordadas con el terapeuta.
Por otro lado, el trabajo por medio de técnicas relacionadas con la persecución de objetivos realistas (ejercicios como el automedidor de metas o la balanza positiva-realista) asociado al reconocimiento de recursos personales (por ejemplo, a través de entrevistas emocionales que ponen de manifiesto capacidades que habían quedado borradas), son técnicas de inteligencia emocional que informan sobre el cómo y el porqué de nuestras actuaciones. Un mensaje mucho más valioso que el propio resultado.
Para finalizar, la representación escénica de los patrones relacionales en los distintos contextos vitales (habitualmente en el contexto familiar y laboral), ayudan al paciente a reubicarse en su propia historia de vida. Durante la escenificación se buscan pequeños cambios que faciliten retomar su papel protagonista (un papel en el que se equilibren las exigencias internas y externas). Para realizar ejercicios de este tipo pedimos la ayuda de otros profesionales o los llevamos a cabo en nuestros talleres grupales.
Cada uno de nosotros somos protagonistas de nuestra propia historia de vida, nadie más puede desempeñar este papel. Por este motivo, siempre que lo necesitemos, tendremos la oportunidad de retomarlo.
Muchas gracias Mª Teresa.