Son muchos los que se preguntan cuál es el secreto de la felicidad. Durante siglos, el ser humano ha centrado toda su atención en dar con la receta mágica. El hombre es un buscador nato. A lo largo de su vida indaga y experimenta con el objetivo de encontrar aquello que, de algún modo, le haga sentir completo.
En la siguiente entrevista, Mª Teresa Mata, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, comparte con nosotros un bonito cuento que desvela este preciado secreto.
LA LLAVE DE LA FELICIDAD
Cuenta la leyenda que antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para retar al hombre y hacer de la vida un camino menos fácil.
Uno de ellos dijo:
– Pronto serán creados los humanos. Podríamos llenarlos de vicios y defectos; eso les pondrá las cosas más difíciles.El más anciano de los duendes dijo:
– Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea pequeño, les haga vivir cada día un desafío.Un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:
– Deberíamos quitarles algo que sea importante… ¿pero qué?Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:
– ¡Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.El viejo duende siguió:
– El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.El primero de ellos volvió a tomar la palabra:
– Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.A lo que inmediatamente otro miembro repuso:
– No, recuerda que tienen fuerza y son tenaces; fácilmente, alguna vez, alguien subirá y la encontrará y, si es así, todos podrán hacerlo y el desafío terminará.Un tercer duende propuso:
– Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar.Un cuarto todavía tomó la palabra y contestó:
– No, recuerda que tendrán curiosidad; en determinado momento algunos encontrarán el modo de poder bajar y entonces la hallarán.El tercero dijo:
– Pues la esconderemos en un planeta lejano a la Tierra.A lo cual los otros respondieron:
– No, recuerda su inteligencia. Un día alguno descubrirá el modo de viajar a otros planetas y, entonces, el reto ya no existirá.Un duende viejo, que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás, se puso de pie y dijo:
– Creo saber dónde ponerla para que realmente no la descubran. Debemos esconderla donde nunca la buscarían.Todos se giraron asombrados y preguntaron al unísono:
– ¿Dónde?El duende respondió:
– La esconderemos dentro de ellos mismos, muy cerca del corazón.Las risas y los aplausos se multiplicaron:
– ¡Estarán tan ocupados buscándola fuera que no sabrán que la llevan consigo!Pero entonces, el joven escéptico acotó:
– Los hombres tendrán el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será suficientemente sabio como para descubrir dónde está llave y se lo dirá a todos.A lo que el sabio añadió:
– Quizá suceda así, pero los hombres también poseerán una innata desconfianza acerca de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno, ¿crees que los demás le creerían?
Anónimo
¿Pasamos mucho tiempo buscando la felicidad?
Es posible. De hecho, el sentido de la vida es encontrarla. Cómo cada uno de nosotros damos sentido a nuestra vida es una cuestión individual que nace de las creencias y los valores, fruto de las experiencias, la personalidad y la herencia emocional. Por ello, la respuesta a “¿qué es la felicidad?”, será distinta para cada ser humano.
¿Qué sucede cuando alguien pasa toda la vida buscando la felicidad y no la encuentra?
Quizás, tal y como dice el cuento, aquella persona haya buscado la felicidad únicamente en cuestiones externas y, todas ellas, no hayan pasado el filtro interno.
Los demás juegan un papel importante en nuestra felicidad pero no definen qué sentimos y cómo debemos sentirlo. Esto es algo que únicamente podemos hacer nosotros, nadie más tiene ese poder. En aquellos casos en los que la persona cede el poder significa que deja que sean los demás quienes decidan por sus intereses y necesidades. En otras palabras, que los otros sean los poseedores de su llave de la felicidad.
¿Cómo funciona este filtro interno?
El filtro interno (la conciencia) funciona a modo de ordenador que procesa y almacena toda la información que recibimos del exterior. La organiza y la clasifica según qué nos aporta en cada momento vital. Finalmente, la mente (que es un órgano inteligente) utiliza dicha información para elaborar los pensamientos y las emociones. Todo ello, poco a poco, va creando nuestro sistema de creencias y valores, un sistema que está en continua construcción y remodelación.
¿Cómo podemos valorar nuestra felicidad?
Otro interesante cuento de Jorge Bucay titulado “El buscador” habla justamente de valorar, por encima de todo, el tiempo que hemos sido felices. La historia explica la vida de los habitantes de un pueblo en el que, al cumplir los 15 años, llevaban consigo un cuaderno donde anotaban el tiempo feliz vivido. Al llegar su muerte, era una tradición sumar todas las horas y minutos y, en su lápida, recordar a la persona por aquel tiempo feliz. Según el autor, ese era el tiempo realmente vivido.
Aún así, todo el tiempo es importante, el que hemos vivido como feliz y el que no. Todas las experiencias tienen un significado y constituyen a la persona que hemos sido, la que somos y la que seguiremos siendo. Los diarios emocionales son un gran recurso para hacer consciente dicho bagaje. Buscar las palabras adecuadas que reflejen aquello que sentimos nos ayuda a comprender cada capítulo que conforma nuestra vida.
Así pues, la felicidad conlleva encontrar un sentido a gran parte del tiempo vivido (esto permite sentirlo como propio) y saber que somos los protagonistas de nuestra «película». Reflexionar sobre todo ello nos ayuda a valorar si realmente estamos siguiendo el camino correcto para ser felices.
Tal y como dice el cuento, quizás la felicidad es algo más sencillo de lo que creemos…
Muchas gracias Mª Teresa.