En la siguiente entrevista, Laia Belles, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre la visión constructivista.
En 1955 George A. Kelly presentó en su voluminosa obra “The Psychology of Personal Constructs” un proyecto de psicología alternativa de corte fenomenológico, asentada sobre bases epistemológicas constructivistas.
Kelly considera la realidad como algo que no se nos manifiesta directamente, sino a través de nuestros Constructos Personales, lo cual prevé el hecho de que una misma situación pueda ser vivida de formas bien distintas, idiosincrásicas, por distintas personas. Implica también, y esto tiene importantes repercusiones terapéuticas, que una persona no es una víctima de la realidad, sino de su construcción de esa realidad. El sufrimiento humano sobreviene a menudo a causa de que los constructos del individuo no son adecuados para anticipar la realidad y es necesario sustituirlos por otros más útiles. La Teoría de los Constructos Personales se estructura en once corolarios que desarrollan un postulado fundamental según el cual los procesos de una persona se canalizan psicológicamente por la forma en que anticipa los acontecimientos. Mediante el Constructo Personal la persona comprende la realidad y anticipa el futuro. Desde esta perspectiva, el ser humano es como un científico que pone a prueba sus hipótesis (constructos), que se ven validados o invalidados en aquello que Kelly considera un experimento personal continuad: la conducta.
Guillem Feixas.
¿Cómo entiende la visión constructivista a la persona?
La realidad no es un concepto claro, cada uno de nosotros desarrolla su propia realidad.
La visión constructivista entiende la persona como una investigadora de la propia vida. Cada persona construye su visión del mundo a partir de unos constructos personales. Éstos están relacionados con las experiencias vividas y las creencias del propio individuo. Así pues, las personas constantemente estamos construyendo nuestra propia realidad y el significado de todo aquello que nos rodea a partir de la experiencia.
¿Nos podrías describir más detalladamente qué son los constructos personales?
Un constructo puede definirse como una dimensión evaluativa bipolar simbolizada o no por una etiqueta verbal que discrimina entre elementos dependiendo de la característica en concreto que abstrae. Por ejemplo, nervioso frente a tranquilo, bueno frente a malo, etc. Los constructos de acuerdo con la Teoría de los Constructos Personales se organizan en forma de sistema y tienen niveles jerárquicos diferentes.
Así pues, de un modo sencillo, podríamos definir los constructos como dimensiones bipolares de significado que constituyen el conjunto estructurado del conocimiento que tiene el individuo para entender y anticipar su mundo de experiencia. De este modo el constructo tiene la doble función. Por una parte la de procesar la información que llega a los sentidos y por otra la de anticipar los acontecimientos futuros. Tal y como comentábamos, los constructos se organizan en un sistema jerárquico. En el cual hay constructos que juegan un papel central en la construcción del self y en la organización de todo sistema. Estos constructos nucleares definen la identidad del individuo y dan sentido a sus acciones y sentimientos.
Nos hablas sobre cómo las personas constantemente estamos construyendo el significado de todo aquello que nos rodea a partir de la experiencia. ¿Cómo la experiencia nos ayuda a construir nuestra propia visión del mundo?
La experiencia es una forma de conocimiento derivada de la observación, de la vivencia de un evento o proveniente de los sucesos generales de vida. Según la visión constructivista de Kelly, existe un ciclo de la experiencia que se repite constantemente en nuestras relaciones sociales del día a día. Este ciclo consta de cinco pasos. Se basa en la idea de que cada uno de nosotros construye una réplica de la realidad a partir de las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y todo aquello que nos rodea. En nuestro día a día anticipamos todos los acontecimientos con los que nos vamos a encontrar. Por ejemplo: una reunión, una sesión de cine, un examen, etc.. Posteriormente estas anticipaciones las confirmamos o desconfirmamos, y reconstruimos la idea que teníamos en un principio. Por ejemplo: la reunión finalmente sí ha servido de algo y hemos llegado a un acuerdo, la película ha sido más aburrida de lo que esperaba, el examen finalmente no era tan difícil, etc.
¿Nos podrías explicar más detalladamente estos cinco pasos?
Tal y como enunciábamos, el ciclo de la experiencia sigue cinco pasos:
- Anticipación.
- Implicación.
- Encuentro.
- Confirmación o desconfirmación.
- Revisión.
El modo en que procesamos cualquier situación, está relacionado con la manera que tenemos de anticipar procesos; esta anticipación o “lectura” de los acontecimientos dependerá de nuestra experiencia previa. La implicación vendrá definida por el grado en que se están poniendo en juego constructos más o menos importantes; algunos constructos serán los pilares de nuestra identidad, otros no serán tan determinantes en nuestra forma de ser y pensar. El encuentro con el acontecimiento viene dado por la acción en sí. La confirmación o desconfirmación de lo anticipado es el penúltimo paso. Los acontecimientos no son en sí validos o no, nuestros criterios son los que deciden (nuestro sistema de creencias, nuestros constructos). El ser humano necesita confirmar o desconfirmar, sino nunca corregiríamos nada, únicamente existiría una verdad. Y finalmente, si aquello que habíamos anticipado no se confirma, pasamos a realizar el último paso del ciclo, la revisión de nuestro sistema de constructos, es decir, de nuestro modo de ver las cosas.
¿Esto qué implica a efectos prácticos?
Tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar aquello que no nos gusta o no nos resulta funcional, buscando alternativas que sean útiles. Algunas personas tienen una visión más estática de la realidad y creen que no pueden hacer nada por cambiar aquello que no les satisface. La visión constructivista parte de la base que el individuo es un agente activo que continuamente construye y reconstruye significados, y con ello, se le otorga el “poder” de actuar para el cambio.
Por otro lado, esta construcción del mundo únicamente no depende de uno mismo, se elabora a partir de la interacción con el resto de personas. En ocasiones, cuando presentamos dificultades para relacionarnos con otras personas, dicha dificultad puede venir dada por una falta de flexibilidad a la hora de ver el mundo a través de los ojos del otro e incluso de plantearnos si aquella otra visión puede aportarnos algo positivo. Con una actitud abierta podemos enriquecer nuestro propio sistema de constructos y conseguir que nuestras relaciones personales sean más satisfactorias.
¿Cómo puede ayudar la psicoterapia en este trabajo de construcción y reconstrucción?
El proceso de construir y reconstruir es un proceso natural en la persona, pero en ocasiones, podemos quedarnos atrapados en algún paso del ciclo de la experiencia y sentir que es imposible avanzar. En estos casos, la terapia puede ser una buena opción.
El espacio terapéutico puede convertirse en un lugar de trabajo para la búsqueda de alternativas que ayuden a la persona a conseguir los cambios que se ha propuesto con la ayuda y la orientación del psicólogo.
Muchas gracias Laia.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.