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Trastorno límite de personalidad (TLP)

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En la siguiente entrevista, Cristina Brunel, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos introduce los trastornos de personalidad y nos habla más concretamente del trastorno límite de la personalidad.

“El TLP genera un notable malestar y deterioro funcional en los pacientes, y se asocia a elevadas tasas de comportamiento autodestructivo”.

 “El tratamiento psicológico de TLP debería formar parte de un plan de cuidado multidisciplinar con la colaboración de familiares o cuidadores”.

 

Para ponernos en contexto sobre los trastornos de personalidad, ¿Nos podrías hacer una breve introducción?

 De acuerdo con las clasificaciones diagnósticas actuales (CIE-10 o DSM-IV), un trastorno de la personalidad consiste en un patrón de experiencias internas y de comportamientos que se apartan de las expectativas de la cultura del sujeto.  Este patrón suele empezar a manifestarse en la adolescencia o principios de la edad adulta, es estable y de larga duración.

Las personas diagnosticadas de trastorno de la personalidad presentan alteraciones en la cognición (forma de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los aconteciemintos), la afectividad (respuesta emocional), las relaciones interpersonales y/o en el control de impulsos.

Se trata de un funcionamiento inflexible que se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales, provocando un malestar significativo así como un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

 

Concretamente, ¿qué es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)?

El TLP constituye una patología severa, crónica e invalidante en muchos casos.  Veamos a continuación qué lo caracteriza principalmente:

–       Alteración de la identidad (autoimagen o sentido de sí mismo inestable).

–       Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo y dificultades importantes para regular las emociones (enfados frecuentes, reacciones inapropiadas de ira, episodios de tristeza y/o ansiedad).

–       Marcada impulsividad que llega a ser dañina (por ejemplo con el sexo, abuso de sustancias, gastos excesivos, conducción temeraria, atracones de comida, etc.).

–       Conductas autodestructivas o suicidas.

–       Sentimientos intensos de vacío o aburrimiento.

–       Temor al abandono (real o imaginado) y esfuerzos frenéticos para evitarlo.

–       Relaciones interpersonales inestables, que reflejan la tendencia a la dicotomía  (alternancia entre los extremos e idealización y devaluación) propia del funcionamiento mental de estos pacientes.

–       Estados disociativos o paranoides en situaciones de estrés.

 

En definitiva, este trastorno genera un notable malestar y deterioro funcional en los pacientes y se asocia a altas tasas de comportamiento autodestructivo.  Además, este trastorno presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos (trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos relacionados con sustancias, trastornos de la conducta alimentaria, etc.), complicando así el tratamiento y el manejo de los pacientes.

  

¿Se conoce su origen?

A pesar de que existen diversos modelos teóricos sobre el TLP, existe un fuerte consenso en considerar que su etiología es multifactorial.  Se entiende pues que las causas son bio-psico-sociales, con influencia de las relaciones familiares, experiencias adversas durante el desarrollo (incluyendo negligencia y/o abuso), factores neuroquímicos y predisposición genética para la desregulación emocional.

 

¿Qué tratamiento se recomienda para el TLP?

 Las guías clínicas internacionales justifican la pertinencia y necesidad de tratamientos completos y multidisciplinarios, recomendando la psicoterapia como eje nuclear para el tratamiento de estos pacientes.

Por otro lado, la introducción de tratamiento farmacológico es muy frecuente, dado que se trata de un trastorno polisintomático con una elevada comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos.

 

Así pues, habitualmente ¿son necesarios ambos tratamientos?

Efectivamente.  Concretamente la terapia farmacológica puede ayudar a controlar algunos síntomas, pero en la mayoría de casos es insuficiente y debe complementarse con un tratamiento psicoterapéutico intensivo.  Esta coexistencia de tratamientos muchas veces puede ser la clave para encontrar un equilibrio.

 

¿Por qué se caracteriza el tratamiento psicológico de TLP?

El tratamiento psicológico de TLP debería formar parte de un plan de cuidado multidisciplinar con la colaboración de familiares o cuidadores, seguir un modelo teórico explícito e integrado, estar bien estructurado, adaptarse a las necesidades del paciente y las necesidades del contexto en cuanto a la frecuencia de sesiones (considerando 2 a la semana.), incluir sesiones de supervisión para los terapeutas, y por último, superar los 3 meses de duración (dado que las intervenciones breves no se han mostrado eficaces).

En los últimos 15 años se han llevado a cabo numerosos intentos desde las distintas escuelas de psicoterapia para diseñar programas de tratamiento eficaces específicamente dirigidos a estos pacientes.  Un objetivo común a todas ellas es el de promover una fuerte alianza terapéutica para garantizar la adherencia al tratamiento y la eficacia de éste.  En el tratamiento del TLP este objetivo es especialmente importante dada la dificultad que tienen los pacientes para establecer vínculos de confianza estables.

Dicho esto, de una manera u otra, el tratamiento debe dirigirse a reducir la severidad de comportamientos autodestructivos y mejorar la autoestima, las habilidades interpersonales y el manejo de conflictos, la regulación emocional, la tolerancia a la frustración y al malestar, las experiencias emocionales traumáticas, el control de la atención y del procesamiento mental, etc.

 

¿Qué es necesario para que se obtengan dichos objetivos?

Para conseguir dichos objetivos es necesario ofrecer un marco estable y estructurado donde el terapeuta asuma un rol activo y pueda tolerar la hostilidad del paciente, trabajando en el aquí y ahora de la relación terapéutica, ya que buena parte de los problemas de los pacientes con TLP se manifiestan en las relaciones interpersonales (y por tanto aparecerán, necesariamente, en la relación con el terapeuta).  Por otro lado, será importante favorecer la conexión entre acciones y sentimientos con el presente, bloquear actuaciones (conductas autodestructivas) y proteger la integridad del paciente (y del terapeuta), así como valorar la posibilidad de realizar un entrenamiento de habilidades en sesiones grupales.

Muchas gracias Cristina

Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.

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Bibliografía básica utilizada:

– APA, Ed. (1994). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Text Revision (DSM-IV) 4ª Ed. Washington (DC): American Psychiatric Association.

– APA Practice Guidelines (2001). Practice guideline for the treatment of  patients with Borderline Personality Disorder. Washington (DC): American Psychiatric Association.

NICE Clinical Guideline (2009). Borderline personality disorder (BPD): treatment and management. London: The National Collaborating Centre for Mental Health.

 

Bibliografía recomendable sobre el tema:

– O. Kernberg (1989). Trastornos graves de la personalidad. México D.F.: Manual Moderno.

–  J. Gunderson (2002). Trastorno límite de la personalidad. Guía Clínica. Barcelona: Ars Médica.

– L. Cancrini (2007). Océano Borderline: viajes por una patología inexplorada. Barcelona: Paidós.

– M. Linehan (2003). Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite. Barcelona: Paidós.

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