En la siguiente entrevista, Mª Teresa Mata, psicóloga colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre la importancia de visualizar retos para fomentar la capacidad de automotivación, y nos explica cómo hacerlo dentro del ámbito psicoterapéutico.
Cada uno de nosotros visualiza mentalmente sus propios retos de forma inconsciente. Vernos consiguiendo un objetivo, por sencillo que sea, es algo propio del espíritu luchador, perseverante y, porque no, soñador.
Este tipo de visualizaciones espontáneas son el motor de la automotivación, una de las cinco principales capacidades que nos convierten en seres emocionalmente inteligentes.
¿Por qué es importante vernos consiguiendo un reto?
El visualizarnos mentalmente es el primer paso para conseguir un reto. Tal y como dice el dicho: “una imagen vale más que mil palabras”, y en este caso, la imagen se suma a las “mil palabras” que podemos repetirnos a modo de mensaje motivador. Cualquier frase que refuerce el logro irá acompañada de una imagen, una escena en la que desempeñemos dicha tarea, nos encontremos en dicho contexto, observemos la realidad del mismo (aspectos positivos, dificultades, etc.), pongamos en práctica nuestros recursos (si imaginamos por ejemplo cómo solventaríamos las dificultades que puedan aparecer), etc.
Ver el reto se traduce en una información que nos anima a actuar, a organizar, a hacer los pasos necesarios para conseguirlo. También nos advierte de los obstáculos y nos ayuda a tomar conciencia de los aspectos que resultarán más costosos y, en consecuencia, a anticipar cómo solventarlos.
¿Qué sucede cuando la visualización que hacemos del reto contempla más contras que pros?
Si la visualización del reto contempla más las dificultades que los aspectos positivos, y éstas no van acompañadas de mensajes que potencien las propias capacidades para superarlas, habitualmente, sucederá el efecto contrario. Será entonces cuando aparezca una importante desmotivación, aumente la ansiedad y se desencadene un malestar que impida seguir ese camino.
Pero ojo, la ansiedad es importante que aparezca, de hecho, es el motor, es la energía que nos impulsa a actuar. Ahora bien, si esta ansiedad deja de ser constructiva (sería constructiva cuando los pensamientos asociados van, por ejemplo, en esta línea: “existe una dificultad y me moveré para ver cómo solventarla”, “estoy preocupado por si no estoy a la altura y, por ello, me apuntaré a un curso preparatorio”, “temo no ser capaz, me prepararé el discurso y lo ensayaré delante de los amigos”, “creo que aún tratarse de un reto nuevo y complicado, la última vez demostré ser bastante resolutivo”) y se retroalimenta de miedos y pensamientos negativos (“no podré”, “no seré capaz”, “me sentiré perdido”, “fracasaré y será por mi culpa”, “haré el ridículo”), será entonces cuando la ansiedad sea destructiva y deje de ser un factor motivador.
Por otro lado, conectar con las dificultades que nos encontraremos demuestra realismo. Si estas dificultades van acompañadas de mensajes que refuerzan nuestros recursos, nuestro saber hacer, nuestro yo resolutivo, nuestra capacidad por aprender, entonces, la visión se convierte en positivo-realista.
¿Cómo puede realizarse este ejercicio de visualizar un reto en el marco de la psicoterapia?
En cualquier psicoterapia en la que trabajamos los miedos y las dificultades que pueden aparecer ante un reto, tratamos también los recursos y las capacidades personales para conseguir dicho reto.
Una vez hemos hecho un trabajo más de tipo racional, puede ser muy interesante realizar una visualización en la que la propia persona entre en contacto con aquella emoción que va ligada a la automotivación.
Existen muchos modos de hacer la visualización, cada terapeuta tiene su propio estilo. Lo más importante para realizar una buena visualización es tener todos los detalles sobre la situación. Ser altamente conocedores de ese contexto será básico para sumergir a la persona en ese “sueño” guiado.
Así pues, ¿Cómo sería una visualización guiada por un terapeuta?
Tal y como decíamos se puede hacer de muchas formas.
Una forma de iniciar la visualización es por medio de la respiración guiada. Realizar dos o tres respiraciones en las quela persona se concentre (por ejemplo imaginando el recorrido que hace el oxígeno al entrar y el CO2 al salir) es un modo de invitar a la persona a centrar la atención en nuestra voz y alejarse de pensamientos y distracciones.
Antes de visualizar el reto, ayudamos a la persona a visualizar un lugar tranquilo, cómodo, donde pueda sentirse segura (por ejemplo: una terraza, un sofá, un balancín, un cómodo asiento, etc.)
Dicho esto, invitaremos a la persona a emprender un viaje (por ejemplo, de ese cómodo asiento podemos guiarla hasta un tren o una bicicleta), un viaje en el que se va a permitir pensar en positivo; aún no tener la certeza en la actualidad de lo que va a suceder, en la visualización sí se va a permitir sentir en positivo.
Siempre realizaremos un preámbulo a partir de la descripción de estímulos (olores, estímulos visuales, auditivos, etc.). Antes de visualizar la acción, daremos muchos detalles sobre el escenario, detalles que inviten a la persona a fijar su atención en nuestro discurso y abstraerse de pensamientos repetitivos.
Conforme nos adentramos en el reto (por ejemplo, una nueva etapa profesional), recordaremos los recursos que tiene aquella persona (los habrá demostrado a lo largo de la terapia y podremos tomar ejemplos tanto de las visitas como de su historia de vida) y los entremezclaremos en la visualización. Se tratará de capacidades que la persona posee, datos palpables sobre otros éxitos, e incluso personas importantes en su vida que han sido un apoyo. Toda esta información acompañará y reforzará la visualización.
Para finalizar, realizaremos una pregunta clave: “¿qué regalo hace tu “yo” futuro (el que ha conseguido el reto) a tu “yo” presente?”, y guiaremos la persona para que visualice el regalo y el momento de entrega del mismo.
¿Qué aspecto fundamental resaltarías de este tipo de trabajo?
Las visualizaciones siempre deben ser realistas, no ideales. Apoyar a la persona desde esta realidad utilizando sus propios recursos y habilidades, así como recordándole las personas que están con ella, es una gran manera de hacer una visualización realista y positiva.
Muchas gracias Mª Teresa.