¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS DEPRESIVOS?
Uno de los trastornos del estado de ánimo más frecuente es la depresión mayor, con una prevalencia de entre un 8 y un 10% en la población infantil, produciéndose un aumento en la adolescencia.
La depresión mayor implica un cambio en la forma de sentir del niño o adolescente. Se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo deprimido (en los niños o adolescentes, irritable) y/o pérdida de interés o placer en las actividades, que viene acompañado muy frecuentemente por dificultades para conciliar o mantener el sueño, cambios en las pautas de ingesta alimentaria, alteraciones psicomotoras, cansancio, pérdida de la autoestima, dificultades en la concentración e incluso ideas de muerte. Esta situación interfiere en los ámbitos en los cuales participa la persona, observándose afectaciones en la vida escolar y el rendimiento académico, en las relaciones familiares y sociales, etc.
Tipos de Trastornos Depresivos en Niños
- Trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo
- Trastorno depresivo mayor
- Trastorno depresivo persistente (distimia)
- Otros trastornos relacionados que afectan al estado de ánimo: trastorno bipolar
¿Cómo lo podemos identificar?
Entre los comportamientos que nos pueden llevar a identificar una alteración en el estado de ánimo, como por ejemplo una depresión mayor, podemos encontrar:
- Aspecto triste, llora, se enfada fácilmente, muestra mal humor.
- Dificultad para divertirse, se aburre, no está motivado por el juego.
- Fracaso, culpa, destrucción o muerte presentes en el juego.
- Aumento o pérdida del hambre, aumento o pérdida de peso.
- Duerme más o menos que antes, o se despierta durante la noche.
- Se mueve mucho, se muestra más agitado o contrariamente más lento que antes.
- Se encuentra más cansado de lo habitual.
- Tiene sentimientos de que “nadie le quiere”, “no sirve para nada”, o bien “todo es por su culpa”.
- Le cuesta más concentrarse, se le olvidan las cosas con facilidad.
- Presenta encopresis o enuresis secundaria.
- Muestra aislamiento, retraimiento o inhibición.
- Disminuye su rendimiento académico.
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¿CÓMO TRABAJAMOS?
En primer lugar, se lleva a cabo una evaluación psicológica del caso mediante distintos instrumentos (entrevistas, tests y cuestionaros estandarizados, observación clínica, etc.) para poder establecer el diagnóstico para, posteriormente, establecer los objetivos personalizados que se pretenden alcanzar con la intervención.
Con la terapia individual, basada en técnicas cognitivo conductuales, entre otras, se ayuda al niño a aprender habilidades para reconocer y moderar sus pensamientos, emociones y comportamientos, llevando a mejorar su estado de ánimo. Del mismo modo, se trabaja para potenciar sus habilidades sociales, de forma que se puedan favorecer sus relaciones interpersonales y sean satisfactorias, así como las habilidades de resolución de problemas para afrontar los problemas cotidianos, ayudándole a procesar la información de una forma más adaptativa
La intervención familiar orienta a los padres y/o otros cuidadores para que puedan ayudar al niño a mejorar su autoconcepto y autoestima, darle apoyo y tranquilidad y estimularlo ante sus actividades diarias, favoreciendo el empoderamiento.
Se llevan a cabo coordinaciones con la escuela en el caso que sea necesario según la problemática, de manera que se realiza un trabajo conjunto con maestros, profesores y otros profesionales implicados en la tarea educativa del niño, como psicopedagogos, orientadores, profesores de educación especial, etc. Asimismo, también se llevan a cabo coordinaciones con otros profesionales implicados en el bienestar del niño, como pueden ser logopedas, psiquiatras, etc.
En algunos casos es conveniente complementar el tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico. El equipo de psiquiatras del centro trabaja coordinadamente con el equipo de psicólogos para poder hacer una valoración diagnóstica conjunta y alcanzar los objetivos terapéuticos definidos.
El tratamiento pretende mejorar el estado de ánimo del niño y restablecer las posibles afectaciones del trastorno en su vida, como el bajo rendimiento escolar, el aislamiento social o los conflictos familiares consecuentes al trastorno.