¿QUÉ ES EL TEA?
El TEA, siglas de Trastorno del Espectro Autista, es un trastorno del neurodesarrollo con una gran variabilidad, pero en todos los casos caracterizado por déficits persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos, en forma de deficiencias en la reciprocidad socioemocional, en las conductas comunicativas no verbales y en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones sociales, así como en un patrón de comportamiento rígido, restrictivo y repetitivo, tanto a nivel de conductas como de intereses. Se trata de un trastorno crónico con una prevalencia de entre el 1-2%, que genera un gran impacto en la vida del niño que lo padece.
¿Cómo identificar el TEA?
Teniendo en cuenta que se trata de un trastorno muy heterogéneo y con una gran variabilidad en su presentación, algunos de los síntomas y señales que podemos observar en una persona con TEA son:
- Tiene dificultades para iniciar o mantener conversaciones
- Muestra dificultades para compartir afectos o emociones
- Le cuesta adecuar su comportamiento al contexto de forma adecuada
- Realiza conductas y/o movimientos repetitivos
- Lleva a cabo rituales de diferentes tipos
- Su comunicación no verbal se muestra alterada (gestos poco integrados, tono de voz alterado, postura inusual, bajo contacto ocular, etc.)
- Su vocabulario y su lenguaje verbal es repetitivo, idiosincrásico, ecolálico, etc.
- Rigidez e inflexibilidad en su pensamientos y rutinas
- Intereses y gustos muy restringidos y fijos
- Exceso o déficit de sensibilidad a algunos estímulos sensoriales (auditivos, táctiles, visuales, etc.)
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¿CÓMO TRABAJAMOS?
En primer lugar, se lleva a cabo una evaluación psicológica del caso mediante distintos instrumentos (entrevistas, tests y cuestionaros estandarizados, observación clínica, etc.) para poder establecer el diagnóstico para, posteriormente, establecer los objetivos personalizados que se pretenden alcanzar con la intervención.
Se trabaja, en terapia individual con el niño, la identificación, expresión y gestión emocional, así como todo aquello relacionado con las habilidades sociales y la comunicación. Se le entrena mediante el modelaje en conductas adecuadas a nivel social y relacional y se interviene también a nivel conductual para poder modificar los patrones de conducta repetitivos e inflexibles que generen interferencia en el día a día del niño. También se lleva a cabo trabajo en relación a la toma de decisiones, la gestión adecuada de los conflictos y estrategias de autocontrol. Durante todo el proceso, se lleva a cabo un trabajo transversal para fomentar la autonomía y el autoestima.
Se lleva a cabo paralelamente intervención con la familia orientada a formar a los padres en el trastorno, dotándoles de técnicas eficaces para seguir ayudando a su hijo fuera de consulta y dándoles pauta para mejorar aquellos comportamientos más disfuncionales.
Se llevan a cabo coordinaciones con la escuela, de manera que se realiza un trabajo conjunto con maestros, profesores y otros profesionales implicados en la tarea educativa del niño, como psicopedagogos, orientadores, profesores de educación especial, etc. Asimismo, también se llevan a cabo coordinaciones con otros profesionales implicados en el bienestar del niño, como pueden ser logopedas, psiquiatras, etc.
En algunos casos es conveniente complementar el tratamiento psicológico con un tratamiento farmacológico. El equipo de psiquiatras del centro trabaja coordinadamente con el equipo de psicólogos para poder hacer una valoración diagnóstica conjunta y alcanzar los objetivos terapéuticos definidos.
Mejorar la funcionalidad del niño en su día a día, trabajando los síntomas característicos del trastorno, para que el niño tenga la mayor autonomía posible y los mayores recursos para funcionar de forma adecuada en su entorno familiar, escolar y social.