El trabajo relacionado con el autoconocimiento y la autoexpresión emocional es más costoso cuando se trata de emociones incómodas, muchas veces catalogadas como “negativas”. La frustración es un claro ejemplo.
En realidad, todas las emociones tienen una función y una razón de ser. Todas forman parte del conocimiento humano. Dicho conocimiento implica entrar en contacto con ellas y experimentarlas.
Esta semana, el equipo del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRIA MENSALUS, nos presenta las técnicas de externalización como una herramienta psicoterapéutica para trabajar emociones como la frustración y aumentar la tolerancia a su aparición.
¿Baja tolerancia a la frustración?
Actuar con el “piloto automático” sin entrar en contacto con la frustración puede ser uno de los motivos por los cuales manifestemos una baja tolerancia a su aparición.
El modo de “piloto automático” nos ayuda a pasar por alto ciertas sensaciones desagradables pero, al mismo tiempo, omite información necesaria para buscar estrategias y recursos que nos ayuden a hacer frente a la situación/es donde se origina y retroalimenta.
Técnicas para superar la frustración
Un conocimiento práctico y real de la frustración implica permitir que nos afecte y entender cómo reaccionamos cuando aparece. De hecho, la evitación mantenida puede crear pensamientos negativos que, aún más, aumenten la baja tolerancia a la frustración.
Por este motivo, “conversar” con una emoción como la frustración por medio de un ejercicio de externalización nos ofrece respuestas sobre cómo actuar cuando aparezca la situación/conflicto.
Los ejercicios de externalización basados en el entrenamiento de la Inteligencia Emocional buscan especialmente representar de un modo sensorial, gráfico y/o visual aquella información que hace referencia a nuestro estado emocional con el fin de obtener información útil que aumente el autoconocimiento, la autoexpresión y el autocontrol emocional, y desbloquee una situación. Esto lo consiguen a través de evidenciar:
- La función del sentimiento (ej.: frustración).
- Mecanismos que en un momento resultaron de ayuda pero, en el momento actual, ya no resultan de utilidad.
- La existencia de pensamientos destructivos.
- La existencia de zonas de confort poco funcionales y limitantes.
- La falta de visión objetiva.
- La ausencia de información que explique la realidad (por ejemplo, aspectos positivos que no se tienen en cuenta).
- La presencia de totalismos (siempre, nunca, todo, nada, etc).
- Excepciones (cuando sí ocurre…).
- La existencia de otras emociones o síntomas asociados.
Frases para superar la frustración
Este tipo de técnicas ayudan a aflorar información útil para el paciente que, posteriormente, se traducirá en frases o lemas que faciliten la tolerancia a la frustración. De este modo conseguiremos simplificar significados complejos en mensajes rápidos y sencillos de recordar.
Las frases o lemas de vida surgen tras trabajar 4 habilidades básicas:
- El autoconocimiento: los ejercicios facilitan la introspección a través de preguntas guiadas y el diálogo en tercera persona.
- La autoexpresión: la descripción de sensaciones y la materialización de elementos abstractos (como el malestar o la angustia) promueven la expresión de información relacionada con la frustración como:
- Situaciones relacionadas con su aparición.
- Pensamientos asociados (miedos, resistencias, elementos retroalimentadores, necesidades, deseos, etc).
- Sentimientos vinculados.
- El autocontrol: la obtención de información útil (hasta el momento no considerada por el paciente) dota de seguridad y sensación de manejo ante nuevas situaciones en las que la frustración aparezca.
- Automotivación: el aumento del autocontrol anima al paciente a salir de zonas de confort y experimentar nuevos retos.
La tolerancia a la frustración es el resultado del conocimiento, contacto y comprensión de la emoción.