A partir de cierta edad es habitual escuchar: “cada vez me cuesta más conocer gente y hacer nuevas amistades”. Si a ello le sumamos el haber pasado por una separación de pareja, posiblemente, la cosa se complica.
La separación rompe con algunos círculos conocidos y genera una reorganización a muchos niveles, entre ellos el social. Esta reorganización obliga al individuo a adaptarse a los cambios, moverse de zonas confortables, y ocupar nuevos tiempos (“Todos los domingos comíamos en casa de sus padres”; “Los viernes salíamos con otro matrimonio a tomar unas cañas”; “Los veranos los pasábamos con su hermano en un apartamento”, etc).
En la siguiente entrevista, Marilén Barceló, Dra. En Psicología colaboradora del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre aquellos elementos que, llegada cierta edad y experiencias de vida (como una separación) limitan el conocer gente nueva, y nos ofrece algunas pautas al respecto.
¿Tras una separación es fácil conocer gente nueva?
Tras una separación, una vez superado el proceso de duelo, conocer gente resulta una idea atractiva. El problema aparece cuando se despiertan dudas del tipo:
“¿Dónde voy a conocer gente?”
“¿Seré capaz de relacionarme y entablar una amistad?”
“La gente ya se conoce, no sé si me sentiré cómodo” (Ej. en un grupo ya creado)
“¿Qué entenderá el otro/a si me acerco?”
Estas dudas, en ocasiones, terminan alejándonos de nuevos círculos sociales y nos impiden vivir contextos y experiencias por miedo al “¿qué pensarán los demás?” y “¿me sentiré bien?”.
Por supuesto, entendemos que no es tan fácil conocer gente a partir, por ejemplo, de los 40, que en el instituto o en la universidad. Etapas más espontáneas donde no existen obligaciones familiares y laborales, promueven el quedar, salir, realizar actividades de grupo, etc.
Por este mismo motivo, llega un punto en el que uno se plantea: “¿podré conocer a alguien fuera de mi rutina diaria?”. La carga de trabajo y el poco tiempo no lo facilitan, pero tampoco lo imposibilitan. Los únicos que ponemos realmente un límite somos nosotros.
¿Y qué podemos hacer para no ponernos límites?
Para empezar:
- Focalizar la atención y la energía en el objetivo de conocer gente nueva.
- Disfrutar de alguna actividad que nos ayude a desconectar de las responsabilidades diarias.
- E incluso, atrevernos con algo que hasta el momento no hayamos intentado (“Me encantaría aprender teatro pero nunca lo he hecho”).
En ocasiones no nos planteamos ciertos contextos que nos llaman la atención por miedo a no desenvolvernos bien o no ser suficientemente buenos.
Así pues se trata de no etiquetarnos con un “no puedo” o un “será muy difícil” antes de empezar, y conectar con las ganas de disfrutar y vivir la experiencia. Reservar un espacio personal para llevar a cabo una actividad que nos satisfaga puede ir acompañado de ampliar el abanico de amistades y, por qué no, la posibilidad de conocer alguien especial con quien compartir inquietudes.
¿El hecho de apuntarse a una actividad para conocer gente puede entenderse como una manera forzada de sociabilizarse?
Es cierto que algunas personas asocian el hecho de apuntarse a una actividad con un modo poco natural de conocer gente. Este tipo de prejuicios sobre la búsqueda de amistades, naturalmente, no ayudan.
En realidad, animarse a probar nuevos ámbitos asociados a algún fin (actividad concreta) facilita entrar en un contexto que concuerde con nuestros gustos y valores.
Actividades relacionadas con la naturaleza para aquellos que les gusta la montaña, aventura para los más atrevidos, música para los románticos, artes plásticas o culinarias para los creativos, náutica para los amantes del mar, etc., son algunos ejemplos. Además, el hecho de buscar una actividad concreta también permite elegir dónde (me interesa conocer gente en el centro cívico de mi barrio, entrar en un grupo relacionado con una fundación u ONG, un club, etc.).
El ser humano puede caminar hacia todas las direcciones, si algo no le gusta, no cubre sus necesidades, no se ajusta a su vida, puede cambiar. Por este motivo, se trata de elegir y probar y, porqué no, volver a elegir.
Así pues, observamos como distintos miedos pueden limitar seriamente el hecho de abrirse a nuevos contextos. ¿Qué sucede cuando justamente alguien ha salido de una relación?
El hecho de estar en pareja, tal y como anunciábamos, cierra un círculo de relaciones familiares y sociales. Aquella persona que se separa vuelve a construir parte de su rutina, de algún modo, vuelve a hacer cosas que habían quedado “cerradas” en etapas anteriores.
La vida es un conjunto de etapas. Conforme dichas etapas pasan, quedan almacenadas (imaginemos que se trata de cajas). En ocasiones, volver a abrir una caja resulta costoso por la “falta de práctica” o por sentir que eso forma parte del pasado. Aún así, la realidad nos dice que la vida no cierra cajas permanentemente, sino que nos ofrece la posibilidad de moverlas, abrirlas, y curiosearlas según las necesidades del momento.
Volviendo al tema que hoy protagoniza esta entrevista, una persona que ha pasado por un proceso de separación puede reabrir cajas que habían quedado incluso “selladas”, y retomar recursos (por ejemplo, la capacidad por divertirse, la frescura, el coqueteo, el interés por nuevas aventuras, etc). Esto le permite recuperar la ilusión y las ganas por descubrir un nuevo camino.
A nivel psicoterapéutico, ¿qué pautas pueden servir de ayuda?
Desde psicoterapia siempre recomendamos tener presente un “plan de actuación”. En este caso, recomendamos seguir unas pautas que faciliten vivir un nuevo ciclo retomando recursos del pasado.
Para que resulten útiles de cara al lector podríamos resumirlas del siguiente modo:
- Revisar aquellas cosas que hacía en un pasado y he dejado de hacer.
- Buscar el motivo por el cual lo dejé de hacer.
- Plantearme: ¿me gustaría volverlo a hacer?
- Reflexionar sobre los miedos y expectativas (anotarlos en un papel).
- Si me decido por un sí: ¿dónde deseo llevar a cabo dicho objetivo?
- Y, ¿cómo lo encajo dentro de mi vida? (buscar el cuándo).
Por último, recordar un mensaje muy claro: cada uno de nosotros merece disfrutar de su espacio personal. Hacer explícito este derecho pone de manifiesto la necesidad de buscarlo.
Muchas gracias Marilén.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.