«Estoy estresado en el trabajo», «Qué estrés hemos tenido hoy en la oficina», «Estamos sometidos a mucho estrés», «Hoy no hemos parado ¡qué estrés!», son frases que estamos acostumbrados a escuchar dentro del mundo laboral. Todos podemos vivir temporadas de más estrés físico y emocional en el trabajo.
Pero, ¿qué sucede cuando este estrés se mantiene en el tiempo y se apodera del resto de energía vital?
“El Burnout es la sensación de agotamiento, decepción y pérdida de interés por la actividad laboral que surge especialmente en aquellos que se dedican a profesiones de servicios como consecuencia del contacto diario con su trabajo”. (Gil-Monte, 1991).
En la siguiente entrevista, Albert Soldevilla, psicólogo colaborador del INSTITUT D’ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, nos habla sobre el Síndrome del Burn out y sus consecuencias.
¿Qué caracteriza al síndrome del Burn out?
El Síndrome del Burn out (trabajador quemado) es una respuesta al estrés que provocan multitud de factores emocionales e interpersonales presentes en el entorno laboral. Esta respuesta es la exteriorización de un sufrimiento prolongado en el tiempo y que finalmente sale a la luz acompañado de toda una sintomatología característica.
Más concretamente, entre los principales síntomas del Burn out encontramos el agotamiento emocional y mental, la despersonalización, la falta de realización personal, la negación de la realidad, así como síntomas físicos que evidencian un malestar general en el individuo.
El síndrome del Burn out en un principio puede confundirse con simple cansancio, mal humor o falta de motivación, pero pasadas las semanas, sobretodo aquellos que rodean al afectado, pueden evidenciar que algo mucho más complejo ha cambiado. La respuesta prolongada al estrés laboral se apodera de la energía vital del individuo y, con ello, de sus estrategias funcionales de gestión y afrontamiento de la situación.
¿A qué te refieres con agotamiento emocional?
Cuando los pacientes que sufren Burn out manifiestan agotamiento emocional lo describen como una sensación de no poder dar más de sí mismos a los demás. A este agotamiento emocional le acompaña la “pérdida” (entrecomillamos pérdida porque se trata de una sensación) de aquellos recursos personales que facilitan la correcta gestión emocional. Cuando esta correcta gestión no aparece, el individuo puede llegar a sufrir un proceso de despersonalización. La persona desarrolla pensamientos y actitudes negativas entorno a los demás, llegando incluso a adoptar un tono insensible y cínico. En muchas ocasiones el afectado responde mal y genera conflictos innecesarios con otros compañeros y/o usuarios. Estar a la defensiva se convierte en un estado más que en un episodio aislado.
¿Esta actitud defensiva puede trasladarse a otros contextos?
Efectivamente. Este tipo de actitudes pueden trasladarse a otros contextos y provocar serios problemas a nivel relacional. En algunos casos la persona se mantiene más pasiva en el trabajo y es en casa cuando muestra una actitud agresiva. Comentarios fuera de lugar, falta de objetividad o respuestas intolerantes son elementos que protagonizan escenas familiares cargadas de tensión emocional.
El Síndrome del trabajador quemado muestra aquella cara más exhausta de la persona. Tal y como anunciábamos, la falta de energía vital es la que termina por privarle de todas aquellas herramientas que le permiten gestionar la frustración, la paciencia o emociones básicas como la rabia y la tristeza entre otros.
Y el agotamiento mental, ¿cómo se manifiesta?
A nivel de capacidades pueden verse mermadas la concentración y la atención. Es posible que la persona se sienta menos ágil y necesite el doble de tiempo para finalizar una tarea. A medida que pasan los meses el autoconcepto del individuo se carga de elementos negativos que destruyen su autoestima.
Por supuesto, si la persona no cree en sus capacidades, a nivel emocional, se convierte en alguien “poco útil”. De este modo es complicado que saque las fuerzas necesarias para realizar cambios en su vida, por ello es tan importante que el entorno le apoye y anime a hacerlo.
Tenemos que pensar que el individuo pierde la ilusión por trabajar. Las jornadas se convierten en interminables. La desmotivación en el Burn out es máxima.
¿Qué otro tipo de sintomatología puede aparecer?
A nivel físico es frecuente la aparición de contracturas y dolores musculares y articulares como resultado de la tensión generalizada. También pueden aparecer otras alteraciones psicosomáticas, el cuerpo muchas veces expresa aquello que la conciencia no puede. Algunos ejemplos de psicosomatizaciones son los problemas gastrointestinales (ej.: estreñimiento), las enfermedades cardiovasculares, las afectaciones de la piel (ej.: picores o eccemas), y las cefaleas.
Por otro lado, el elevado nivel de ansiedad que aparece en el síndrome del Burn out puede originar desórdenes a nivel alimentario (ej.: atracones), disminuir el apetito sexual y/o producir insomnio u otros problemas del sueño (ej.: despertares nocturnos).
Dado que la persona está sometida a un alto nivel de estrés y ansiedad, ¿el consumo de alcohol y otras sustancias está asociado al Síndrome del Burn out?
Sí, está asociado. La ansiedad que produce el estar sometido a agentes estresantes a lo largo del tiempo y que, progresivamente, merman las capacidades del individuo, hacen que la persona se vea en un túnel sin salida. Las sustancias funcionan como vía de escape (el alcohol es la más habitual y aceptada socialmente) o como “recurso” para aumentar el rendimiento (consumo de estimulantes).
En el caso del alcohol, los familiares describen como el paciente, en un inicio, empieza tomando una o dos cervezas al llegar a casa para “relajarse” y, sin darse cuenta, el alcohol termina por acompañar todas las comidas, cafés y momentos de descanso. Es difícil que la persona afectada acepte que existe un problema, por ello el contexto familiar juega un papel fundamental en el tratamiento. Además, la irritabilidad y la hostilidad aumentan con el consumo, hecho que dificulta la accesibilidad y comunicación con el afectado.
Actuar de un modo precoz permite que el pronóstico del Síndrome del Burn out (y con ello su sintomatología asociada) no empeore. El trabajo psicoterapéutico acerca nuevamente a la persona las herramientas necesarias para reordenar su vida y recuperar la motivación para dibujar un nuevo futuro laboral. Así mismo, el trabajo sistémico ofrece las pautas necesarias a todos aquellos familiares que viven diariamente el malestar del paciente.
Muchas gracias Albert.
Entrevista realizada por Mª Teresa Mata.